ECM de James T
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Descripción de la experiencia:

El otro día me encontré con su página web y me reí de mí mismo por no habérseme ocurrido buscar un sitio como el suyo antes. Con todo lo raras que puedan ser las llamadas “experiencias cercanas a la muerte”, parece que hay muchas personas que las han tenido. Se podría pensar que en 36 años me tendría que haber encontrado al menos con una de ellas para podérselo contar, pero por desgracia no ha sido aSí. Quizás si aceptan mi relato y lo publican en su página web pueda tener al fin la oportunidad de hablar con alguna de ellas. Hace mucho que quiero transmitir las cosas que he comprendido, y les he contado mis experiencias a muchas personas, pero es evidente que es algo que mucha gente simplemente desconoce. Algunos lo encuentran interesante, pero se puede decir que a muchos, por la expresión de sus caras, les parezco un poco raro.

He tenido tres experiencias en mi vida, pero antes quiero señalar que quien acuñó la frase “experiencia cercana a la muerte”, probablemente nunca tuvo una. Puedo asegurar que no hay nada a mitad de camino o “cercano” en relación con la muerte, incluso si se tiene la suerte de volver de una experiencia así, la muerte es muy absoluta. Sería como decirle a una mujer que tuvo un aborto espontáneo a los 8 meses y medio, que nunca estuvo realmente embarazada, sino que simplemente tuvo una “experiencia cercana al embarazo”.

La primera vez que me morí fue en el verano de 1968, con cuatro años de edad. Me ahogué. La gente parece sorprenderse mucho de que recuerde algo de esa edad, y yo debo aceptar que no hay muchas más cosas de esa edad que pueda contar con cierto detalle, pero un evento traumático como el ahogamiento tiende a grabarse en la mente, y puedo recordar cada detalle como si acabase de ocurrir. Como probablemente esperarán, no fue una experiencia agradable.

Tan pronto como tuve dificultad para alcanzar la superficie y respirar, me entró pánico. Y tan pronto como no pude llegar en absoluto a la superficie, ese pánico subió casi instantáneamente hasta el terror absoluto. Solo sabía que no podía inspirar agua, contuve la respiración tanto como pude; pero el dolor que sentía se agudizó tan rápidamente, como una llama pasa del azul al amarillo y luego al blanco. Se volvió blanco tan rápidamente que no podía distinguir si era blanco caliente, blanco frío, o simplemente blanco. Y antes de tomar esa inspiración de agua, simplemente abandoné mi vida, psicológicamente, y en ese dejar ir, fui inmediatamente abrazado por la más profunda sensación de paz y calma. Siempre pensé que debió ser como estar en el útero materno, la sensación de ingravidez, flotando en este perfecto fluido que carecía de sensación de temperatura, simplemente se igualó a la de todo mi ser. Y un reconfortante, tranquilo, apagado blanco zumbido de un ruido. Cada sentido sintió este perfecto confort de un absoluto amor y pertenencia. Yo simplemente me convertí en esta perfecta luz blanca.

Ahí fue donde terminó la experiencia. Al parecer, el vecino me vio de pie en el muelle y la siguiente vez que levantó la vista yo había desaparecido. Más tarde me enteré de que casi arranca la puerta del chalet de sus goznes al precipitarse a su través, cubrió un tramo importante de la playa en cuestión de zancadas y consiguió localizarme bajo el agua lo suficientemente rápido como para que esté tecleando estas palabras hoy. Él sabe quién es, y gracias de nuevo. Lo siguiente que recuerdo es lo desagradable de vomitar agua, pues al tener líquido en los pulmones, cada vez que se tose algo hacia fuera, automáticamente se tiene esa respuesta de boquear por aire tan rápido que se inhala algo del agua que se acaba de intentar expulsar. Esa parte no es en absoluto agradable, es un palo, si se considera que un momento antes me hallaba en el estado más bienaventurado.

