ECM de Ekaterina A
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Descripción de la experiencia:

Cuando cumplí los 16 años sufrí una muy rara enfermedad, feocromocitoma (una tipo de tumor). Pasó un año entero antes de que los médicos supieran de qué estaba enferma y decidieran operarme.

En la mesa de operaciones me administraron anestesia que hizo efecto muy pronto. Entonces floté por encima del quirófano, justo bajo las grandes lámparas. Aunque estaba a unos 2 metros de altura, todo parecía estar como en una catedral y el techo estaba por lo menos a unos 6 metros de altura. Pronto el cirujano principal se asomó a la habitación y dijo con sorpresa: “¡Ah, la chica ya está dormida!” Yo observaba la vivacidad del quirófano. Varios médicos, residentes y estudiantes venían a ver, porque se trataba de una operación era extremadamente rara. En mi país de origen, 1 o 2 personas enferman anualmente de esta patología, y 9 de cada 10 mueren sin haber sido diagnosticadas. Resultó pues, que yo había tenido mucha suerte.

Mientras flotaba sobre mi cuerpo esperando el comienzo de la operación, percibía el mundo de manera muy diferente. Sentía gran alivio, pacificación y paz interior. Observaba el cuerpo durmiente abajo y sabía que era yo, pero en realidad no era yo. Como si mi cuerpo fuera una máquina prestada durante algún tiempo para hacer algunas cosas. Estaba comprendiendo que mi personalidad se componía de varias partes, una de las cuales dejaba en este momento (y que representaba sexo, edad, nacionalidad, apariencia externa), pero yo seguía habitando las demás. No sentía ninguna piedad por el cuerpo yacente entre varias máquinas, ni sentía apego por él, era como si me hubiese quitado un vestido tras haberlo usado.

Todo el tiempo que estuve observando el quirófano, sentía las emociones de las personas , así como las emociones que abrumaban a cada uno de los que se encontraban allí.

Pronto se reunió un equipo quirúrgico de tres cirujanos . El cirujano principal era un profesor entrado en años, 67 años por aquel entonces, que en su juventud había realizado una operación parecida. Entre los demás no había nadie con experiencia en mi rara enfermedad.

En el momento antes de empezar, todos los participantes y observadores se hallaban afectados por una gran tensión y expectación, mezclada con excitación y miedo. Durante varios segundos todos estuvieron en silencio y sin hacer nada. Después de eso el cirujano principal hizo una incisión en la piel. El tumor estaba localizado en la glándula suprarrenal izquierda y mi cuerpo fue dado de vuelta sobre el lado derecho y amarrado. Observaba el corte gradual de los tejidos, cada vez más y más profundo, hasta el momento en el que la glándula suprarrenal quedó al descubierto. La tensión creció increíblemente, por un rato el profesor estuvo observando la glándula sin tocarla. Nadie sabía lo que podría suceder, preveían que el contacto liberaría una gran cantidad de hormonas. En principio, la glándula era pequeña y en ella se podía ver una pequeña excrecencia. Se suponía que este era el tumor y la intención inicial de los médicos era cortar. Más tarde resultó que el conjunto del núcleo de la glándula se había cancerado, había rasgado un poco la envoltura de la glándula y había salido a la superficie. Finalmente, el profesor decidió cortar y sentí la gran tensión de las numerosas personas en la sala de operaciones.

En el momento en el que el escalpelo tocó la glándula, los temores de todos se revelaron justificados. En ese mismo instante, un mili segundo estirándose como si el tiempo se hubiese ralentizado de golpe, muchas cosas se produjeron simultáneamente. Sentí la onda de pánico que barrió a todo el mundo. En el mismo momento un ruido estridente emanó del aparato que medía las pulsaciones cardíacas. Sentí un impulso que inició un movimiento rápido-como-el-rayo y la energía con la que cada miembro del equipo quirúrgico se precipitó a hacer algo. El tiempo se estiró de tal manera, que la escena parecía una foto en la que unos tendían a otros diversos instrumentos, tratando de intervenir. En ese momento, sentí una poderosa aspiración por detrás (en la dirección de las lámparas), era tan fuerte que a pesar de mis esfuerzos no pude resistirla.

