Jaroslaw D ECM
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Descripción de la experiencia:

Tengo una experiencia cercana a la muerte que informar.

A los doce años yo me caí de un árbol de unos seis metros de altura. Al impactar contra el suelo comencé a perder la conciencia. Resistí por un poco con la ayuda de algunos amigos y de la familia que corrieron fuera de casa, pero terminé perdiendo el conocimiento. Comencé a dejar mi cuerpo. Podía escuchar las conversaciones de los que rodeaban mi cuerpo y ver lo que estaban haciendo conmigo. Era como si estuviera viendo una película. Una película en la que yo tengo el rol principal, pero lo cual, realmente, no me preocupa. Soy capaz de ver cuando la ambulancia llega y me lleva al hospital. Los médicos no sabían qué era lo que estaba mal en mí.

Una enfermera y mi papá me desgarraron la ropa. Vi cómo el doctor revisaba mis costillas y los huesos de mis extremidades superiores e inferiores. Está buscando fracturas, pero no hay ninguna. Veo lo que ocurre y sé que está todo bien. Entonces él revisa mi columna vertebral. No hay daño visible, pero mi cuerpo está fláccido. ‘Doctor, el pulso está débil’, dice la enfermera. Por último alguien entra en la habitación y finalmente le dicen al doctor que me había caído de un árbol. Puedo oír a mi madre. Está llorando desesperada. Veo que uno de los médicos me pone una inyección. Miro a mis padres e intento decirles que todo va a ir bien. No puedo hablar. No puedo decirles nada a ellos. No logro mover nada para comunicarme. No puedo escuchar las palabras de manera normal, ellas sólo vienen a mi mente; pensamiento. Empecé a cuestionarme acerca de mi situación. ¿Voy a quedar como pensamiento para siempre? ