ECM de Dona S
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Descripción de la experiencia:
Doctor Long, su participación en el programa de radio “de costa a costa” (“Coast
to Coast”) la última noche no solo tuvo para mí algunas sorpresas sino que me
llenó de muchas lagunas.
Tras el nacimiento de mi última hija en 1959 tuve un severo ataque de asma. Mi hija mayor de 10 años llamó a un vecino pidiendo ayuda y fui llevada a la consulta de mi médico. La última cosa que oí fue a mi médico llamando a otros médicos y diciéndole a alguien que llamara a mi marido pues me estaban perdiendo.
Recuerdo vívidamente llegar a esta habitación brillantemente iluminada (melocotón, amarillo) y hablar con dos voces masculinas. No vi a nadie, pero sus voces eran muy claras y parecía como si estuviéramos hablando a través de nuestras mentes y no de nuestros labios.
Puedo recordar cada palabra tan claramente como si acabara de ocurrir a pesar de que fue hace unos 40 años. Actuaron muy sorprendidos de que yo estuviera allí y una de las voces no cesaba de decir: “Pero no es su tiempo”. Recuerdo sentirme un poco turbada pues parecían no saber qué hacer conmigo. En realidad no sabía dónde me encontraba pero no pensé en preguntarlo. Finalmente decidieron que sería yo la que decidiría qué hacer. Se me dijo que podía quedarme o regresar. Pregunté que cómo podía regresar y dijeron que siguiera “agarrada”. Pero si quería quedarme solo necesitaba relajarme y estaría con ellos. Debo decir que durante todo el tiempo parecía como si estuviera agarrada a un precipicio con la punta de mis dedos. Pensé sobre ello un tiempo y entonces dije que acababa de tener un bebé y tenía otros dos hijos pequeños y sentía que debía regresar y criarlos. Gentilmente me dijeron que era una buena decisión y me aconsejaron que siguiera agarrada.
Lo siguiente que supe fue que oí a los médicos felicitarse a sí mismos y mi marido de pie a mi lado llorando. Me pregunté por qué los médicos pensaban que tenían algo que ver con mi regreso. Traté de averiguar cuánto tiempo había estado “ida” pero los médicos e incluso mi marido no querían hablar de ello. La oficina de mi marido estaba a 15 minutos. Al día siguiente regresé para un chequeo y la enfermera me saludó, llorando, y dijo que habían estado muy seguros de que me había ido definitivamente.
Durante 15 años no tuve ninguna señal de resfriados o asma. La primera vez que caí enferma estaba viendo un show de Phil Donahue y tenía a un médico hablando sobre las ECM. Yo estaba tan sorprendida.
Desde la niñez siempre he sido muy intuitiva, cuando era muy pequeña, y habituada a tener experiencias fuera del cuerpo. Pero esto se amplificó considerablemente tras la ECM, hasta volverse una carga para mí, por lo que intenté destetarme a mí misma lejos de todo ello. No tengo miedo a la muerte, y he asesorado a muchos amigos y miembros de la familia, todos los cuales tenían mucho miedo a morir.
He pasado los últimos más de 40 años trabajando para muchos grupos que ayudan a aquellos que lo necesitan. Empecé a escribir (y publicar) ¡aunque en realidad no tengo mucho sobre lo que escribir! Me he vuelto muy directa en relación con la atención a la salud, etc. He testificado ante una audiencia senatorial. Antes de eso era tan tímida que apenas podía permanecer de pie y dar mi nombre a una pequeña reunión, la mayoría amigos. He abandonado la religión institucional, siento que me consagro más que nunca a la oración.