ECM de Arnie R
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Descripción de la experiencia:
Durante mi cirugía, me encontré a mí mismo arriba en la
esquina del techo del quirófano desde donde podía mirar mi cuerpo siendo
operado. No podía ver bien pues rodeaban la mesa de operaciones el equipo médico
y una gran cantidad de material, y las grandes lámparas arriba tapaban gran
parte de la visión. Sábanas blancas o cobertores cubrían también virtualmente
cada parte de mi cuerpo, excepto la cavidad abierta que el cirujano tapaba sin
cesar con su cuerpo mientras se movía. Sin embargo, podía distinguir algunas de
las cosas que se decían, y me di cuenta de que ya habían extirpado las venas de
mi pierna. Desgraciadamente, fue todo espasmódico mientras yo perdía y
recuperaba la consciencia, y todo terminó antes de que empezara la operación de
corazón en sí.
Pensé que esto había sido un sueño hasta que más tarde me enteré de algo que me hizo darme cuenta que podría haber sido más que eso. Hace muchos años, tenía a menudo un maravilloso sueño en el que podía elevarme por encima de los tejados de mi barrio a voluntad, simplemente concentrándome en hacerlo. Pero era frustrante, porque siempre terminaba antes de que yo lo deseara, como si no pudiera mantenerme por mí mismo en suspensión en el aire, y finalmente volvía a tierra a pesar de mis concentraciones. A pesar de eso, era muy agradable y pensé incorrectamente que mi cirugía sólo era otra forma de mi antiguo sueño.
Mi cirujano me visitó en mi habitación cuando fui transferido desde cuidados intensivos para preguntarme cómo me iba. Bromeé diciéndole que pensaba que se había sorprendido al descubrir que un tipo viejo como yo no tenía el corazón grasiento, y me preguntó que quién me había hablado de ello. Le respondí que se lo había oído decir a él durante la operación. Dijo que eso no era posible pues me tenían tan profundamente anestesiado que no podía haber escuchado nada. Le dije las mismas palabras que utilizó para comentarle a otro médico: “Habría apostado 1000 $ a que el pecho de este hombre estaría lleno de grasa, parece un joven”. Y un comentario más que no puedo recordar bien, indicando que la cirugía iría más rápido porque no necesitaban quitar primero la grasa. Le pregunté si él había dicho esas cosas y él dijo: “Sí, pero pienso que alguien de mi equipo se lo ha dicho”. Le dije que no había hablado de esto con nadie. No le comenté nada más pues no quería que pensara que yo era una especie de loco por decirle que le había estado viendo y oyendo desde “el techo”. Pero esto es lo que me hizo pensar que ésta era una experiencia extra corporal.
Lo que viene ahora es dificultoso, y sólo puedo describirlo como euforia total. Antes de despertarme de la cirugía, era consciente de estar envuelto en un brillante resplandor que no tenía reflejos… era sencillamente perfecto. Sentí una euforia tan intensa que sólo puedo compararla con el orgasmo sexual, excepto que no es en absoluto sexual, y no hay clímax. Tan intensa y gloriosa como fue, no fue excesiva, la intensidad permaneció constante y tolerable, habría deseado mantenerla para siempre. No era el habitual tipo de cosa de “luz al final del túnel”, era simplemente la confortable esencia del sitio donde estaba, del que no sé nada en absoluto. No veía paisaje, ni personas, ni oía sonidos. Simplemente estaba inmerso y envuelto por una maravillosa luz que nunca quería que acabase. Cuando me encontré a mí mismo despierto, empecé a gritar la palabra “no” repetidamente… no quería volver. Cuando me desperté totalmente, estaba colérico y mi hija me preguntó por qué estaba asustado. Le dije abruptamente que no estaba asustado, tan sólo que no quería volver. Me preguntó que de dónde y le dije que era un sueño. Le pregunté si había gritado. Dijo que no, que estaba leyendo su libro en la cabecera de mi cama y me oyó decir suavemente: “no”. Saqué la conclusión de que había vuelto de la muerte, no una experiencia cercana a la muerte. Digo esto porque ellos pararon mi corazón que fue reemplazado por una bomba de sangre, pero sé que mi sistema eléctrico se alteró y algunas cosas han cambiado permanentemente. Sean o no sean pamplinas creo que he experimentado la muerte y cuando llegue mi hora, tendré en la cara una sonrisa.
