ECM de
David
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Descripción de la experiencia:
El 22 de diciembre de 1986 (hacia las 16:15),me sentí de repente como si me
fuera a morir,morir de verdad. Entonces me recosté y pronto,fuí inundado por una
intensa luz blanca,repleta del más fabuloso Poder de Amor del universo. Dentro
de esta luz, podía oír el rugido de vientos ensordecedores pero también el más
hermoso canto de voces de ángeles que cubría el sonido de los vientos. Mi cuerpo
estaba paralizado por la potencia de esta Luz.Este Amor me sobrepasaba. Tenía
miedo de perder el control de mis funciones físicas. El deseo de permanecer
controlado, el deseo mismo, el movimiento, el pensamiento, todo lo que era
humano moría en la luz.
Cuando ésta me tragó todo entero,una explosión de Extasis y de Amor subió de mi
ombligo, fusionándose con la luz misma. Pronto, me convertí en la Luz, me
convertí en la Inocencia, el Amor, el Extasis, la Paz, la Potencia, la Belleza y
la Sabiduría de la Luz. Como una madre llevando a su hijo en brazos, la luz me
transportó a lo alto a una velocidad vertiginosa. La Luz me hablaba y yo sabía
que era Dios, ese Poder que
había creado el universo entero. La Luz me decía que este primer cielo de luz
donde me encontraba (cuya luz y amor sobrepasaban un millón de veces aquello que
había podido conocer en la tierra) estaba lleno de un número infinito de
planetas paradisíacos. Yo miraba mi cuerpo y ví que estaba hecho de pura luz
blanca; pero ésta comportaba siempre una forma humana luminosa.
Permanecí ahí algún tiempo, luego se me transportó más alto, allí donde la
Alegría y la Gloria de Dios me aplastaban hasta el punto de no poder soportar
este Extasis mucho tiempo; consecuentemente, exploté en una nueva luz donde la
Gloria de la Inocencia, del Amor, del Extasis, de la Paz, de la Potencia y de la
Sabiduría era un millón de veces más brillante que en el Primer Cielo. Mi nuevo
cuerpo era más radiante, más claro, y podía de alguna manera soportar un
crecimiento exponencial de Gloria. Se me dijo que este Segundo Cielo conllevaba
un número infinito de planetas. En la luz de cada uno de los planos celestes
ascendentes, las calidades de esta Gloria aumentaban un millón de veces. El
esplendor y la hermosura de la vida en el interior de estos planos celestes son
inconcebibles para el espíritu solo,separado de esta luz. Se me llevó hacia un
plano de Extasis y de Amor donde la presión era tan inmensa que apenas soportaba
su nivel de energía cósmica y de Extasis.
Exploté una vez más dentro de una nueva luz un millón de veces más brillante que
la anterior; era el Tercer Cielo. Allí, mi cuerpo tenía aún apariencia humana.
Pero despedía tanta luz blanca que no daba crédito a mis ojos. Podía ver clara y
perfectamente a millones de millas. El canto de Angeles por encima de mí era
magnífico, ensordecedor y glorioso. Tenía la impresión de que la vibración de
sonidos portaba una sabiduría tan sofisticada que podía realmente crear vida y
miríadas de posibilidades en el universo; los sonidos Angélicos no resonaban
solamente por placer, eran sonidos destinados a crear.
Dejé el Tercer Cielo camino del Cuarto,allí donde la Gloria de Dios era tan
resplandeciente que tenía la impresión de que los seres existentes en este plano
sobrepasaban todo concepto de Gloria imaginable. Mi cuerpo era tan luminoso aquí
que le quedaba poco de apariencia humana. Esta Gloria, con sus calidades, era
tan radiante que le dije a Dios: "No puedo resistirla más. Eres tan muchísimo
más vasto que el Dios que yo había imaginado que esto sobrepasa mi
entendimiento". Galaxias enteras de energía podían ser creadas con esa luz.
Le pedí a Dios que no me llevara más alto, pero lo hizo. En esta etapa, el
esplendor de la Gloria sobrepasaba netamente mis capacidades; una pasmosa
calidad de luz bajó de un plano por encima de mí aún más resplandeciente. Pienso
que no había planetas en ese plano, pero quizás sí seres viviendo en el interior
de las estrellas mismas. La Gracia de Dios, en su calidad más poética y más
maravillosa, bajó como millones de hojas cayendo armoniosamente, calmando y
purificando el Extasis y la Gloria hasta tal punto que se me hacía intolerable.
Podría escribir un capítulo entero sobre esta Gracia sin lograr hacerle
justicia.
Luego,fuí llevado al Quinto Cielo. Mi cuerpo parecía en adelante un sol gigante.
Yo ya no tenía apariencia humana alguna. La Gloria allí es indescriptible. Lo
que ahí pasa es totalmente inconcebible para los humanos.
Permanecí ahí algún tiempo, luego, se me llevó al Sexto Cielo. Este es un millón
de veces más radiante que el Quinto. Renuncio a hablar del esplendor de Dios en
este plano. Los Angeles cantan tan fuerte que ningun oído humano puede escuchar
esta música del universo. Mi cuerpo se había vuelto un sol aún más brillante
fundido con la luz del centro de Dios.
Fuí luego transportado al Séptimo Cielo.Lo que ahí pasaba estaba tan más allá de
mis capacidades que Dios me trajo de vuelta hacia abajo. Solamente pude
permanecer diez segundos en el Séptimo Cielo.La luz podía crear galaxias enteras
con total facilidad. Los seres que pueden ir allí,son un millón de veces más
evolucionados que yo. Dado que el nivel de Luz y de Gloria de la Inocencia, del
Amor, del Extasis, de la Paz, de la Potencia, de la Belleza y de la Sabiduría
aumenta un millón de veces de un cielo al otro, atravesar estos planos y
permanecer en ellos es muy difícil.