Descripción de la experiencia:

Mi hermana y yo nos peleamos porque ella no quería que yo fuera con ella a la casa de su amiga. Subí a mi bicicleta e iba a perseguirlas cuando mi mamá nos paró y nos hizo poner y ajustar nuestros cascos. Cuando llegamos a la casa de su amiga, ellas entraron a buscar paletas y yo me quedé en el callejón para andar en la bici. Estaba girando en círculos y saltando haciendo un ocho. La rueda de atrás se golpeó y la bicicleta volteó frente a una camioneta, estaba atrapada entre la parrilla y mi bicicleta, mi bota se rasgó y pisé el freno. Volé a través del aire y golpeé el piso aterrizando en mi espalda, mi casco se rompió en cuatro partes y dejé de respirar. El hijo del vecino fue el primero en venir a verme. Corrió para llamar a mi hermana y buscar ayuda.

Yo estaba por sobre todas las cosas, mirando alrededor, los árboles estaban balanceándose en el viento y los pájaros cantaban. Las sirenas comenzaron a acercarse, y yo bajé su sonido, no quería escuchar los sonidos estresantes, pero quería escuchar los sonidos tranquilos. Quise ir a ver a mi perro Walker, que estaba enterrado en nuestro patio, así que volé hacia nuestra casa. No pude verlo pero pude sentirlo y quería saber que estaba bien. Volé sobre el techo hacia el frente de la casa y vi a mi mejor amiga y a sus hermanos con sus bicicletas, estaban yendo hacia donde estaba mi cuerpo así que fui hacia el lago. Podía escuchar todo, los peces saltando, los patos nadando y graznando, pero todavía podía escuchar a las sirenas, que me hacían sentir ansiosa y preocupada. Fui chupada nuevamente en mi cuerpo y había mucho dolor. No recuerdo nada después de sentir el dolor.

Un par de días después en el hospital mientras estaba en terapia intensiva, dejé de respirar nuevamente. Habían retirado la intubación, los médicos del helicóptero habían usado un tubo para adultos porque era lo único que tenían, pero era demasiado grande para mi garganta y me provocaba mucha inflamación. Estaba mirando a mi cuerpo acostado en la cama y a mi papá sentado en una silla cerca mío tomándome la mano.

Vi una espiral púrpura, como un helado de uva y de vainilla retorcidos juntos pero se estaba moviendo, rodeado de oscuridad y con estrellas frente a mi. Detrás mío había un agujero negro. Yo estaba en medio, siendo arrastrada hacia la espiral púrpura. Estaba desnuda y avergonzada; luchando. Sabía que si entraba en la espiral no volvería a mi cuerpo en la cama. Una voz dijo: “no estás lista, voy a ayudarte a curar”. No era ni un hombre ni una mujer. Dijo otras cosas que no recuerdo ahora. Fui arrastrada hacia el agujero negro, estaba en mi cuerpo, abrí los ojos y dije: “ok, ok”. Luego sonó la alarma de la máquina. Dejé de respirar nuevamente y entró un equipo entero de la unidad respiratoria. Quedé inconsciente hasta el día siguiente.