Adelheid L Probable ECM
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Descripción de la experiencia:
El 3 de abril de 1970 tenía un día libre, cuando de repente una voz interior me dijo: '¡Ve al médico hoy, de inmediato!' Le pregunté: '¿Por qué? No me duele nada' "Hoy, de inmediato" fue la respuesta. En tres consultas me rechazaron porque no tenía cita. En la cuarta, un consultorio privado, me rechazaron también por la misma razón. Con lágrimas, pedí cortésmente decirle a la Doctora que tenía necesidad de hacerme un chequeo ya mismo. La enfermera fue y regresó con la respuesta de que me sentara en la sala de espera, que por cierto estaba llena de mujeres embarazadas. Me llamaron rápidamente y seguí a la enfermera hasta el consultorio, dónde la médica me preguntó: '¿Por qué insistió en que la revisáramos hoy?' No podía decirle que una voz interior me había impulsado a hacerlo; probablemente me diría que era algo tan alocado o extraño, que nunca lo había escuchado antes, así que me enviaría lejos de allí. Por tanto respondí: 'Porque no podía ver a un ginecólogo ningún otro día'. Mientras miraba dentro de mi interior, llamó a la enfermera y le dijo con voz de preocupación, ‘mira aquí, ¡mira bien!’ Tras esto, también yo quise saber lo que veían, pero ella se mantuvo callada y me trasladó urgentemente a un hospital. Allí se realizaron muchas pruebas, para las que no estaba preparada, pensando que era una pequeña dolencia. Tres días después se requirió una pequeña operación. Una vez en el quirófano, la enfermera me inyectó la anestesia y me dijo: 'Pronto estarás durmiendo'. Pero no me dormí, así que tuvieron que darme éter. Pero el olor del éter era tan abyecto que no quise respirarlo, y aparté la cabeza de la máscara hasta...
Después de tres o cuatro semanas los resultados fueron listos. El doctor me dijo con calma y serenidad: '¿Todavía quieres tener más hijos?' 'No' dije, uno es suficiente’. ¡Entonces te lo digo: tienes cáncer! Tienes la boca del útero enormemente inflamada’. '¡No puedo creerle, doctor! ¡Soy todavía muy joven!’ 'La enfermedad no se detiene frente a ninguna edad', respondió. De repente fue como si un bloque de cemento me cayera encima, aplastándome contra el suelo, y dije: 'Tengo una niña pequeña, ¿qué va a ser de ella, cuando me esté muriendo, doctor?' Estaba hecha añicos y le culpaba a él de que estuviese muriéndome. 'Si haces lo que te digo, volverás a ver a tu hijo', dijo. "Pero, doctor, no tengo dolor alguno, excepto cuando hago sexo. Aunque cuando empujo, pierdo un poco de sangre". "Si tuvieras dolor, sería demasiado tarde ya", dijo en voz baja. '¿Qué?' ‘Si no hubiera escuchado a mi voz interior, habría llegado demasiado tarde’, reverberó en mi interior. Antes de la gran operación me dieron los medicamentos habituales, pero no caí dormida, por lo que, en el quirófano, el cirujano en el preguntó: '¿Por no está dormida esa Mujer?'. "Lo estará pronto", dijo una enfermera. Las agujas del gran reloj de la estación marcaban las 7 y 10 y el sol brillaba en la habitación. Durante la operación me desperté con un dolor insoportable. Era tan fuerte como si diez cuchillos afilados me cortaran una y otra vez el vientre. Mis brazos estaban sujetos a un marco con correas de cuero y hebillas, y pude arrancar mi brazo izquierdo de la fijación y tocar el punto de corte en mi cuerpo. El cirujano, que estaba frente a mí, dijo: '¡Todavía no he acabado! ¡Quita la mano de ahí!’ En ese momento, el anestesista me introdujo un tubo en la garganta, que casi me hace vomitar.
