ECM de
Doris D
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Descripción de la experiencia:
Estaba profundamente dormida y
desperté para oír a Jeffrey Long en ‘Costa a Costa’ hacia el crepúsculo. Aunque
no me gusta compartir mi pasado con mucha gente debido a que me doy cuenta que
ciertas experiencias son muy perturbadoras para aquéllos que no han tenido
experiencias similares, yo también me siento más bien compelida a escribirles.
Hace más de treinta y cinco años
atrás, cerca de dos meses después de que mi hijo mayor hubiera nacido, mis
riñones se detuvieron debido a múltiples cálculos renales que bloqueaban la
salida de ambos riñones. Después de semanas hospitalizada, mi temperatura
superaba los cuarenta y un grados Célsius por el envenenamiento de mi sangre.
Vagamente recuerdo haber recibido la Extrema Unción mientras yo era llevada en
camilla hacia la sala de operaciones para uno de los primeros lavados de sangre
en este país. Un lavado de sangre es donde llevan tu sangre, la calientan y la
devuelven a tu cuerpo.
Yo recuerdo flotar sobre el teatro
quirúrgico escuchando a los doctores hablar sobre el hecho de que yo ya estaba
muerta de cualquiera forma y que ellos debían probar esta nueva técnica para el
avance de la Medicina. Al mismo tiempo, pude sentir que estaba siendo
traccionada y la habitación se llenó de una maravillosa y tibia luz. Mientras mi
cuerpo
(¿Alma? N.
del T.) vagaba
hacia la luz, seguía viendo al equipo médico trabajando sobre mi cuerpo.
Mientras más cerca estaba de la luz, más tibia y en paz me sentía.
Pude escuchar voces quedas y música.
La operación continuaba en vano y
podía ver cómo las paletas (de un
desfibrilador. N. del T.) eran puestas sobre mi pecho y oír el
sonido del monitor que señalaba que había perdido mis signos vitales. Sólo
continué acercándome a la luz hasta que oí una voz que no reconocí diciendo que
yo debía regresar a mi cuerpo; que todavía no era la hora. Estaba siendo
empujada de vuelta pero yo no quería irme.
Literalmente me desplomé de vuelta a
mi cuerpo y desperté días después para ver la sonrisa de mi Doctor.
Él me dijo: ‘Bienvenida a casa.
¡Estábamos
esperando que despertaras!’ Traté de contarle sobre la luz y lo que se me había
dicho acerca de no ser el tiempo todavía y él dijo que mucha gente que casi
muere tiene esta experiencia. Me afirmó que yo iba a estar bien y que debía
tratar de descansar mientras él le comunicaba a mi esposo que yo había
despertado. Me di vuelta en la cama y tuve un horroroso dolor en mi costado y se
me escapó un grito. Mi monitor se encontraba nuevamente zumbando para indicar
que mis signos vitales estaban nuevamente decayendo. La Enfermera y el Doctor
vinieron corriendo y él dio la orden de devolverme de nuevo a Cirugía. Mientras
corríamos por el pasillo, le dije que él no había cerrado bien una de las
válvulas durante la operación.
Días más tarde desperté para encontrar
de nuevo a mi Doctor mirándome a mí. Lucía como habiendo estado sin dormir por
días. Esta vez él sólo deseaba saber: ‘¿Cómo diantres supo qué cosa había andado
mal durante su operación?’ Le respondí a él una vez más, que yo había visto el
procedimiento. Él sólo me miró, me abrazó y fue por mi esposo.
Años atrás, yo sentía que debía
compartir esta historia hasta que me di cuenta que la mayoría de las personas
pensaban que me había vuelto loca y que tenía una imaginación muy activa. Yo he
vivido una muy larga vida y ahora, a los cincuenta y cinco.
(me doy cuenta que)
he tenido
siempre una gran sensibilidad hacia la gente desde que yo era niña, pero con el
tiempo se ha transformado en
(una
capacidad para) percibir cuándo las cosas afectan sea a la familia,
a los amigos y, hasta cierto punto, a los extraños. Pienso, después de haber
oído al Dr. Long, que me siento segura contándoles que esto realmente pasa.
Gracias por
atenderme.