La historia de un padre y su hijo de 3 años
|
Tema de esta NDE: un niño de 3 años es aplastado por la puerta automática de un garaje.
- Idioma original NDE: inglés. Fecha traducción: Ene-04. Traducción completa del original.
- Dirección NDE inglés (original): https://www.nderf.org/Archives/2_6_2002.html
- Dirección NDE español: https://www.nderf.org/NDERF/Languages/languages.htm (Pulsar “Español/ECM historias”)
- Método de traducción: manualmente con ayuda programa Internet: http://www.freetranslation.com/
- Nota aclaratoria: Esta traducción no es perfecta, la ha realizado un traductor no profesional y puede contener errores respecto a la versión original. Se recomienda consultar la versión original en caso de duda.
- ¡Por favor, se necesitan voluntarios para traducir al español más NDEs! Contactar con Jody Long: nderf@nderf.org
Normalmente nosotros no publicamos las experiencias que no son relatos de primera mano o las que no nos las envía alguna persona que esté directamente implicada. Este es un relato de una NDE tan HERMOSA, que trata de su hijo de 5 años, que yo la tenía que compartir. Este relato me lo mandaron a través de una carta en cadena, así que presumiblemente estaba destinado a ser compartido con centenares de personas. Si cualquiera de ustedes conociese al Sr. Glenn, tenga por seguro que agradeceríamos si le hiciesen saber que tenemos su relato en nuestra página web y que nos encantaría preguntarle unas pocas preguntas más de seguimiento. - Gracias, Jody (webmaster).
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA:
El 22 de julio yo iba rumbo a Washington, DC
para un viaje de negocios. Todo era tan realmente ordinario, hasta que aterricé
en Denver para cambiar de avión. Cuando recogí mis pertenencias del armario de
arriba, se cursó un anuncio para el Sr. Lloyd Glenn, para que viera al
Representante del United Customer Service inmediatamente (Atención al Cliente de
la United). No pensé nada al respecto hasta que alcancé la puerta para salir del
avión y escuché a un caballero que preguntaba a todos los hombres si ellos eran
el Sr. Glenn. En este momento supe que algo iba mal y el corazón se me hundió.
Cuando me bajé del avión, un joven con expresión solemne vino hacia mí y dijo:
"Sr. Glenn, hay una emergencia en su hogar. No sé en qué consiste la emergencia,
o qué implica, pero lo llevaré al teléfono para que usted pueda llamar al
hospital." Mi corazón ahora estaba latiendo con fuerza, pero mi voluntad de
calmarme se impuso. Como un madero (en el original: “Woodenly”), seguí a este
desconocido a un teléfono lejano donde llamé al número que él me dio del
Hospital de Misión (Mission Hospital). Transfirieron mi llamada al centro de
trauma, donde supe que mi hijo de tres años había quedado atrapado debajo de la
puerta automática del garaje durante varios minutos, y que cuando mi esposa lo
había encontrado, estaba muerto.
La resucitación cardio pulmonar le había sido realizada por un vecino, que es
médico, y los paramédicos habían continuado el tratamiento mientras Brian era
trasladado al hospital. En el momento de mi llamada, Brian había sido revivido,
y ellos pensaban que viviría, pero no sabían cuánto daño había sufrido en el
cerebro y en el corazón.
Ellos me explicaron que la puerta se había cerrado completamente sobre su
pequeño esternón, justo sobre el corazón. El había sido severamente aplastado.
Después de hablar con el personal médico, mi esposa sonó preocupada pero no
histérica, y me consoló su calma. El vuelo de regreso pareció durar eternamente,
pero finalmente llegué al hospital seis horas después de que la puerta del
garaje hubiera bajado.
Cuando entré en la unidad de vigilancia intensiva, nada me podría haber
preparado para ver a mi hijo pequeño tumbado tan quieto en una gran cama con
tubos y monitores por todas partes. Él estaba en un respirador. Miré a mi esposa
que estaba de pie e intentaba darme una sonrisa de consuelo. Todo parecía como
un sueño terrible. Me dieron todos los detalles y un pronóstico conservador.
Brian iba a sobrevivir, y las pruebas preliminares indicaron que su corazón
estaba BIEN, dos milagros por sí mismos.
Pero sólo el tiempo diría si el cerebro sufrió algún daño. A lo largo de las
horas aparentemente interminables, mi esposa estaba en calma. Ella sentía que
Brian estaría eventualmente bien. Me agarré a sus palabras y a su fe como a una
cuerda salvavidas. Toda esa noche y al día siguiente Brian estuvo inconsciente.
Parecía una eternidad desde que yo había salido para mi viaje de negocios el día
anterior. Finalmente, a las dos de esa tarde, nuestro hijo recobró el
conocimiento y se incorporó pronunciando las palabras más hermosas que yo le he
escuchado decir jamás. Él dijo, "Papá, cógeme," y alargó hacia mí sus pequeños
brazos. [INTERRUPCION con LÁGRIMAS... sonrisa]
Para el día siguiente se declaró que él no tenía déficits neurológicos ni
físicos, y la historia de su milagrosa curación se extendió por todo el
hospital. Usted no puede imaginarse cuando llevamos a Brian a casa, nosotros
sentíamos una reverencia extraordinaria por la vida y amor por nuestro Padre
Celestial que viene a los que rozan la muerte tan de cerca.
En los días siguientes había un espíritu especial en nuestro hogar. Nuestros dos
niños mayores estaban mucho más cercanos a su hermano pequeño. Mi esposa y yo
estábamos mucho más cercanos el uno al otro, y todos nosotros estábamos muy
cercanos como una familia completa. La vida tomó un ritmo [o paso] menos
estresante. La perspectiva parecía estar más enfocada, y el equilibrio mucho más
fácil de conseguir y mantener. Nos sentíamos profundamente bendecidos. Nuestra
gratitud era verdaderamente profunda.
¡La historia no ha terminado (sonrisa)! Casi un mes después del día del
accidente, Brian se despertó de su siesta de la tarde y dijo: "Siéntate Mami.
Tengo algo que decirte." En ese momento en su vida, Brian hablaba generalmente
con frases pequeñas, así que el que dijese una frase grande sorprendió a mi
esposa.
Ella se sentó con él en su cama, y él comenzó su cuento sagrado y
extraordinario. "¿Te acuerdas cuando me quedé pillado debajo de la puerta del
garaje? Bien, era tan pesada y dolía mucho. Yo te llamé, pero tú no podías
escucharme. Empecé a llorar, pero entonces dolía demasiado. Y entonces ‘los
pajaritos’ vinieron" (en el original: “And then the ‘birdies’ came”).
"¿Los pajaritos?", preguntó mi esposa desconcertada. "Sí," contestó él. "Los
pajaritos hicieron un sonido de whooshing (como de agua) y entraron volando en
el garaje. Ellos me cuidaron." “¿Eso hicieron ellos?” "Sí," dijo él. "Uno de los
pajaritos vino y fue a avisarte. Ella vino a decirte que yo me había quedado
atascado debajo de la puerta." Un dulce sentimiento de reverencia inundó la
habitación. El espíritu era tan fuerte y aún así más ligero que el aire.
Mi esposa se dio cuenta de que un niño de tres años no tiene la noción de la
muerte y los espíritus, así que él se refería a los seres que vinieron a él del
más allá como "pajaritos" porque estaban arriba en el aire como pájaros que
vuelan. "A qué se parecían los pajaritos?", preguntó ella. Brian contestó,
"Ellos eran tan preciosos. Ellos vestían de blanco, todo blanco. Algunos de
ellos tenían verde y blanco. Pero algunos de ellos sólo tenían blanco." "¿Te
dijeron algo ellos?" "Sí," contestó él. "Ellos me dijeron que el bebé estaría
bien." "¿El bebé?", preguntó mi esposa confundida.
Brian contestó, "El bebé que estaba tirado en el suelo del garaje." Y continuó,
"Tú saliste y abriste la puerta del garaje y corriste hacia el bebé. Tú le
dijiste al bebé que se quedase y no se fuera."