De repente, me vi recostada sobre el regazo de un joven que me dijo: "No temas, aquí estás a salvo". Ya no tenía dolor, ni miedo. Había mucho silencio a nuestro alrededor, hasta que por el lado izquierdo pasaron pequeñas cintas con la boca abierta, y entonces una boca se volvió hacia mí y sonrió como si me hubiese reconocido (Nota del Traductor: esto viene así en el original). Cuando el joven y yo nos quedamos solos de nuevo, el sol brillaba por el lado derecho. Aparte de eso, todo estaba oscuro a nuestro alrededor. Entonces quise saber quién era ese joven. Cuando volví la cabeza, vi que tenía el pelo oscuro, pero no pude reconocer su rostro. Parecía como el rostro de una momia. Mis brazos descansaban sobre sus piernas desnudas, que eran las de una persona joven, con poco vello. Aquí, en su regazo, me sentí maravillosamente, feliz y contenta. Decidí quedarme allí pero, cuando quise darme cuenta, estaba mirando desde arriba en diagonal, hacia una habitación con luz blanca, donde un Hombre vestido con ropa blanca y con un gorro negro, le pegaba fuertemente en la cara a una persona, por lo que el cabello de la persona golpeada caía hacia atrás. En ese momento me reconocí como la persona en la cama, a la que golpeaban. Y pensé: '¿Existo doble?' ¿Estoy en la cama y a la vez en el regazo del joven?’ Una y otra vez el Hombre me pegaba en la cara y me gritaba: '¡Despierte! ¡Señora, despierte! ¡Regrese!' Lo escuchaba mientras me llamaba, pero no podía responder. '¡Regrese! ¡Vuelva, señora! ¡Regrese!' Y siguió pegándome en la cara. Esto continuó así un poco tiempo. Pero yo me sentía increíblemente bien, en el regazo de aquel joven, y estaba increíblemente feliz. Aquella armonía, aquel silencio, era lo que siempre había estado buscando y ahora finalmente lo había conseguido. ‘Me quedo aquí’, pensé. ‘Es aquí a donde pertenezco’. Y seguí escuchando que me llamaban por mi nombre, mientras aquel Hombre seguía pegándome en la cara. Entonces el joven, en cuyo regazo estaba acostado, me dijo muy suavemente: "¡Ve!" Y al siguiente golpe y llamada del Hombre vestido de blanco, dije '¡Sí!'. '¡Está aquí! ¡Ha vuelto!' gritó el Hombre con voz aliviada.
Después de tres días me desperté con un dolor insoportable, y cuando abrí un poco los ojos y vi dónde estaba, los volví a cerrar rápidamente y me pregunté. ¿Dónde está el joven en cuyo regazo estaba yo? No quiero quedarme aquí. No pertenezco aquí. Entonces la enfermera me puso una inyección y me dijo: 'Es la última inyección para el dolor que te ponemos'. '¿Por qué hermana?' Esto es morfina y no debes acostumbrarte. Cuando dije, '¿por qué hermana?', me dolía toda la mandíbula. ‘¡Hermana, me duele toda la mandíbula!’, dije. 'Pero no te hicieron nada, para que duela, tal vez te duela una muela'. 'No, me duele toda la mandíbula'. Ella no sabía que alguien me había pegado muy fuerte en la cara. Después de aquello, la mandíbula siguió causándome problemas durante décadas. Cuando me pidieron que me pusiera de pie, con la ayuda de una enfermera, caí al suelo. La circulación no podía seguir el ritmo. Posteriormente me quitaron las grapas del abdomen, y entonces vi que, del lugar donde me había tocado con la mano, durante la operación, salía una secreción abundante, cuando me quitaron la grapa. El médico no pudo detener la secreción, y la tuve durante un año, antes de que sanara por completo. Después de una radiografía de los riñones me dio fiebre alta, por encima de los 40 grados. Deliraba y me sentía apática. Los médicos no podían explicarse de dónde venía esa fiebre, hasta que descubrieron el agente de contraste que habían usado para hacerme la radiografía del riñón. Hasta la medianoche, cada hora, me pusieron una inyección contra la fiebre. Tres semanas después, el Hombre vestido de blanco con el gorro negro, entró a la habitación para preparar a un paciente para una operación, y allí mismo lo reconocí: era el Hombre que me había estado dando golpes en la cara. Le pregunté: 'Doctor, ¿es cierto lo que sentí durante la operación?' 'Sí', dijo y agregó, 'Si quiere quejarse, quéjese a mi jefe'. No se trataba de quejarme, y le agradecí su sinceridad. A los rayos de Cobalto, los llamé rayos de Satanás, ya que fueron mucho peores de soportar que todo lo que había soportado hasta entonces. No digería la comida y tenía diarrea. No comía y solo quería morir y volver a estar con ese joven. Un día que pensé mucho en mi hijo, él me preguntó: 'Mami, ¿cuándo vuelves a casa? ¡Te necesito!' A partir de ese día las cosas empezaron a mejorar y deseé poder estar con él para su cuarto cumpleaños. Finalmente lo logré, y fui con mi hijo, y lo acompañé cuando fue a la escuela y luego lo acompañé más allá de la escuela… y así hasta el día de hoy.
Información previa:
Sexo: Mujer
Fecha en que ocurrió la ECM: April 1970
¿En el momento de su experiencia, existía alguna circunstancia que amenazara su vida? No. Enfermedad. Relacionada con una operación, mientras se le ponía anestesia general
Elementos de la ECM:
¿Cómo considera el contenido de su experiencia? Enteramente agradable.
¿Se sintió separado de su cuerpo? Claramente abandoné mi cuerpo y existí fuera de él
¿Cómo compararía su máximo nivel de consciencia y alerta durante la experiencia con su consciencia y alerta normal de todos los días? La consciencia y alerta eran igual de normales que lo habitual.
¿En qué momento de la experiencia estuvo en su máximo nivel de consciencia y alerta? A partir del momento en que estaba en el regazo del joven.
¿Sus pensamientos estaban acelerados? No
¿El tiempo pareció acelerarse o ralentizarse? No
¿Sus sentidos eran Más intensos que de costumbre? No
Compare por favor su visión durante la experiencia con su visión cotidiana que tenía inmediatamente antes del momento de la experiencia. Había una diferencia. Durante la experiencia, todo fue más agradable, calmado, más tranquilo y, especialmente, más armonioso. La vista antes de la aparición, en la rutina diaria, era ruidosa, frenética, envidiosa y de lucha; por ello, no quería regresar.
Compare por favor su audición durante la experiencia con su audición cotidiana que tenía inmediatamente antes del momento de la experiencia. La audición era la misma; no había diferencia con la audición normal diaria.
¿Le pareció ser Consciente de cosas que ocurrían en otro lugar, como si se tratase de percepción extra sensorial (ESP)? No
¿Pasó hacia o a través de un túnel? No
¿Encontró o llegó a ser Consciente de algún ser difunto (o todavía vivo)? Si. De niña, supe por mi madre, que su padre murió aplastado entre dos vagones, mientras trabajaba, a los 36 años. En ese momento, ella tenía dos años de edad. Siendo joven, yo tenía miedo cuando pasaba bajo los puentes de ferrocarril, con tráfico, mientras pensaba en mi abuelo, el que murió. Cuando murió mi esposo, tuve durante un tiempo, algunas experiencias misteriosas, y me zambullí en la ciencia de frontera, donde también yo me hice consciente de que había experimentado una experiencia próxima a la muerte. Visualicé a mi abuelo y ¡oh sorpresa!, en una centésima de segundo él apareció delante de mí, pero en forma de luz sombría. Ahora tuve la prueba de que había estado en su regazo durante mi experiencia próxima a la muerte. Él sabía que yo era la persona que le reconectaría de nuevo con su esposa. Así sucedió. Acepté a mi abuelo tal y como fue y lo reconecté de nuevo con su esposa. Hasta la reconexión con su esposa, la energía de consciencia de mi abuelo, estuvo junto a mí y esperó hasta que yo avancé lo suficiente, de modo que pude reconectarle de nuevo con su esposa. Durante mi experiencia próxima a la muerte, él supo que yo tenía un niño pequeño que me necesitaba, y por tanto me envió de vuelta a la tierra.