La segunda experiencia de muerte que tuve fue a la edad de 19 años. Ahora, aquí es cuando espero perder completamente muchos lectores, dado que fue una sobredosis de hongos alucinógenos la que me llevó a esta experiencia. Así que acepto el hecho de que muchos puedan suponer que simplemente tuve una alucinación, cosa que yo mismo probablemente habría pensado, si no hubiese tenido la experiencia previa. No fue una sobredosis intencional; fue una simple estupidez, la exuberancia de la juventud, pues nunca antes había visto un plato entero rebosante de hongos alucinógenos. Los había tomado en el pasado, unas cuantas veces (muy divertido), pero medio gramo de hongos basta para subir muy alto, y un gramo entero es más que suficiente. Esa noche en particular, me tomé dos puñados enormes. Debieron de ser de ocho a diez gramos. Sobra decir, que alrededor de una hora más tarde no me sentía bien en absoluto, y fui al baño a ver si se me pasaba. Noté que estaba en un serio problema cuando, mientras estaba sentado en el excusado, empecé a perder todas las funciones de mi cuerpo, y no me podía levantar ni pedir ayuda aunque quisiese hacerlo.

De pronto me encontré en el techo mirando mi cuerpo. Ni siquiera pasé mucho tiempo contemplándolo pues ya no estaba en él, no era yo, yo estaba aquí arriba en el techo, por lo que me fue fácil dejar atrás este caparazón. Me alejé de mi cuerpo y sencillamente pasé a través del techo, rápidamente volé sobre la ciudad, y fui inmediatamente arrojado a través del espacio. Recuerdo muy al principio pasar planetas de nuestro sistema solar como Saturno y Júpiter, y pensar que era extraño que pudiese ver detalles con tanta nitidez. (Años más tarde estaba viendo las noticias y estaban anunciando el descubrimiento de otras lunas alrededor de uno de los planetas y yo ya había visto de lo que estaban hablando). Me parecía tener mucho tiempo para observar lo que pasaba, pero al mismo tiempo era consciente de que iba demasiado rápido para tener tiempo de hacerlo. Lo cual evidenciaba que no estaba en el espacio / tiempo normal. Estaba de alguna manera fuera de él y sin embargo capaz de observar y experimentar cosas a diferentes niveles del espacio y tiempo simultáneamente. Al instante estaba subiendo vertiginosamente a través de lo que parecía ser simple espacio vacío, dirigiéndome hacia un punto de luz distante. Creció rápidamente en tamaño mientras me aproximaba a él, y me di cuenta que era la misma pura luz blanca que experimenté a los cuatro años. Era la más absoluta, pura luz a la que nunca daña mirar, probablemente porque en realidad no se la está mirando con los ojos físicos, pues aun cuando la sensación es la de ver, se trata de una visión de la mente. Era como un sol o un planeta de luz hasta que estuve lo suficientemente cerca como para ver más detalles. Fue en ese momento, cuando vi esos detalles y lo que solo puede ser descrito como “todo” fue revelado, e incluso ésta es una pobre descripción de lo que comunico. Solo puedo describir los detalles como billones y billones de “bits” de luz moviéndose en espiral tanto de regreso a, como hacia fuera de este “cuerpo de luz” que solo es una descripción más visual de lo que llamamos Dios. Nosotros solo somos Dios en la medida en que este entero cuerpo de luz no puede ser esa integralidad sin todas sus partes o “bits” de luz.