Mi esposa casi se desplomó al escuchar esto, porque ella, de hecho, había ido y
se había arrodillado al lado del cuerpo de Brian, y viendo su pecho aplastado,
susurró, "No nos dejes Brian, por favor, quédate si puedes." Cuando ella escuchó
que Brian le decía las palabras que ella había dicho, ella se dio cuenta de que
el espíritu había salido de su cuerpo y estaba mirando hacia abajo desde arriba
a esta pequeña forma sin vida.
"¿Entonces qué sucedió?", preguntó ella. "Nos fuimos de viaje", dijo él, "muy,
muy lejos." Él se puso entusiasmado intentando decir las cosas para las que
parecía no tener palabras. Mi esposa trató de calmarlo y confortarlo, y le hizo
saber que no pasaba nada (o que estaba bien. En el original: “and let him know
it would be okay”). Él luchó queriendo decir algo que obviamente era muy
importante para él, pero encontrar las palabras era difícil. "Volamos tan rápido
por el aire.”
“Ellos eran tan bonitos, Mami,” él agregó. "Y hay muchos, muchos pajaritos." Mi
esposa estaba aturdida. En su mente, el dulce espíritu consolador la envolvió
más sólidamente, pero con una urgencia que ella nunca había conocido antes.
Brian siguió deciéndole que los "pajaritos" habían dicho que él tenía que volver
y decirles a todos acerca de los "pajaritos." Él dijo que ellos lo trajeron de
vuelta a la casa y que un gran camión de bomberos y una ambulancia estaban allí.
Un hombre estaba sacando al bebé en una cama blanca y él estaba intentando
decirle al hombre que el bebé estaría bien, pero el hombre no lo podía oír. Él
dijo que los pajaritos le dijeron que él tenía que ir con la ambulancia, pero
que ellos estarían cerca de él. Él dijo que ellos eran tan bonitos y tan
pacíficos, y que él no quería regresar. Entonces la luz brillante vino.
Él dijo que la luz era tan brillante y tan cálida (en el original: “so bright
and so warm”), y que él amaba tanto a la luz brillante. Alguien estaba en la luz
brillante y puso sus brazos alrededor de él, y le dijo, "Te quiero, pero tienes
que volver. Tú tienes que jugar al béisbol, y contarles a todos acerca de los
pajaritos." Entonces la persona en la luz brillante lo besó y le dijo adiós con
la mano. Entonces whoosh (ruido de agua), el gran sonido vino y ellos fueron a
las nubes.
La historia siguió durante una hora. Él nos enseñó que los "pajaritos" están
siempre con nosotros, pero nosotros no los vemos porque miramos con nuestros
ojos y no los oímos porque escuchamos con las orejas. Pero ellos siempre están
ahí, tú sólo puedes verlos aquí (él puso su mano sobre el corazón). Ellos
susurran las cosas para ayudarnos a hacer lo que está bien porque nos aman
tanto.
Brian continuó diciendo, "yo tengo un plan, Mami. Tú tienes un plan. Papi tiene
un plan. Todos tienen un plan. Todos debemos vivir nuestro plan y mantener
nuestras promesas. Los pajaritos nos ayudan a hacer eso porque nos aman tanto."
En las semanas que siguieron, él a menudo vino a nosotros y nos lo contó todo o
una parte de ello, una y otra vez. La historia siempre se mantenía igual. Los
detalles nunca cambiaban, ni estaban desordenados. Algunas veces él añadía
golosinas de información adicionales y clarificaba el mensaje que él ya nos
había dado.
Nunca dejó de asombrarnos cómo podía contarnos tales detalles y hablar más allá
de su habilidad cuando hablaba de sus pajaritos. A todos los sitios que iba, les
contaba a los desconocidos acerca de los "pajaritos." Sorprendentemente, nadie
jamás lo miró con extrañeza cuando lo hacía. Al contrario, ellos siempre ponían
una mirada tierna en su cara y sonreían.
Es innecesario decir que nosotros no hemos sido los mismos desde aquel día, y
rezo para que nunca lo seamos.