ECM de
D
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Descripción de la experiencia:
En marzo de
1978, me encontré acostado en una cama. Era paradójico, porque 2 segundos antes,
me pareció estar acostado en una charca de sangre con importantes heridas sobre
mi cuerpo físico. Me levanté de la cama y miré mi mano izquierda. Ahora estaba
de nuevo pegada a mi muñeca. Algunos segundos antes, la mano había desaparecido
en los restos de mi vehículo accidentado. Mientras me esforzaba por acordarme de
lo que acababa de pasar, parecía que todo estaba desapareciendo. Comprendía los
acontecimientos que acababan de ocurrir, pero los detalles abandonaban mi
espíritu consciente. Me esforcé por retener la memoria mientras ésta se
evaporaba de mi visión. Sólo me quedó el recuerdo de estar tendido en una charca
de sangre, la mano izquierda cortada de la muñeca y la parte inferior de mi
cuerpo localizada en lo que había sido el bajo del coche en el que había
rodado.
Estaba perplejo. Cómo pude viajar a través del tiempo y el espacio en algunos segundos. Eran las 22 h cuando tuve el accidente. Ahora eran las 10 h cuando me sentaba en la cama, observando mi muñeca izquierda y mis dos piernas. Quería saber quién había reparado las heridas y cómo. No fue un sueño y sin embargo estaba acostado en una cama si hubiese estado dormido. Mi pensamiento se refería a las 10 h y a las 22 h como si nada hubiese pasado en las 12 horas intermedias. Yo sabía que no era ese el caso.
Me levanté y corrí hacia el salón de la casa. Le pregunté a mi madre por lo que acababa de ocurrirme. Ella estaba tan turbada por mis declaraciones como yo lo estaba por el período faltante. Repitió con insistencia que había soñado. Le respondí que sabía diferenciar entre mirar mi mano en sueños y mirarla cuando estaba despierto.
Dije: «Cuando miro mi mano ahora, tengo ese recuerdo de hace unos segundos cuando no había más que un muñón sangrante. Era muy realista y la imagen en mi cabeza es demasiado real y demasiado neta para no ser más que un sueño. Era real. Mi cuerpo mismo estaba partido en dos. Mis piernas estaban partidas. Intentaba desesperadamente mantener mis entrañas dentro con el muñón mientras tendía mi mano derecha intacta hacia mis piernas. La mano derecha estaba en su sitio. Era real. ¿Cómo puede alguien curar eso de esta manera? ¿Y vosotros, cómo me habéis encontrado? Yo estaba a 8 kilómetros de la ciudad en medio de ninguna parte. ¿Cómo una ambulancia pudo dar conmigo? Yo estaba en medio de un campo de algodón. No veo cómo me han encontrado ni cómo me han cuidado para que parezca que nada había pasado.»
Mi madre persistió en decir que nada había pasado. Me acuerdo seguidamente haber visto mi coche. Sólo lo tenía desde hace algunos meses. Era todo mi orgullo y mi placer. Corrí a la puerta de entrada y lo hallé en la calle, resplandeciendo nuevo como si saliese del salón del garajista (tenía 3 años). Mi madre observó hasta qué punto estaba limpio. No brillaba, centelleaba como si polvo de estrellas hubiese sido mezclado con el champú. Me precipité en el coche y la inspeccioné por todas partes, buscando signos indicando que había aterrizado en un campo de algodón después de un accidente a 200 Km./h. no se podía encontrar en ninguna parte una raya, una mancha o una mota de polvo. Levanté la capota y hasta el motor centelleaba. En ninguna parte había una mancha de aceite o de grasa de ruedas. Le dije a mi madre: «¡NO ES MI COCHE! Conozco mi coche y no es el que conduje ayer.»