Había una perfecta armonía en este proceso, y era como si todo el conocimiento se transmitiera al ver esto. El pensamiento que siguió inmediatamente fue que había una armonía y un tiempo en el que vendría y me uniría a este “cuerpo de luz”, solo que no era ahora… ¡¡¡WHAM!!!... al instante de tener este pensamiento, fui lanzado por todo el camino de vuelta y proyectado al interior de mi cuerpo, y mis ojos se abrieron de golpe. Sabía exactamente dónde estaba, por qué estaba allí, y seguía teniendo esta experiencia completamente viva dentro de mí. “¡Oh Dios mío, conozco la respuesta a la vida y al universo!”. Pensé para mis adentros: “Si tan solo pudiera salir del baño y contárselo a alguien”. Pero no podía moverme, estaba de regreso en mi cuerpo pero mi cuerpo seguía estando muerto. Debí permanecer sentado allí durante al menos un minuto o más antes de darme cuenta de que no respiraba. Oh, esto no es bueno. Respirar inmediatamente sería una buena idea. ¡¡Respira!! ¡¡Venga, respira!! Empezó a darme un poco de pánico, y de algún modo me di a mí mismo una especie de shock mental, ya saben: “¡¡Intensidad 20… apártense… whuuump!! Al parecer, justo lo suficiente para permitirme golpear mi cuerpo contra la pared un par de veces para insuflar de nuevo vida en mis miembros.

Finalmente me recuperé lo suficiente, después de estar sentado allí otros 20 minutos o así, como para levantarme y abandonar el excusado del baño. Cuando me vi en el espejo, todavía parecía algo muerto, en el sentido de que mi color era de un verdadero gris enfermizo, y estaba cubierto de sudor. Fue entonces cuando me hice físicamente muy consciente del hecho de que mi corazón probablemente se había detenido, aunque solo fuera por uno o dos instantes. Como ya dije, se sale del espacio y tiempo normal, por lo que incluso una experiencia que parece implicar una gran cantidad de tiempo, en realidad podría ocurrir en una fracción de segundo. Cuando abrí la puerta del baño, un más bien alegre, y bastante hecho polvo, compañero de trabajo me echó un vistazo y dijo: “¡¡Mierda, no tienes muy buen aspecto, quizás deberías irte a casa, estás como gris!!”. “Me parece buena idea”: acerté a decir, y me di cuenta de que la explicación de la vida y el universo tendrían que esperar.

Ahora, la tercera experiencia ocurrió justo antes de la Navidad del año pasado, 2003, y todavía se está desarrollando, por decirlo de algún modo, incluso ahora. Echando la vista hacia atrás, parece que los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 pusieron algo en marcha. Parece que fue entonces cuando empecé a notar un dolor en el pecho, justo donde las costillas se separan, donde está el plexo solar. Alguien me dijo que ahí está uno de nuestros “chakras”, o nuestro centro. Entre el 11 de Septiembre y las últimas Navidades, ese dolor no hizo más que crecer gradualmente; provocado por una serie de acontecimientos personales muy estresantes que no es importante detallar. Al final me encontré con un dolor excesivamente fuerte, todo él concentrado en este único lugar. Era simplemente excesivo dolor para mí como para aceptar lógicamente que fuera todo mío. Aun cuando todos los días de mi vida habían sido un infierno tortuoso, no había llegado a este dolor tan excesivo. Simplemente no podía ser mi dolor, solo podía ser el dolor que estaba viendo en el mundo. Simplemente había perdido la capacidad de rechazar algo de él. Creo que todos estamos expuestos al mismo dolor del mundo todos los días, solo que tenemos nuestra propia y única manera para de algún modo atemperarlo… drogas, alcohol, trabajo, relaciones, religión… lo que sea. Yo simplemente no podía desembarazarme más de nada de él y eso me estaba matando.

No podía diferenciar ansiedad, de estrés, de náusea o hambre. La sensación era igual en todos los casos, todo en el mismo lugar en mi pecho. Pasé meses sintiendo cada día como si estuviera a punto de tener un ataque al corazón. ¡No! No hubo suerte. Y el dolor simplemente seguía creciendo. Todos los días no hacía más que pensar que no podía soportar más sufrimiento, que no podía ser que empeorara… pero lo hacía.