Mientras era aspirada, el tiempo retomó un curso rápido como si quisiera recuperarse, y el caos y el pánico abajo, así como los gritos, eran indescriptibles; pero también esto duró solo un segundo. Al momento siguiente estaba flotando a toda velocidad por un túnel absolutamente oscuro, en el que había algunos destellos, y muy por delante en el túnel brillaba un punto amarillo. El punto se acercó rápidamente y el túnel me arrojó, del mismo modo que un hombre cae del borde de un tobogán de agua a la piscina, a un extraño lugar. Estaba vacío, la sensación de arriba, abajo y a los lados era relativa, no había suelo, pero yo no estaba volando. El aire brillaba con un amarillo lechoso, algo parecido a la más densa niebla con la que jamás te hayas encontrado, alumbrada por faros antiniebla amarillos, pero se podía ver a través de ella.

Instantáneamente aparecieron ante mí cinco figuras humanas amarillo brillantes. Uno de ellos era el principal. Sentí que era una mujer, pero no conocía a ninguno de ellos. Quise ver sus rasgos faciales, pero cuanto más me fijaba, menos veía. Cuando desistí, sentí los rasgos de su cara, del mismo modo que cuando tratas de ver algo con tu visión periférica. El grupo irradiaba una cálida bienvenida y nos estábamos comunicando mediante pensamientos. Me llevaron a un extraño lugar, en medio de la niebla amarilla, tres esferas perfectas estaban situadas de tal modo que formaban un triángulo equilátero, y en medio de él había una esfera más, pero más grande que las otras tres. Pregunté que qué era eso y no recibí ninguna respuesta, pero sentí un cambio. Al principio no podía entender qué clase de cambio era, pero noté cómo la niebla amarilla se oscurecía gradualmente. Sentí que me estaba moviendo. El amarillo se volvió azul oscuro, después negro y vi las estrellas. ¡Era tan...vasto! Comprendí que si me volvía vería la Tierra. Me volví y me quedé atónita por la deliciosa vista. La Tierra era maravillosa y estaba tan cerca. Sentí que estaba viva, como si el planeta en sí fuese un ser. Mientras la admiraba por un rato, miré alrededor y noté cientos de pequeños objetos, que giraban a su alrededor. Eran en general de dos tipos. El primero era feo, cutre, distorsionado, montado a partir de un infinito número de partes y aparecía ridículo y antediluviano. El segundo tipo aparecía brillante, hecho de los más nobles materiales y estaban habitados. Alrededor y dentro de ellos había seres vivos. Los seres eran al menos de 3 o 4 tipos. Muy próximo a mí había un dispositivo con seres de 2,5 a 3 metros de altura, que me estaban observando.

Les pregunté: “¿Quiénes sois?” Y me respondieron: “Tus amigos”. Les pregunté: “¿Qué estáis haciendo?”, pero en ese mismo momento algo sucedió y en vez de responder, señalaron hacia la Tierra, que se hallaba a mi izquierda. Me volví hacia ella y vi un rayo de luz azul, similar al láser, que estaba viajando a través del cosmos. Era extraño que tuviera un principio y un fin, como un tren, y no como un rayo de luz, cuyo principio y final no se puede ver. El rayo alcanzó la Tierra, pasó a su través y continuó a través del cosmos. La Tierra comenzó a brillar con un maravilloso halo azul. Sentí que un gran acontecimiento significativo había sucedido, el cual era bueno. En ese momento sentí una gran vivacidad en la Tierra, como una colmena despierta. Sentí el civismo, la felicidad, la pacificación y el entusiasmo simultáneamente, que estaban brotando de los seres en la Tierra. En ese momento sentí cómo la gravedad me tiró de vuelta a la Tierra. Solo acerté a saludar a los seres altos con un adiós y ellos me lo devolvieron con una sonrisa (sería más preciso decir la sensación de sonrisa). Volé hacia la Tierra y era un poco extraña y muy emocionante, y en un momento, mientras viajaba a muy alta velocidad, me encontré en la niebla amarilla, sin caer ni aterrizar. Generalmente el espacio en ese lugar era muy relativo y la sensación de tiempo era oscura.