Pasé una hora discutiendo con mi madre. Finalmente llegué a la conclusión que había estado implicado en un accidente grave. Creía que fue en el mes de octubre. Mi madre me dijo que estábamos en marzo. Concluí que había sufrido un grave accidente en octubre y que había estado en coma mientras reparaban mi cuerpo y mi coche. Los demás no querían ser confrontados con los sentimientos negativos provocados por las heridas, decidieron hacer como si nada hubiera pasado, caminar hacia delante, progresar y no volver sobre las malas cosas del pasado. Era la única cosa lógica que mi espíritu podía deducir.
Intenté una y otra vez hablar a mis amigos y a mi familia de mi supuesto coma. Todo el mundo negó que yo hubiese sufrido un accidente o un coma. Estaban seguros de sí mismos y lo mismo pasaba conmigo. Escondían algo. Siempre tuve la impresión de una especie de ocultación. Se constató que uno de mis amigos se suicidó sobre esta misma carretera donde dije haber tenido el accidente. Yo no me acordaba de este amigo. Mencionaron su nombre pero no me decía nada. Les interrogué y eludieron la cuestión. Todo el mundo estaba contento por el hecho que no pudiera acordarme de estos 5 últimos meses. Esto no hizo más que echar aceite sobre el fuego de mi sospecha, no me decían la verdad.
Llevé a un miembro de la familia y a varios amigos a la carretera. En el foso estaba la huella de una rejilla de radiador de coche. Había importantes desgastes en el campo de algodón pero no restos metálicos. Alguien me dijo que iba a tener muchos problemas por haber difundido una broma.
En el curso de semanas, otros recuerdos volvieron a mi mente. Tuve el accidente y cuando el coche se paró…yo estaba gravemente cortado por el parabrisas y los trozos de cristal proyectados. Grité hacia «Dios» para que me ayudara. Luego, me encontré de pie fuera del coche. Me sentía desnudo porque ya no tenía vestidos encima. Mi primer pensamiento fue que fui eyectado y que me había imaginado la escena sangrante en el coche. Después reflexioné sobre la manera de volver a mi casa y explicar por qué estaba desnudo. Miré mi coche, estaba destruido. Había vapor proveniente de la parte delantera. No sabía si era la capota de lo mal que estaba la carrocería. Estaba tan torcida y desgarrada que ya no parecía un coche. Parecía una pequeña bola. Vi una rueda llegar volando del cielo, percutir el suelo y rodar lejos. A continuación me vino el pensamiento que mi cuerpo muerto estaba en el coche. Algo me decía de ir a ver, me negué. Ya había visto a qué se parecía aquello y no quería verlo de nuevo. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba muerto. Ya no estaba en el cuerpo físico. En ese instante oí un ruido. Parecían animales salvajes gruñendo y riendo, parecían hienas. Podía verlos a lo lejos corriendo hacia mí.. Grité hacia «Dios» para que me ayudara. Empecé a flotar hacia los cielos o hacia lo alto.
Fue entonces cuando me acordé que tenía una meta. Buscaba a un amigo que estaba bloqueado al otro lado de las puertas de la muerte. No había logrado ir hacia «Dios». Yo estaba allí para ir a buscarle, llevarlo hacia «Dios» y pedir perdón en su nombre. Le dije a esa fuerza que me llevaba hacia lo alto que me dejara volver hacia esas criaturas malvadas. Iba a darles una patada en el culo a cada una para ir a buscar a mi amigo. Debía ir a buscar a mi amigo antes de poder ir hacia «Dios» y llamar a la puerta del paraíso. Algo me decía que me dejase llevar y dejara de luchar. Yo afirmé: «De todos modos yo no voy a venir sin mi amigo.» Una voz respondió: «Tu amigo está contigo mientras hablas. Vuélvete y mira por ti mismo.» Me volví, llevaba a mi amigo sobre la espalda. Lancé un grito de victoria y me difundí hacia lo alto.
Viajé en un ángulo de 45 grados hasta que alcancé una luz. Era como un espectáculo láser que podía oír, notar, ver, tocar, sentir y gustar. Era maravilloso. Cuando alcancé un cierto nivel…me lancé hacia delante y me fundí con una luz.