Entonces un día, en torno al 12 de Diciembre del último año, tuve esta tercera experiencia. No era tanto una muerte física como un colapso psicológico de la mente. No podía dejar de relacionarlo con el colapso de un universo. Había visto ese programa con el físico Steven Hawking explicando la naturaleza y origen del universo, y pude relacionarlo con la manera en que él, trabajando hacia atrás y colapsándolo, fue capaz de cuantificar matemáticamente el universo entero hasta sus orígenes, en lo que él denominó “Singularidad Unificada”. Este colapso de la mente empezó al intentar dar sentido a este profundo dolor que sentía. Yo no estaba tratando de hacer algo específico, pero cuando empecé a trabajar hacia atrás, tomando una situación existente y examinando todos los componentes que la formaban, y después tomando cada componente y examinando qué era lo que hacía esa cosa real, muy rápidamente mi mente empezó simplemente a proceder por su propia cuenta. Me senté allí más como un espectador que como el participante, y simplemente tomé consciencia de todas las cosas a través de las que mi mente trabajaba. Cuanto más atrás iba, más se aceleraba el proceso. Entonces llegué a un estado en el que, como el vuelo de regreso al “cuerpo de luz”, al principio estaba desconcertado por el hecho de que podía comprender todo lo que estaba ocurriendo, luego fue tan rápido que empecé a tener bastante miedo. Cuanto más atrás iba aquello, más se aceleraba, simplificándose más y más hasta que alcanzaba el fin con una palabra. Y sin importar la palabra que escogiese, podía ir en círculos con una palabra, cualquiera que esta palabra fuese.

Me senté allí esperando la muerte. Estaba seguro de que mi mente simplemente se había colapsado completamente, y que esto debía ser lo que le sucedía a alguien justo antes de tener un aneurisma cerebral o una combustión espontánea. El interior de mi cabeza, mi cerebro, lo que sea, no hacía más que zumbar. Parecía como si la parte posterior de mi cerebro hubiera duplicado su tamaño y la parte posterior de mi cabeza se hubiera hinchado también. Y esperé, y esperé, y esperé. Pero no morí.

Realmente no sé cómo me sentí respecto a esto. Una parte de mí se sintió aliviada, seguro. Pero el sentimiento más predominante era como el arrepentimiento casi. Lo que había acarreado el colapso era demasiada comprensión de demasiadas cosas. Cosas que sabía que no tenía por qué ser capaz de comprender o entender, pero que simplemente lo hice y no podía ignorarlas. Me sentí completamente atornillado, sabiendo que la gente no aceptaría esto sobre mí, y con todo sentía una sensación casi de desesperación por compartir lo que sabía.

Por ejemplo, volviendo a Steven Hawking y a la teoría de la “Singularidad Unificada”, él dice que puede llevar al universo de vuelta hasta el instante posterior al “Big Bang”, pero que él no puede entender lo que causó la explosión en Sí. De veras que me gustaría no poder tampoco, pero puedo. Los científicos, hace años, creían que el átomo era la cosa más pequeña que existía. Ahora, la cosa más pequeña que han descubierto, con el advenimiento del microscopio electrónico de efecto túnel, es algo que han llamado “quark”. La cosa más pequeña que existe, de hecho, la única cosa que existe realmente y que constituye el universo entero es una partícula subatómica de luz. El Profesor Hawking realmente ha ido un poco lejos con sus matemáticas y no se da cuenta que eligiendo el término “singularidad”, contradice otra ley aceptada en física. Siendo ésta, que dos partículas de materia no pueden ocupar el mismo espacio al (o en el) mismo tiempo, y que cuando el universo que está colapsando alcanza el final de su colapso, y las dos últimas partículas subatómicas de luz intentan ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, no pueden, y entonces se aniquilan la una a la otra en un “Bing Bang”, comenzando así otro universo. De ahí el carácter infinito del universo… expansión, colapso, expansión, etc.