Antes de explicar los cambios en mi personalidad y procesos mentales, debo explicar que, aunque tengo 77 años, la gente cree que soy mucho más joven. Sé que ellos piensan que es mi apariencia, pero yo creo que es mi agudeza mental e intereses universales lo que les hace percibirme como más joven. Aunque parece que me vuelvo más olvidadizo, sé que no estoy senil. Pero con la excepción de cuando escribo, mi capacidad de concentrarme ha sido severamente mermada como resultado de la cirugía. Por otra parte, mi capacidad para recordar es mucho mejor de lo que nunca lo fue, y he recibido un don de este cortocircuito de mi cerebro que da un poco de miedo. Siempre quise escribir y después de jubilarme y eso es precisamente lo que empecé a hacer. Escribí sobre lo que ya sabía y lo puse en un libro. También he escrito historias cortas y ensayos, e incluso empecé a escribir una columna semanal para los pequeños periódicos de la ciudad. Pero aunque me gusta escribir, nunca he hecho el más mínimo esfuerzo por tener algo publicado, pues es el hecho de escribir lo que me motiva. Y a mi edad, no quería gastar mi valioso tiempo en la lucha y el frustrante estrés de intentar poner mi obra en el mercado, ¡quería escribir y punto! Antes de la cirugía, me frustraba a mí mismo tratando de conjurar algo sobre lo que escribir. Pero desde la cirugía, he experimentado un pequeño milagro.
A riesgo de sonar como alguno de los iluminados que llaman durante la emisión sobre lo paranormal de George Noory, les diré que he adquirido de alguna manera el acceso a una parte de mi cerebro que nunca antes había tenido. Es como si una puerta se hubiese abierto a otra zona de células, y puedo extraer historias creativas de mi mente prácticamente a voluntad… ¡sobre la marcha! Por ejemplo, asistí a una clase semanal de escritura, y en una sesión puse mi nombre en la lista para leer y no había escrito ninguna palabra antes. Mientras conducía a clase, me pregunté por una historia de horror y la idea comenzó a tomar forma en mi mente. Cuando fui llamado a leer fui al estrado sin ningún papel y el instructor de la clase me recordó que me había dejado los escritos atrás y dije que no los iba a necesitar. Él dijo que esto era una clase de escritura, y yo le dije que así era como yo escribía, por lo que me dio permiso. Empecé a narrar la historia y nunca busqué una palabra o vacilé. Ni siquiera había pensado en el final hasta que después de 20 minutos me dijo que mi tiempo se había acabado y que terminara. Me volví hacia el estrado y unos segundos más tarde había terminado con un sorprendente y satisfactorio final.
La clase, que se suponía criticaría mi trabajo, en vez de eso me asedió a preguntas. ¿De dónde sacaba mis ideas? ¿Cuánto tardaba en memorizar mi historia? ¿Cómo lo hacía? Etc. Les dije que sólo era imaginación, lo cual no bastó. Mi exposición me había metido en un atolladero. Siempre había admirado a un caballero que era un excelente poeta, por lo que le dije que una puerta se había abierto en mi mente permitiéndome acceder a cosas a las que nunca antes había podido hacerlo, y él entendió, por lo que le pedí que se lo explicara a la clase pues yo no era capaz de hacerlo. (Más tarde me dijo que él se había pasado la mitad de su vida buscando esa puerta). En respuesta a otra pregunta, me jacté de que podía elegir un tema o un capítulo y casi instantáneamente escribir una historia sobre él. Una mujer me pidió que contara una sobre una chica con su nombre. Empecé, y unos minutos más tarde el instructor dijo que quería volver al programa y dejar leer al siguiente escritor. Recogí mis cosas y me fui, pues sabía que todos querían preguntarme más y eso desviaba la clase. Después de eso, volví a la clase otra vez, pero había ahí un tipo desagradable que no paraba de llamarme falso y supe que tenía que fajármelo, por lo que dejé la clase. Esa fue la última vez que decidí hacer una demostración, pues se había convertido en una experiencia desagradable.