Es todo de lo que podía acordarme en 1978. Les dije a todos lo que pude, que había dado un paseo en cohete por el paraíso. La gente me preguntaba quién era mi amigo y yo respondía que no lo sabía. Sólo me refería a él como: «mi amigo». Cuando me volví para mirar detrás de mí, todo lo que pude ver, fue su espalda. Su espalda estaba contra la mía. No podía ver su cara, sólo oí su voz. No tenía ni idea de quién se trataba.
Durante meses, hablé de esta experiencia. La gente decía que fuera lo que fuese, aquello había modificado mi personalidad. Decían que yo era una persona diferente en el mismo cuerpo. Persistieron en no hablarme jamás de mi amigo muerto. No tenía ni idea de por qué se había quitado la vida. Constituía para mí un completo misterio. Nadie me creía cuando decía que había sufrido un grave accidente de coche, que estuve muerto y que, no sé cómo, había vuelto a la vida. HASTA QUE…
1988. Tuve un pequeño problema que me mandó al hospital en ambulancia. Desperté de nuevo habiendo perdido 12 horas de mi vida. No tenía ni idea de la manera o la razón por la que estaba en el hospital. El médico vino y me dijo que había caído sobre una antigua herida. Quería hablar sobre esta vieja herida. Me dijo que había encontrado rastros de la más notable intervención que jamás había visto. Me dijo que era como si hubiese sido mutilado por dentro y luego reparado no se sabe cómo. Declaró que las cicatrices quirúrgicas sobrepasaban todo lo que había podido ver antes. Le pregunté si aquello se parecía a heridas provocadas por vuelcos en coche a 200 km/h; respondió que era exactamente lo que parecía ver. Le dije que siempre supe lo que había pasado pero la gente había intentado convencerme de lo contrario. El médico quería que yo encontrara al cirujano que había efectuado la operación para reparar los daños de los que veía las señales. Le respondí que era perder el tiempo. Yo ya había llamado a todos los hospitales de mi ciudad en busca de informaciones y nadie las tenía. Era como si nada hubiese pasado. Le dije al médico que era la primera persona en creerme. Me pidió que le permitiera publicar mi expediente y que todo el mundo me creería.
Le respondí que iba a rezar por este asunto y que iba a ver lo que mis sueños iban a decirme que hiciera. Volví y le informé que no podía publicarlo antes de 1999. Primero tenía que esperar que una promesa se cumpliera. El médico quedó decepcionado, pero le dije que debía seguir mi corazón y permanecer fiel a mis visiones y a mis sueños.
Hace algunos meses, me acordé de esos dos períodos de 12 horas en 1978 y 1988. Igualmente tuve una ECM durante el incidente de 1988. El enfermero que me reanimó me dijo más tarde que no tuve ningún signo de vida durante 26 minutos. Me dijo que la única razón por la que me puso la máscara de oxígeno, es porque yo le hablé mientras estaba fuera de mi cuerpo. Pude acordarme de esto en 1988, al día siguiente, cuando me preguntó sobre el tema. Ahora me acuerdo. Yo estaba fuera e intentaba volver a entrar.
Ahora, creo igualmente en la reencarnación. La promesa que se me hizo durante esas dos ECM, era que mi amigo sería devuelto a la vida. Nació de nuevo en otro cuerpo. Esperé 21 años a que creciera. Se supone que debo tenderle de nuevo la mano por amistad. El lazo que existía entre nosotros no puede ser roto por la vida, la muerte, el tiempo, el espacio o la materia. Era un lazo en nuestros corazones.
Mi historia es tan surtida que estoy trabajando en la redacción de todos los detalles. Me dijeron que lo hiciera, durante el viaje fuera del cuerpo hacia la luz durante mis dos ECM.