Ésta fue solo una de las cosas de las que súbitamente tomé consciencia. Y mientras permanecía allí esperando la muerte, pensaba sobre estas cosas y sobre cómo se aplicaban a cosas como la religión, y hasta qué punto el lenguaje era exacto, cuando se lo aplicaba correctamente. Aun cuando estos sentimientos venían de mucho tiempo atrás, y no estaban originalmente en lengua inglesa, de alguna manera se las han arreglado para sobrevivir tanto al tiempo como a la traducción. En aquel entonces, el lenguaje era mucho más metafórico y de representación. Ahora el lenguaje es muy específico y literal y hay significados muy específicos para las palabras usadas en religión, tal como son usadas hoy. Pero debemos recordar que no estaban destinadas a ser tomadas literalmente, sino más bien aplicadas metafóricamente. Uno de los modos en que vi esto, sentado allí agotando palabras, fue con la simple y familiar frase: “Pienso, luego, existo. Pienso, luego existo. Pienso, luego, pienso, luego, pienso, luego, pienso pienso pienso pienso pienso…”, y al igual que las dos partículas subatómicas de luz restantes luchando, chocando una con otra en una batalla por ocupar ese espacio en el que solo a una se le permitiría permanecer, como Dios, al principio, como las dos últimas partículas de luz, simplemente consciente de mí mismo y nada más.

Pienso.

¿Qué piensas?

Pienso pienso.

¿Y quién es el que está pensando?

Yo.

¿Y quién eres tú?

El que está pensando.

¿Y qué piensas?

Que soy algo que piensa que está… uh… pensando.

¿Entonces eres un pensamiento o algo que piensa que está pensando?

No lo sé. No puedo decirlo. No puedo ver nada. Está oscuro y tengo miedo. Me siento tan solo y temo que voy a pensarme hasta el olvido.

¿Por qué no enciendes las luces?

¿Hay luces? Bien, ¿Dónde está el interruptor? Es broma, aquí no hay nada salvo tú pensando que estás aquí.

Bien, ¿Quién eres tú?

¡Me imagino que te estás hablando a ti mismo!

¡¡Oh, genial!!

Aquí, yo tengo una idea, o tú tienes una idea. ¿Por qué no pides simplemente luz y quizás pidiéndola crearás eso que necesitas más que nada? Quiero decir ¿cómo puedes saber si hay algo sin la luz con la que verlo? ¿No?

Bueno, ¡Punto! Vale, “HÁGASE LA LUZ”.

Y con eso, en el último segundo, Dios ve que él solo es dos partículas de luz remanentes y Dios es aniquilado. Él se sacrifica a sí mismo para convertirse en el medio, que es puesto en libertad (libre albedrío, hecho a la imagen de Dios) para encontrar su propia forma de expresión en esta expansión aleatoria y caótica. Todo comenzó como luz y se enfrió y se arremolinó y chocó y se estableció y encontró libremente su propia expresión. Todavía es solo luz. Todo ello, luz enfriada, en sus diversos estados. Dios entonces, realmente será el último juez, en el sentido de que no puede convertirse en cualquier cosa. Como todos, como medio, como luz, Dios tan solo puede dar testimonio de todo lo que viene a ser. Todo lo que viene a ser requiere la luz para revelar su existencia, y aquello que se revela o ilumina, revela la existencia de la siempre presente luz. (El Padre y El Hijo). Y como la física ya ha comprendido que cada partícula subatómica de materia en este espacio y en este tiempo tiene su contraparte de antimateria, que no existe en el espacio ni en el tiempo en absoluto. A diferencia de una célula que se divide en dos partes, lado a lado, la contraparte de antimateria de cada partícula subatómica de luz, existe justo allí donde esta partícula existe, no requiriendo espacio en absoluto. Aquí es donde existe la mente. (Espíritu Santo). Aunque parezca que hay un montón de espacio vacío en el universo, la verdad es que no se podría insertar en él ni una sola partícula de luz. ¡No hay lugar! Y así como una conexión eléctrica ininterrumpida, el universo está conectado a sí mismo como una sola cosa. Esa es la razón por la que la luz puede viajar tan rápido, ella misma está viajando a través de una cadena ininterrumpida de luz. Del mismo modo, la antimateria también sería una conexión ininterrumpida.