El grupo permanecía a un lado y estaba observando cómo dos chicos de 7 y 14 años de edad me daban la bienvenida. Los chicos me llevaron a otro extraño lugar, un cuadro natural, que era como un modelo en la niebla amarilla, pero cuando entras en el modelo, todo es muy real y verdadero. Me encontré en medio de una zona de colinas junto a un lago moderadamente grande. Era a principios de otoño. Nos sentamos en la orilla del lago y contemplamos la naturaleza. Las hojas de los árboles se volvieron amarillas, luego se cayeron, llovió, se puso brumoso. Esto continuó por un largo tiempo. Entonces la lluvia se detuvo y nevó. El lago se congeló. Nevó durante mucho tiempo. Entonces la nevada se detuvo y durante años y años todo estuvo congelado. Fue un invierno extremadamente largo. Finalmente corrieron las gotas y los arroyos y el lago empezó a crujir de un modo ensordecedor mientras el hielo se derretía. Me maravillé muchísimo porque nunca había oído semejante crujido en mi vida. Llegó la primavera, todo floreció, luego vino el sofocante verano con muchos insectos y se transformó de nuevo en un principio de otoño. Hasta ahora no entiendo el significado de este ciclo anual de las estaciones. A continuación, los niños señalaron un camino a la derecha del lago, que pasaba bajo una colina, y en el camino una persona muy alta estaba caminando, un verdadero gigante, ligeramente encorvado y de unos 1,80 metros de altura. (Probablemente suene divertido, pero así es como yo lo percibí). El hombre tenía entre 40- 45 años de edad y llevaba un caballo con un carro. Volvía de un viaje de 2-3 días a una ciudad vecina, donde fue a vender algo. Caminaba pensativo y con desaliento y estaba mirando sus piernas. Se hizo de noche.

Súbitamente, como si yo fuera el hombre, me encontré observando el mundo a través de sus ojos. Tenía una pequeña mujer y ocho hijos, el último de los cuales era un recién nacido. Era un pobre campesino que mantenía a su familia a duras penas, pero entre los campesinos era considerado como de clase media. Su lengua nativa era el alemán, pero también hablaba bien el francés. Vivía fuera de la ciudad y cultivaba la tierra. Entendí todo esto cuando empecé a mirar a través de sus ojos. Se fue alrededor de la colina y frente a él se reveló una vasta llanura, en medio de la cual había una ciudad fea, gris, depresiva, pequeña desde nuestro punto de vista. El tiempo histórico era la Edad Media. Llegó hasta la ciudad y entró. El cuadro que vi desde sus ojos era tan sobrecogedor, que no puede verse ni en la película de Hollywood sobre Edad Media más realista y atrevidamente puesta en escena. Las calles eran estrechas, de 2 metros de ancho, cubiertas con medio metro de barro y excremento animal y humano. Una anciana que parecía una bruja, sin dientes, fea, sucia y repugnante, me metió a la fuerza en la cara algo desagradable, que me estaba tratando de vender. En uno de los cruces, de cerca de 1,5 metros de ancho, había unos niños sucios, sin pantalones, mirándome con ojos como platos, parecían retrasados mentales. Me abrí camino a través de la multitud hasta que alcancé el centro de la ciudad. En la plaza estaban reunidos todos los ciudadanos. Permanecían tras un cordón de soldados, vestidos con divertidas cotas de malla y armados con espadas. Los más altos medían unos 1,60 metros. En medio de la plaza se habían erigido cuatro horcas. Las personas que estaban a punto de ser ahorcadas tenían cuerdas alrededor de sus cuellos. En ese momento, el hombre a través de cuyos ojos yo miraba, vio que su propio hijo de 14 años (uno de los chicos que me había acompañado) se hallaba en la horca. En ese momento fueron ahorcados. El hombre dejó las riendas del caballo, rugió y y se fue corriendo a la horca. Uno de los caballeros lo interceptó y le traspasó justo en el corazón. El hombre cayó a tierra, murió y luego empecé a ver los acontecimientos como invisible entre la multitud.