1. Medicamentos o sustancias asociados que hayan podido afectar la experiencia: No.
2.¿La experiencia fue difícil de expresar con palabras? Sí
3.¿Qué cosa en la experiencia la vuelve difícil de comunicar? La comunicación más allá del velo de luz no conllevaba palabras en inglés. Era un tipo de lenguaje diferente que es difícil de expresar con palabras. Por momentos, aquello se sitúa más allá de las palabras.
4.¿Has vivido una separación de tu consciencia y de tu cuerpo? Sí.
5.¿Has oído sonidos o ruidos no habituales? Sí. Timbres armónicos diferentes de toda música oída antes o después.
6.¿Has pasado en o a través de un túnel o espacio cerrado? Sí.
7. Descríbalo: Me fundí con la luz.
8.¿Has visto una luz? Si.
9. Descríbala: Como un láser.
10.¿Te has encontrado o has visto a otros seres? Sí.
11. Descríbalos: Sí, dos seres celestes durante la ECM de 1978. Uno era una mujer y el otro un hombre. Eran como viejos amigos que reconocí fuera de mi cuerpo. Yo era consciente de nuestros numerosos viajes y aventuras juntos en un sentido espiritual.
12.¿Has revisado acontecimientos pasados de tu vida? Sí.
13. Descríbalos: Pedí palomitas de maíz durante este acontecimiento. Se aprende cómo nuestras acciones repercuten en la vida de otros. Se envían ondas de ira y de odio, se siente la reacción mientras que ello repercute en las vidas de todos aquellos que son afectados.
14.¿Has visto u oído, durante tu experiencia, algo relacionado con personas o acontecimientos y que pudo ser verificado después? Sí.
15. Descríbalos: Mientras estaba fuera de mi cuerpo en 1988…hablé y comuniqué con un enfermero que llegó al lugar de mi accidente. Habían renunciado a reanimarme. Cuando regresé de mi viaje hacia la luz, le grité que volviese a su tarea porque no estaba aún terminada. (Había ido a fumar un cigarrillo mientras llegaba la policía.)
16.¿Has tenido un sentimiento de modificación del espacio o el tiempo? Sí.
17. Descríbalo: En la ECM de 1988,había un velo que tenía la apariencia del agua. Cuando lo atravesé, viajé en una dimensión que tenía un nivel de vibración diferente. La comprensión y la inteligencia eran de una forma diferente.
18.¿Has tenido consciencia de acontecimientos por venir? Sí.
19. Descríbalos: Acontecimientos personales respecto a mi porvenir. No recuperé recuerdos de acontecimientos terrestres. Creo realmente que han sido transmitidas informaciones.
20.¿Has tenido modificaciones de comportamiento o de creencias tras la experiencia?: Sí.
21. Descríbalos: Tras la ECM de 1988, fui muy feliz. Había estado deprimido y había sufrido porque tenía la sensación de no vivir a mi pleno potencial. Luego agarré la vida por la cintura con un renovado sentimiento de esperanza.
22.¿Has compartido esta experiencia con otros?: Sí.
23. Descríbalos: En 1988 hubo muchos testigos. Todos me dijeron que habían sido afectados por los acontecimientos (vieron mi cuerpo sin vida y luego lo vieron revivir). Todos querían que escribiera mi experiencia. Les prometí que un día lo haría porque las «personas» de mi sueño (ECM) me dijeron que lo hiciera.
24.¿Qué emociones sentiste durante la experiencia? Alegría, armonía, risa y paz.
25.¿Cuáles fueron las mejores y peores partes de vuestra experiencia? Las lecciones que pude compartir con otros fueron lo mejor. La duda y la incredulidad del prójimo fueron lo peor.
26.¿Hay otra cosa que desearías añadir a propósito de la experiencia? Hay tantas cosas que trabajo para redactarlas todas. Es enorme es como intentar meter un elefante por la puerta de una casa. Es difícil de hacer, simplemente porque no está adaptado (conocimiento espiritual en lenguaje físico).