Así pues, en verdad, solo hay una sola cosa física, como el universo, con una sola mente. Tenemos ocasionales vislumbres de esta conexión con cosas como las capacidades de los médiums o con personas como los idiotas-sabios y otras cosas que desconciertan a la ciencia. Por alguna razón, simplemente se hallan ligados dentro de esta conexión. Por ejemplo, pensad en un lugar muy lejano, instantáneamente podéis estar allí en vuestra mente, sin necesidad de tiempo para llegar allí. El pensamiento es la única cosa que puede viajar más rápido que la luz, ya que no existe en el espacio o en el tiempo.

Ahora bien, las palabras pueden tener mucho más sentido en vez de estar tan desconectadas de la realidad. No es en absoluto este mágico y misterioso: “Y el Señor te dijo…” supercherías. La verdad es mucho más profunda y exhaustiva. Si hubiese un Ser Supremo que fuese una especie de fuerza direccional detrás de todo lo que existe, y fuese como un hombre, no sería capaz de crear un sándwich de mantequilla de cacahuete por no hablar de un universo. Mirad al cielo tan solo y ved cuánto hay ahí. Pensar que algún Dios lo creó todo para el hombre sería una tal arrogancia para ese Dios, que habría perdido de vista al hombre por completo. El “Pecado Original”, por ejemplo, no es en realidad un pecado tal como concebimos los pecados. Es la inevitable condición del hombre en cuanto criatura que ha evolucionado hasta el punto de tener un conocimiento autoconsciente. Esto habría sido mucho antes de que el hombre tuviera la capacidad de comunicarse. Una vez que el hombre se volvió consciente, necesitó entender y cuantificar su mundo. Esto habría sido mucho tiempo antes de que alguna vez se escribieran las palabras, o incluso de que se expresaran sentimientos tales como: “No intentes nombrar lo que no puede ser nombrado”. Y nosotros pensamos que eso significa nombrar a la Divinidad “Dios” o “Allah” o “Buda”, etc. Se relaciona con el cuento del jardín del Edén y con Adán y Eva. El nombre del árbol en el que crece la fruta prohibida es el Árbol del Conocimiento. El pecado de necesitar darle nombre a todo y comprenderlo todo para no temerlo es simplemente un infinito proceso de nunca acabar que ha creado nuestro propio infierno y nos echó fuera del Edén, o nos separó de la naturaleza y de toda cosa existente que sencillamente vive en esta perfecta armonía con la naturaleza.

Extraño, ¿no? ¿Te imaginas teniendo este tipo de conocimiento y comprensión que se te acaba de venir encima? ¡No es divertido en absoluto! Yo en realidad no quería eso. Soy un hombre sencillo que ni siquiera acabó el bachillerato. Imaginaros… soy carpintero y ebanista. ¡Qué ironía! Quiero decir que no puedo tener esta información y no compartirla. Y al mismo tiempo, no veo esto siendo fácilmente aceptable por todos. Y sin embargo, tiene un gran potencial de hacer algo muy maravilloso, si se acepta. El mundo está lleno de dolor y miedo y en realidad no hay nada que temer. Es como si todo el planeta estuviera lleno de niños que tienen miedo de la oscuridad. Puedo relacionarlo. De niño, me aterraba la oscuridad.

La verdad es, sin embargo, que no hay tal cosa como el mal, no hay tal cosa como el pecado, no hay tal cosa como el infierno, salvo el infierno que nosotros mismos creamos en nuestras asustadizas mentes ignorantes. No os ofendáis por la palabra ignorante. ¡Consideradlo! Simplemente significa que falta una comprensión. Quiero decir en términos relativos que los humanos carecen de una enorme cantidad de conocimiento sobre nuestro planeta, por no hablar del universo.

Desde aquella experiencia de ahogamiento a los cuatro años, he mirado el mundo de un modo algo diferente a la mayoría de las personas. Nunca he tratado de ser más inteligente, he tratado de ser menos ignorante. Es una sutil diferencia que parece tener un importante efecto. Es más fácil perder o dejar ir algo que ya se posee (ignorancia), que adquirir algo que no se posee (inteligencia). Siempre he sabido que puedo aprender, y aprendo, de cada persona con la que me encuentro y no solo de los que creen que tienen algo que enseñarme.