Cuando la multitud vio todo eso, enloqueció, rompió el cordón y hubo una terrible matanza. Entre la multitud se hallaba la mujer del hombre asesinado y madre del ahorcado, junto con uno de sus chicos, de 7 años de edad, pero que aparentaba 3 o 4. La multitud separó al niño de su madre y entonces uno de los soldados con armadura lo vio y sin ningún motivo sacó su espada y le cortó la cabeza al chico. Este era otro de los chicos que me acompañaban. De repente me encontré a mí misma en la orilla del lago, estaba conmocionada, mi consciencia estaba retorcida, tenía flashes de lo que acababa de ver, estaba llorando y temblando de frío (y aunque no tenía cuerpo físico, así es como lo sentía). Los chicos me estuvieron haciendo mimos durante largo tiempo, hasta que volví en mí. Cuando recobré el conocimiento, me sacaron del modelo y me encontré a mí misma en la niebla amarilla. El grupo estaba allí y me estaba esperando.

Entonces oscureció de repente, como si alguien hubiese apagado la luz de la niebla. Me asusté mucho, pero me asusté más cuando vi que la gente en mi grupo se aterraba. Yo también me aterroricé. Empecé a gritar: “¿Qué está pasando? ¿Qué está pasando?” Los demás solo estaban mirando hacia mí horrorizados. Entonces de repente oscureció, como si alguien apagara la luz de la niebla. Sentí que en cualquier momento algo malo me iba a pasar, que mi destino se determinaría. Nadie me contestó, todos permanecían horrorizados. Entonces oí una voz desde lejos, muy lejos. ¡Cálmate! ¡Todo irá bien, todo está bien! Escuché la voz y me calmé un poco. Tras un rato se volvió otra vez brillante y vi cómo el grupo recuperaba el aliento con enorme alivio. (Más tarde cuando les conté esto a mis padres, mi madre empezó a llorar y dijo que durante toda la operación me estuvo diciendo interiormente las mismas palabras). Entonces los chicos me llevaron aparte y tuvimos una conversación seria sobre los eventos que se iban a producir en mi vida, me advirtieron que olvidaría aquello de lo que estábamos hablando. Fue una conversación larga y cuando terminó nos despedimos unos de otros y me hallé en la mesa de operaciones. Sentía cómo me cosían, pero no podía decir nada, ni siquiera moverme o demostrar que estaba despierta y que me dolía. Ante mis ojos, los chicos me saludaban de lejos en la niebla amarilla y repetían que pronto nos encontraríamos de nuevo.

Hoy sé que una de las tareas que estábamos discutiendo en aquel momento y que yo había olvidado, está ahora completada. Es algo personal y por eso no la voy a contar. También sé que en aquel día (el de la operación) estaba previsto que muriera y no volviera de nuevo a la Tierra. Pero seres con alto poder espiritual me redimieron. Solo un detalle, en aquel día tenía que ir a un oscuro y desagradable lugar por un largo tiempo, podéis llamarlo infierno, si queréis. No importaba que fuera todavía una niña, las malas obras, que había realizado antes, tenían que llevarme a un lugar, donde pudiera redimirlas, antes de regresar de nuevo a la Tierra y tener la oportunidad de vivir como ser humano, pero con un duro destino. Ahora sé qué actos determinaron esta retribución, pero esta es otra larga historia.

