ECM de
Cynthia
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Descripción de la experiencia:
Mi
experiencia no se pareció a las historias habituales concernientes a las
experiencias cercanas a la muerte, hay poco que contar respecto al entorno en lo
que se refiere a las bellas luces.
Fue diferente a lo
que pude oír o leer…Estaba descargando una pistola del calibre 22 que teníamos
en casa para protegernos. ¡A propósito! Teníamos problemas con el amiguito de
una de mis hijas, que amenazaba nuestra familia. Había pues cargado la pistola,
sólo para el caso en que la necesitara. Mi marido conducía un peso pesado y
raramente estaba en casa. Hacía varios meses que había cargado el arma y lo
había olvidado…Una tarde, recogiendo la ropa, me di cuenta que el cargador aún
estaba en la pistola, pensé pues en quitarlo como medida de precaución. El
cargador no quiso salir tan fácilmente; apunté pues el arma hacia el techo, por
encima de mi hombro izquierdo. No lograba sacar el cargador, pensé pues: ningún
problema y comencé a expulsar las balas de la cámara. Recuerdo ver salir una,
pero la siguiente se alojó atravesada, utilicé pues mi dedo para intentar volver
a ponerla derecha para poder sacarla. La pistola chasqueó sobre mi dedo e
imagino que me sobresalté, el tiro partió hacia lo alto de mi pecho, del lado
izquierdo, dañando gravemente la arteria braquial y el plexo nervioso braquial.
Inmediatamente comencé a perder mucha sangre, mi brazo recayó inerte contra mi
flanco como si ya no perteneciese más a mi cuerpo. Recuerdo haberme dado cuenta
de que mi vida misma estaba en peligro. Recuerdo haber dicho «Oh Dios mío». No
por pánico, sino más bien como una llamada de auxilio. Comencé a tener frío,
supongo que es lo que me designaron más tarde como siendo hipotermia. Pero de
pronto, fue como si me hubieran sostenido en brazos como un bebé, reconfortada
por alguien que identifiqué como Jesús. Empecé a sentirme recalentada, si bien
mi cuerpo estaba evidentemente frío, hasta el punto de tiritar y temblar con
fuerza. Observaba toda la escena, pero era como si la viese desde lo alto.
Recuerdo elementos del incidente, como el policía que hacía preguntas, el equipo
de urgencias que me preguntaba, mis hijas que lloraban, luego vi a mi hija
pequeña que por entonces apenas tenía un año. La sensación más impresionante que
recuerdo, es el más maravilloso sentimiento de paz total, una paz no sólo de
pensamiento, sino profunda en mi alma, mi espíritu mismo.
Después de
la experiencia, mejoré hasta el punto de aceptar las cosas que no puedo cambiar,
soportar aquellas que preferiría que no fueran. La única cosa que me intriga, es
que no me siento apegada a los miembros de mi familia, el hombre que es mi
marido desde hace 27 años, las tres hijas concebidas de ese matrimonio y los
otros parientes cercanos de los que tenía el sentimiento que constituían mi
razón de ser, ya no constituyen mi motivación para seguir viviendo. Ahora, vivo
mi vida para MÍ. Sigo amando a esas personas, pero ya no me implico en los
conflictos, prefiero la paz, ya no soy más un felpudo, soy una persona. Tengo 45
años y tras eso, volví a la escuela, no sé lo que haré cuando sea mayor, (ji,
ji, ji), pero actualmente me gustaría ayudar a otras personas en aquello que
vaya a hacer. Sólo estoy a 15 puntos de mis colegas, después de eso, iré a una
gran universidad de Pensilvania.
No sé
adónde me conducirá mi vida, es como si hubiera un camino invisible que debiera
seguir y la discordia no forma parte de él. Mi marido y mi familia piensan que
debería quedarme en casa y cuidar de mis hijitas, ahora tengo tres, pero me
siento impelida a instruirme. Ahora tengo una satisfacción interior que nadie
comprende y ni siquiera las palabras pueden describirla, actualmente es muy
difícil para mí intentar verbalizar el irresistible espíritu de paz que he
encontrado, si bien parece que todas las fuerzas de la tierra actúan contra mí,
aun así continúo.
Apreciaría mucho
cualquier elemento de respuesta a este tema. Sé que me han dicho que perdí entre
5 y 6 unidades de sangre, que reemplazaron parte de la arteria braquial por otra
de GoreTex y que me transfundieron mucha sangre, ¿podría esta sangre haberme
dado un espíritu más apacible? Sé que esto parece irreal y algo extraño, pero mi
pensamiento y mi alma no han vuelto a ser los mismos desde el accidente, cuando
me sentí como un recién nacido reconfortado por su madre, lo que trajo un
sentimiento de calor por todas partes en mi cuerpo…En cierto sentido, estoy a la
vez desconcertada y entusiasmada. Gracias por vuestra atención y hasta otra,
recibiré con gran gratitud toda información o elemento de explicación… todo lo
que sé, es que un médico dijo que mi vida pendía de un hilo, le doy gracias a
Dios todos los días por eso.
La
publicación anónima me es indiferente, pero hasta que tenga una mejor
comprensión de mi experiencia, preferiría que fuera así. Pienso que lo
comprenderéis. El recuerdo de mi accidente es como si datara de ayer, cuando en
realidad ocurrió hace cuatro años, en 1995. Me siento más en paz con todas las
cosas y sin embargo desapegada al mismo tiempo. Me gusta reír y hacer sonreír a
los demás, me gusta ver jugar a los niños, abrirse las flores y contemplar las
salidas y puestas de sol. Muchas cosas, incluidos los colores, parecen más
vivas, más importantes y menos vanas que antes. Soy más consciente de los
sentimientos del prójimo y a veces, puedo casi sentir su sufrimiento (más el
tipo emocional que el físico), pero soy siempre un bebé que busca su vía sobre
este nuevo camino de un destino que no asimilo del todo. Mientras cada día pasa,
tengo un sentimiento de pérdida de tiempo, un tiempo que podría haber sido
utilizado para hacer más. Realmente no sé aún lo que me espera, pero anhelo
descubrirlo.