¿Vio, o se sintió envuelto por, una luz brillante? No
¿Vio una luz sobrenatural? No
¿Le pareció entrar a algún otro mundo sobrenatural? Un reino claramente místico o sobrenatural
¿Qué emociones sintió durante la experiencia? No puedo describirlas en absoluto, porque fueron tan maravillosas y silenciosas, que no existe nada igual en la tierra.
¿Tuvo una sensación de paz o de agrado? Increíble paz o agrado
¿Tuvo una sensación de alegría? Increíble alegría
¿Sintió una sensación de armonía o unidad con el Universo? Ya no me sentía en conflicto con la Naturaleza
¿Le pareció de repente entenderlo todo? No
¿Volvieron a usted escenas de su pasado? No
¿Vinieron a usted escenas del futuro? No
¿Alcanzó un límite o una estructura física limitante? No
Dios, espiritualidad y religión:
¿Qué importancia le daba a su vida religiosa / espiritual antes de su experiencia? Incierto
¿Han cambiado sus prácticas religiosas desde su experiencia? Si. No de forma inmediata, pero cuando se me confrontó con la muerte de mi esposo, se me hizo recordar mi experiencia cercana a la muerte. Cuando él estaba intoxicado por la morfina, le dije ‘Pronto dejarás de tener necesidad de este veneno’ En el otro mundo no hay dolor. Además, ese mundo es mucho más bonito que este de aquí. Entonces me quejé a él, ‘¿Por qué me dejas sola?’ Entonces su energía de consciencia cruzó dentro de la mía, y la estuve llevando durante medio año, hasta que cumplí el último de los deseos que me había estado revelando. Hoy sé que es la ‘energía de consciencia’, o el ‘yo que conoce’, la que deja el cuerpo antes de que la persona muere, y la biomasa permanece. Pero en aquel momento no lo sabía, hasta que empecé con la ciencia de frontera. Esto no es religioso, no estoy haciendo nada de eso, pero acepto el mundo espiritual. En mis ojos, la iglesia es demasiado sucia, no la necesito. He creado mi propio mundo que es la visión espiritual del mundo, y eso está muy bien.
¿Cuál es su religión ahora? Atea no afiliada.
¿Su experiencia incluyó características concordantes con sus creencias terrenales? Contenido que era totalmente concordante con las creencias que tenía en el momento de la experiencia
¿Ha tenido un cambio en sus valores y creencias debido a su experiencia? No
¿Vio usted espíritus fallecidos o religiosos? No
¿Se encontró o tomó consciencia de cualesquiera seres que vivieron previamente en la Tierra y que son descritos por su nombre en las religiones (como por ejemplo: Jesús, Muhammad. Buddha, etc.)? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre la existencia pre mortal? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre conexión universal o unidad? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre la existencia de Dios? No
Con respecto a nuestras vidas terrenales aparte de la religión:
¿Obtuvo durante su experiencia conocimiento o información especial sobre su finalidad? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre el sentido de la vida? No
¿Cree en la vida después de la muerte después de su experiencia? Incierto No. Vea la narración.