Tras esta experiencia de muerte física desperté instantáneamente como una nueva persona. Con el tiempo cambié un montón y hoy tengo una diferente comprensión acerca del mundo y acerca de aquello que debo hacer y aquello que no debo hacer. Me di cuenta de que tengo una gran necesidad de crecimiento espiritual e iluminación, y este es el único camino y la única meta, y que sin eso, la vida no tiene sentido y es tiempo malgastado. Tras la operación tengo la habilidad de ver hacia delante en el tiempo así como hacia atrás y he recordado muchas vidas pasadas. Muy a mi pesar, me quedé muy decepcionada por mi baja consciencia en el pasado. También me di cuenta de que la percepción extra sensorial es una cosa normal para todos los seres humanos, pero no deben utilizarla porque limitan el alma a los bajos niveles de los mundos espirituales. A todos los que han leído hasta aquí quiero decirles: morir no es algo especial, mucho más especial e importante es vivir y ser además consciente de la función y del propósito de tu vida. La última cosa que quiero decir es que no dudo de la existencia de Dios como un poder sabio y su esencia es todo amor, compasión y perdón. Nunca niega nada que se le pida, pero les da particularmente más a aquellos que quieren acercarse a Él.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? Sí.

¿En el momento de la experiencia, había asociada alguna situación potencialmente mortal? Sí. Un proceso quirúrgico muy arriesgado.

¿Cómo se compara su más alto nivel de consciencia y alerta durante la experiencia a su consciencia y alerta normal de todos los días? Más consciente y alerta de lo normal.

¿Su visión difería de algún modo de su visión normal de todos los días (en todos los aspectos, tales como claridad, campo de visión, colores, brillo, grado de profundidad de percepción de la solidez / transparencia de los objetos, etc.)? Sí.

¿Su audición difería de algún modo de su audición normal de todos los días (en todos los aspectos, tales como claridad, capacidad de reconocer la fuente del sonido, tono, volumen, etc.)? No estoy segura.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí.

¿Entró o pasó a través de un túnel o recinto? Sí.

¿Vio usted una luz? Sí.

¿Se encontró o vio a algunos otros seres? Sí.

¿Experimentó una revisión de acontecimientos pasados de su vida? No.

¿Observó u oyó algo relacionado con personas o eventos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? No estoy segura.

¿Vio o visitó hermosos, o de algún otro modo peculiares, localizaciones, niveles o dimensiones? Sí.

¿Tenía alguna sensación de alteración del espacio o del tiempo? No estoy segura.

¿Tenía la sensación de comprender un conocimiento especial, orden universal y/o propósito? No estoy segura.

¿Alcanzó un límite o una estructura física de delimitación? No.

¿Llegó a ser consciente de acontecimientos futuros? No estoy segura.

¿Tuvo algún don psíquico, paranormal u otros dones especiales tras la experiencia que no tuviese antes? No estoy segura.

¿Ha compartido esta experiencia con otros? Sí.

¿Tenía usted algún conocimiento de experiencias cercanas a la muerte (ECM) previamente a su experiencia? No estoy segura.

¿Qué pensó usted de la realidad de su experiencia poco después (días a semanas) después de que sucediera? La experiencia fue definitivamente real.

¿Cómo ve actualmente la realidad de su experiencia? La experiencia fue definitivamente real.

¿Han cambiado sus relaciones específicamente como resultado de su experiencia? Sí.

¿Han cambiado sus creencias/prácticas religiosas específicamente como consecuencia de su experiencia? No estoy segura.

¿Tras la experiencia, ha tenido otros eventos en su vida, medicamentos o sustancias que hayan reproducido alguna parte de la experiencia? No.

¿Las preguntas planteadas y la información que ha proporcionado describen de forma precisa y exhaustiva su experiencia? No estoy segura.