De cualquier modo, es un don que puedo activar y desactivar a voluntad y lo único que lamento es que no se produjera cuando era más joven. La razón de que me diese miedo es que mientras estaba en ello sentía que estaba aislado de la realidad. Y como he vivido la mayor parte de mi vida en la fantasía (lo cual podía también hacer a voluntad) empiezo ahora a temer no poder un día controlarlo y no quiero volverme un Poe. Esto probablemente no tenga nada que ver con su trabajo, pero es la única cosa destacable que me ha sucedido y desde que oí al Dr. Long en el programa de radio “Coast to Coast” la última noche contando algunas historias que coincidían como un guante con mis experiencias pensé que podría serle útil a los demás. Yo no le hablo a nadie de esto pues prefiero ser percibido como normal. No estoy buscando fama, ni he pensado por un sólo momento en cómo poder enriquecerme, tan sólo disfruto usándolo para escribir. Así que pensé que debería exponerlo aquí, donde pueda ayudar a su investigación. Y no, no “abrí mi puerta mágica” para escribir esto.
¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? Sí, las ligadas a la cirugía cardíaca.
¿La experiencia fue difícil de expresar con palabras? Sí.
El evento tuvo dos partes. Uno durante la cirugía que incluía la experiencia extra corporal y que fue espasmódico, y el segundo la enorme euforia que decreció y se convirtió en ira cuando, reciamente, me di cuenta de que estaba despierto.
¿En el momento de la experiencia, había allí algún acontecimiento que amenazara su vida? No.
¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Cuando era consciente de mi estado, estaba muy alerta y consciente.
¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? Sí, quizás todo fue un sueño, pero no lo creo.
¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí.
Mi forma era mi apariencia normal. No sé cómo era capaz de verme a mí mismo en la esquina del techo pero podía, y mi apariencia era normal salvo que estaba enroscado arriba como una pelota con mi espalda hacia la esquina y mi cabeza contra el techo y abrazando ambos tobillos. No puedo decirle si estaba más cerca o no.
¿Oyó usted cualesquiera sonidos o ruidos anormales? No.
¿Pasó usted por o a través de un túnel o espacio cerrado? No estoy seguro.
Describa: creo que estamos hablando de mi espíritu que estaba en algún lugar, pero no sé dónde; si ése es el caso, tuvo que llegar allí de alguna manera.
¿Vio usted una luz? Sí, ver arriba #4.
¿Experimentó usted una revisión de acontecimientos pasados de su vida? No.
¿Observó usted u oyó durante su experiencia algo relacionado con personas o acontecimientos que pudiera ser verificado más tarde? No.
¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? Sí, ver #4.
¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? No, era una experiencia atemporal.
¿Tuvo usted la sensación de tener acceso a una sabiduría especial, a un orden y / o propósito universal? Sí, ignoro si había allí algún propósito sólo que era perfectamente normal.
¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.
¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.
¿Estuvo implicada en o consciente de una decisión de vuelta al cuerpo? No.
¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí, ver #4.
¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí, ver #4.
¿Cómo ha afectado la experiencia sus relaciones? ¿Su vida cotidiana? ¿Sus prácticas religiosas? ¿Sus elecciones de carrera? Mi vida diaria se ha vuelto serena. Ahora que sé cómo es la muerte, la vida aparece como una serie de experiencias, ya no me tenso y estreso por las cosas que no puedo cambiar personalmente. Estoy más en paz con mi vida.
¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí.
¿Qué emociones experimentó tras su experiencia? Serenidad y una profunda comprensión de la vida sin la futura euforia.
¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? La euforia y el añadido del acceso a mi cerebro fue lo mejor. Lo peor fue no poder mantenerme despierto durante mi cirugía. Ver #4.
¿Hay algo más que quiera añadir en relación con su experiencia? Ver #4.
¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? No.
¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.
Por favor, ofrezca cualquier sugerencia que pueda tener para mejorar este cuestionario de www.nderf.org: no.