¿Obtuvo información sobre cómo vivir nuestras vidas? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre dificultades de la vida, desafíos y adversidades? No
¿Obtuvo durante su experiencia información sobre el amor? No
¿Qué cambios de vida ocurrieron en su vida después de la experiencia? Incierto. Después de la muerte de mi esposo, yo tenía 49 años, y recordaba mi experiencia cercana a la muerte, pero nunca hablé con él sobre eso. Pero cuando tuve las misteriosas experiencias con su energía de consciencia, la visión espiritual se volvió Muy importante para mí. Aprendí todo aquello en lo que pude poner mis manos, aunque nunca pude conseguir demasiado. En mi profesión, sentía con las personas enfermas. En mi tiempo libre, trataba con el conocimiento espiritual, traté muchos métodos conmigo misma, y leía libros los fines de semana, a tiempo completo. Mi cerebro y yo siempre querían estar ocupados. Hasta que sobrevino el gran batacazo, que entró poco a poco dentro de mi cuerpo. Mi energía de consciencia, o mi voz interior, de vez en cuando daba señales y señales, pero yo las ignoré. Después de esto, mi energía vital se retiró. No más apuestas. Mi energía vital se derrumbó, hasta que me quedé como una niña de 6 años. Levantarme de la cama era posible solo con mucho esfuerzo. Pero no hablé con nadie sobre esto, y nadie se dio cuenta, pues me comportaba de forma normal, agradable, educada y amable con los demás. Iba bien arreglada, hasta que dejé mi vida laboral voluntariamente. Sin médicos, ni medicinas, me traté a mí misma con métodos y técnicas de conocimiento espiritual. Después de dos años, me recuperé de modo, que pude aventurarme de nuevo entre las personas. Durante ese tiempo, me había separado de mis compañeros de trabajo, familiares y amigos, y me había encerrado en mi casa. De nuevo, volví a aprender de los libros, visité seminarios y me ocupé de mí misma. En una casa funeraria, me metí dentro de un ataúd para sentir lo mismo que sentí durante mi experiencia cercana a la muerte. Concretamente, el silencio, la quietud, la luz y la Felicidad. Lo sentí. En los dos años de retiro, mi cuerpo experimentó muchas cosas positivas. Morir se fue escurriendo en mis antecedentes, pero mantuve el retiro hasta hoy. Hoy, ya en la vejez, estoy en trato con el último conocimiento científico que reconoce que hay vida después de la muerte. Esto, puedo confirmarlo. Este mundo es mi mundo, armonioso, lleno de paz y silencio, sin luchas ni máscaras. Soy feliz, tengo salud y soy libre. Hablo a mi consciencia, a mi corazón y estoy agradecida de que me dieran un día bueno, y muchas más cosas.
¿Han cambiado sus relaciones específicamente debido a su experiencia? No
Después de la ECM:
¿Fue la experiencia difícil de explicar en palabras? No
¿Con qué precisión recuerda la experiencia en comparación con otros acontecimientos de la vida que ocurrieron en la época de la experiencia? No sé cómo mi recuerdo de la experiencia se compara con el recuerdo de otros acontecimientos de la vida que ocurrieron en la época de la experiencia. Tuve permanentemente problemas con la familia de mi esposo, hasta el punto de que quisieron quitarme a mi hijo, porque en su opinión yo no tenía ni idea de cómo educarlo. Cuando, después de tres meses, finalmente pude dejar el hospital y volver con mi familia, mi esposo ya no quiso seguir conmigo más, encontró una amante y quería marcharse con el niño. Para mí empezó otra batalla. Quería ser positiva con todo el mundo, pero los demás me rechazaban, y me condenaban, sin que yo hiciera daño a nadie. Quería reconciliarme con mi familia, ya que veía signos positivos en ellos. Con mi esposo, estaba convencida de que podría traerlo de vuelta a mí, pero con mis familiares no.
