ECM de Annick
|
Descripción de la experiencia:
Estaba pariendo a mi hija menor. Estaba parcialmente anestesiada pues me estaban
operando en vez de tener un parto normal. Me anestesiaron más de lo necesario
porque la anestesia no hizo efecto inmediatamente. Mi presión arterial bajó y
empecé a sentirme muy enferma. Media hora después, nació mi hija. Pero luego
continuaron. Necesitaba ser esterilizada, porque no podía tener un tercer hijo.
Ya era mi segundo hijo con operación, y los médicos no querían correr el riesgo
de un tercero. Yo seguía consciente. Mientras me esterilizaban, descubrieron que
tenía un tumor canceroso y tuvieron que extirparlo. La anestesia no funcionó
como debía, y mi cuerpo reaccionó al dolor. Mi corazón se paró dos veces. Me
recuperaron inyectándome adrenalina directamente en el corazón. Volví en mí, sin
haber sentido nada extraño por entonces. Tras otras dos horas (tenían muchos
problemas con el tumor canceroso), me sentí mareada. Mi corazón se paró por
tercera vez. Empecé a sentir pequeños “temblores” en mi interior y antes de
darme cuenta, me vi a mí misma tendida en la mesa de operaciones. Pocos segundos
después, vi a los médicos presas del pánico. Uno de ellos gritó que había
perdido demasiada sangre.
De repente, todo lo que veía era luz. No luz brillante, sino suave, reconfortante luz. No sé cómo explicarlo, como suelo decir, era demasiado grande para las palabras: había una paz que vino sobre mí. Descanso, paz en la mayor de sus formas. Sin preocupaciones, sin problemas, sin malos sentimientos, sin negros pensamientos. Solo paz. Más que cuando se está enamorado, más que cuando abrazas a tu bebé por primera vez, más hermoso de lo que nadie pueda imaginar. Solo paz y descanso y felicidad. Nada más. Y vi una mujer. Hermosa, con un largo vestido azul claro. Encantadora. En ese momento, me di cuenta de que estaba muerta, o de cualquier manera fuera de mi cuerpo. Todo lo que podía pensar era: “Bueno, he visto a mi hija. Es grande, es hermosa. Está sana. Ahora me voy a ir. Ella estará bien”. Suena egocéntrico, pero en ese momento no me sentía mal por esto. Extraño. Era feliz, la había visto, eso era todo lo que importaba en ese momento.
Me quedé mirando a la luz, a la mujer. Yo era extremadamente feliz. No tenía un verdadero rostro. Era rubia, con un vestido azul. Sonreía. La suave luz blanca se transformó en un paisaje. Hierba del verde más verde, con rosas rojas, hasta donde podía alcanzar la vista. Sabía que la mujer estaba a mi lado. En realidad no la veía, pero sabía que estaba allí. Era tan hermoso. Lloré de felicidad.
De un momento al otro, sentí como si alguien o algo tirara de mí. El paisaje se desvaneció y yo estaba de regreso en la mesa de operaciones. Suena extraño, pero sentí como si hubiera nacido. El aire llegó a mis pulmones con mucho dolor y yo grité como una posesa. Pocos segundos después me di cuenta de que estaba de regreso y todo lo que hice fue dejarme ir, volver al sitio de donde había venido. Maldije, les grité a los médicos, estaba muy furiosa. (Créanme, normalmente soy una persona muy tranquila). Les pegué, les grité, nada importaba. Quería regresar. Por supuesto, esto no ayudó. Después, oí que me habían declarado muerta pocos minutos antes.
¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.
¿La experiencia fue difícil de expresar con palabras? Sí. Era difícil explicarles a los demás cómo era de hermoso. Antes de este suceso yo ignoraba lo que significaban “paz”, “descanso” y “suerte”. Era y sigue siendo demasiado hermoso para las palabras. Además de eso, mucha gente cree que estás loca si les cuentas una historia como ésa.
¿En el momento de la experiencia, había allí algún suceso que pusiera en peligro su vida? No.
¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Estaba muy consciente. Me di cuenta de que me había ido.
¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? No. Estoy segura al 100% de que no era un sueño. Me vi a mí misma tendida allí. Sabía lo que estaba ocurriendo.
¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí. Sentí temblores, como si tuviera dos cuerpos en vez de uno.
¿Qué emociones sintió usted durante la experiencia? Solo felicidad, paz y descanso.
¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? Sí. Oí un “clik”. Como pequeñas campanillas. Después oí el sonido de un suave viento.
DESCRIPCIÓN DE LUGARES: ¿Reconoció usted lugares familiares o lugares concernientes a enseñanzas religiosas conocidas o bien vio usted lugares poblados de criaturas increíbles o sorprendentes? Duda. No entorno religioso. Solo un paisaje. Hierba, muy verde, con rosas rojas, y la mujer que describí antes.
¿Vio usted una luz? Sí. Cuando me salí de mi cuerpo, la habitación cambió a una suave luz blanca. No brillante como le oí a otra mucha gente.
¿Encontró usted o vio a algún otro ser? Sí. Una mujer rubia alta, vestida con un largo vestido azul. En realidad no tenía una cara, pero yo sabía que estaba sonriendo. En realidad no hablamos, pero ella era la misma paz.
¿Experimentó usted algo mientras estuvo fuera de su cuerpo o en otro estado alterado de consciencia? Sí. Después de esta experiencia, traté de hacer salidas fuera del cuerpo. Intenté visitar a unos pocos amigos. La mayoría de las veces me quedaba dormida mientras lo intentaba, pero a cada tentativa, la gente me decía haber soñado conmigo. Un buen amigo mío me llamó una vez y me dijo: “Puñetas Annick, deja de visitarme en mis sueños”. A veces me acuerdo de las salidas, a veces no.
¿Observó usted u oyó durante su experiencia algo relacionado con personas o acontecimientos que pudiera ser verificado más tarde? Sí. No sé si esto es importante, pero de niña predije que 3 de mis 4 abuelos iban a morir pronto. Lo soñé cuatro noches seguidas. Estaba en lo cierto.
¿Observó cómo funcionaban sus 5 sentidos, y en caso afirmativo, en qué se diferenciaban a como lo hacían normalmente? Duda. Veía mejor, oía mejor.
¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? Sí. Tuve la impresión de haber permanecido allí durante horas, pero me dijeron que me fui tan solo unos siete u ocho minutos.
¿Tuvo usted la sensación de tener acceso a una sabiduría especial, a un orden y / o propósito universal? Duda. Sabía que algo andaba mal con mi marido. Un muy mal sentimiento, al momento de verle con mi hija recién nacida en sus brazos. Yo no sabía cómo o qué, pero sabía que tenía que tener cuidado.
¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.
¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.
¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? No. Solo supe que había regresado, cuando abrí mis ojos en la mesa de operaciones.
¿Como resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Mi conocimiento de las personas aumentó. Siento sus auras, a veces las veo. Poso los ojos en alguien y sé cómo es él o ella, si está enfermo. Más y más, incluso sé lo que va a pasar en el futuro próximo. Cosas simples: respuestas que sé de antemano, solo pequeñas cosas que suceden.
¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Lo primero de todo: ya no le temo más a la muerte. Antes era así. Pero si el morir es así, no hay problema.
¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? Mi vida diaria ha cambiado mucho. Confío más en esa “voz interior”. Respeto más lo que me rodea, pero sobre todo a mí misma. Dejé a mi marido. En el momento en que volví ese día, sabía que algo no iba bien con él. ¿Me dijo la mujer algo que olvidé? ¿Recibí ese sentimiento desde el “más allá”? No lo sé, pero posé mis ojos en él y supe que había algo muy malo. Él estaba allí de pie con nuestra hija en sus brazos y supe que tenía que dejarle. Por lo que empecé a investigar algunas cosas. Para abreviar una larga historia: estaba muy metido en el tráfico de drogas, dejaba a la niña en una guardería sin yo saberlo, tenía deudas por toda la ciudad, sin que yo lo supiera tampoco. Descubrí que llevaba durante años una doble vida. Fue lo suficientemente hábil para ocultármelo. No me preguntéis cómo, pero en el momento en que lo vi allí, en esa habitación con mi hija, lo supe.
¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí. Como dije antes, mi vida personal ha cambiado. Y yo he cambiado. Procuro tener libertad mental: no explico o justifico lo que hago, ni lo que pienso desde luego, siempre y cuando pueda mirarme a mí misma y a los demás directamente a los ojos. Todo el mundo merece respeto, pero si se pierde, se pierde para siempre. Yo digo lo que quiero, hago lo que quiero, y dejé la prisión del matrimonio (en mi caso por supuesto), detrás de mí.
Antes de la experiencia, siempre tenía miedo: de mi marido, mis padres, mi jefe. Insegura de mí misma. Todo ha cambiado. No de un momento a otro, pero ese fue el día en el que empecé a darme cuenta de que tenía que vivir en vez de estar asustada. Disfruta de la vida.
¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Hablé con alguien que desde pequeño tenía salidas fuera del cuerpo. También trató de suicidarse porque afirmaba que se pueden hacer cosas malas durante estos eventos. De cualquier modo, él me creía. Decía que debía tener cuidado con las salidas fuera del cuerpo, pensar siempre cosas positivas y así sucesivamente.
Otras personas me miraban como si estuviera loca. Por lo que tras hablar con 2 ó 3 personas más, no hablé de ello nunca más. Probé en algunos foros de “chat”, pero había mucho falso circulando. No me gusta jugar con estas experiencias.
¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Al principio, muy perturbada. No comprendía. Nunca había oído hablar de estas cosas en mi entorno. Mis padres eran católicos. Las salidas fuera del cuerpo y lo que había después de la muerte, no estaban en el orden de las cosas. Me formé a mí misma leyendo e investigando. Me di cuenta de que no estaba loca. Durante años tuve la esperanza de regresar. Era tan hermoso, tan tranquilo: si no tuviera dos hijas que cuidar, habría intentado suicidarme, tan solo para tener de nuevo esta paz. Ahora me doy cuenta, PUEDO regresar. Con las salidas fuera del cuerpo, no es lo mismo, pero tengo mi propio mundo allí, tratando de ir más y más lejos.
¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? La mejor parte: el momento en el que vi este campo con las rosas. Era tan simple, pero tan grandioso. Lo peor por supuesto fue el momento en el que volví.
¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? Sí. Durante mucho tiempo intenté las salidas fuera del cuerpo, leí sobre ello, aprendí sobre ello. Los últimos meses empecé a tener éxito. Tengo mi propio mundo allí fuera. (¿O no es solo mío?). El mismo paisaje, con unicornios y sirenas, planetas y estrellas. Y no son sueños. Abandono mi cuerpo.
¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí, tanto como se pueda explicar.