Por último, no hay tal cosa como la oscuridad. Es una imposibilidad física. Sí, la noche fuera tiene un aspecto oscuro, pero mirad la luna. La veis porque está iluminada y a su vez revela la presencia de la luz. Solo hay luz, nada más. Incluso usted es simplemente luz en su forma única. Solo cada individuo puede crear oscuridad en su propia mente, con un miedo, nacido de la ignorancia, que efectivamente aleja de esa luz, y crea la sombra u oscuridad en cuya existencia cree la mente. Volveos hacia la luz, dejaos revelar, volveos iluminados. Hay una belleza parecida a Dios esperando ser iluminada. Y hay una luz esperando dar testimonio de esa belleza.

Demasiadas personas muy bien educadas con las que he estado hablando desde que he tenido la última experiencia me han estado diciendo las cosas más extrañas como que soy la persona más parecida a Cristo con la que nunca se han encontrado, muy posiblemente la persona más inteligente con la que nunca se han encontrado, que podría ser uno de los grandes filósofos, o que debería enseñar filosofía, porque a la gente le encantaría escuchar lo que tengo que decir. El único problema con dar filosofía es, que quizás es una de mis más fundamentales filosofías el que no debo cobrar por tener mis propios pensamientos, o por compartirlos con otros. Por lo que mientras otros pagan a algunas universidades decenas de miles de dólares para que les den la capacidad de pensar con cierta forma de legitimidad… uh… yo estaré al otro lado de la calle en el café si quieren hablar. Por favor, comprendedlo, las cosas que acabo de decir pueden muy fácilmente hacerme sonar como muy egotista, pero no soy yo el que dice estas cosas. Son otras personas. Yo no usaría esas palabras para describirme a mí mismo. Prefiero “simple” e “ignorante”, son mucho más exactas.

La vida nunca se concibió para que fuera esta tal lucha. Se ha vuelto como un verdadero intento de nadar contra la corriente, contra una corriente muy fuerte. Es agotador. Cada brazada requiere una enorme cantidad de energía y después de casi matarte intentando hacer algún progreso, te fijas en la orilla y te das cuenta de que no has ido a ninguna parte en absoluto. Como mucho, te las habrás arreglado para mantenerte en el mismo lugar o, más probablemente, hayas en realidad perdido terreno. Efectivamente, es aterrador abandonarte y dejar que la corriente te barra. Es tan poderosa que puedes estar seguro de que te destruirá.

Además, todos saben que tienen que avanzar en la vida, ¿verdad? ¡Pues no! Si nos fijamos en cada búsqueda en la que se involucra el hombre, como búsqueda de la verdad: ciencia, matemáticas, medicina, física, música, arte y cualquier cosa, todos estamos buscando alguna verdad. Tomemos la música por ejemplo, dos notas musicales tocadas juntas serán una de dos: armónica (verdad), o discordante (falso). La verdad se revela en la belleza, y por el contrario, la belleza es lo que revela la verdad. Así de simple, la verdad es lo que es, al igual que las matemáticas, que sin duda es uno de los idiomas más puros, en el sentido de que todas las otras búsquedas pueden ser reducidas a las matemáticas. Y las matemáticas, sin importar lo complicada que sea la ecuación, son en verdad solo eso: la ecuación. El signo igual (=), eso es lo que las matemáticas son fundamentalmente, la verdad. Algo es verdad (igual), o falso (no igual). La verdad es simplemente lo que es. El hombre nunca fabricó ninguna verdad ni inventó nada en ese asunto. Él se limitó a descubrir lo que siempre estuvo allí. Siempre tenemos que ir hacia atrás para encontrar la verdad. ¡Venga! ¡No os asustéis! Dejad que la corriente os lleve de vuelta a vuestra verdad.

Espero realmente que estas palabras puedan ser de alguna utilidad para alguien. Me gustaría saber de vosotros, así que por favor no dudéis en escribirme un correo electrónico a:

James T.

17 de Junio del 2004.