¿Ha tenido tras la experiencia dones psíquicos, no ordinarios u otros dones especiales que no tuviera antes de la experiencia? Si. Bueno, no lo pongo necesariamente como consecuencia de la experiencia, sino que están ahí, simplemente. Cuando le digo a mi consciencia, por la noche, antes de ir a la cama, que me despierte a las 7 am, estoy despierta cinco minutos después de las siete. O bien siento que alguien está muriendo. Un ejemplo: tengo pocos contactos con los inquilinos de la casa, pero siempre soy amable y amigable con ellos. Un día, el inquilino que vive encima de mi casa, me paró por la calle y me dijo, ‘No creo que vaya a seguir en la casa’. Quería decir que no quería vivir allí más tiempo. Tenía asma y tenía más de 70 años. Yo le respondí: ‘por favor, piense positivamente y todo irá bien’. Entonces, él se pegó en la frente. Yo le deseé un buen día, y partimos. Una semana después, me fui a la cama sobre las 10.30 pm y mi consciencia me despertó a la 01:00 am, y miré en la habitación encima de la mía. Nunca había estado allí. De repente, estaba en su sala de estar, de pie cerca del aparador, observando al Hombre, que estaba tumbado en el suelo, luchando por respirar. Su esposa estaba en la puerta del dormitorio mirando a su marido. Él dijo, ‘dame la medicina’. Ella fue a la mesilla de noche, la cogió y se la mostró. ‘Esa no es’, dijo él. Ella cogió la correcta, se asomó desde el dormitorio y se la mostró. Pero no hizo ningún movimiento para dársela. Él, una vez más, levantó su cabeza, y entonces la dejó caer en el suelo. Estaba muerto. Un año después de esto, la Mujer se puso enferma y murió poco después. Pero ella no tuvo una muerte tan buena como su esposo; sufrió mucho hasta que su energía consciente la abandonó. Esta es una experiencia, entre muchas.
¿Hay una o más partes de la experiencia que son especialmente significativas o importantes para usted? Antes de que muriera mi madre, vivíamos a unos 300 km de aquí, pero yo sentía su energía más a menudo de lo que quería. Entre ella y yo había como una tira de cuero. Dos días antes de su muerte, vi en una meditación que la sacaban de su casa, en un ataúd. A continuación, llamé a su casa y mi hermano lo confirmó. ‘Mamá ha sido llevada al hospital ayer. No la ha salido en un ataúd de su casa, sino en una camilla’. Pero la muerte llegaría (pronto). Por la noche, oí su voz a través de la banda de cuero. ‘¡Ven a mí! ¡Te lo ordeno!’ Por la mañana fui a verla. La saludé con una caricia en la mano. Ella abrió los ojos y me miró, abrió su boca y la cerró de nuevo. Entonces dejó a la luz, cerrando los ojos, lo que había guardado en secreto hasta entonces. Tras una hora, me despedí de la misma manera que la había saludado. Con esto, un sentimiento me hizo sentir que aquí y ahora era la última vez que la vería y hablaría con ella, estando viva. Le deseé todo el amor y bondad en su viaje a la luz. Entonces la dejé en silencio, tal y como había venido.
¿Ha compartido usted alguna vez esta experiencia con otros? No
¿Tenía usted algún conocimiento de las experiencias cercanas a la muerte (ECM) antes de la experiencia? No
¿Qué pensó sobre la realidad de su experiencia poco tiempo después (días o semanas) de que sucediera? La experiencia fue definitivamente real
¿Qué piensa ahora sobre la realidad de su experiencia? La experiencia fue definitivamente real. La humanidad debería despertar y entender que somos solo migajas, que la energía consciente que realmente nos representa, lo salva todo, el pasado y el presente, y no deberíamos luchar unos con otros más. Para tener experiencias positivas, intercambios positivos, no importa si blancos o negros. Podemos aprender de los demás. Finalmente, orgánicamente somos todos similares, a menudo teniendo las mismas experiencias. No nos tomemos con demasiada seriedad; podemos ser felices también con menos dinero.
¿En cualquier momento de su vida, ha habido alguna vez algo que le haya reproducido parte de la experiencia? Si. La experiencia resuena en mí hasta el día de hoy, pero la visión se ha hecho más sabia y madura.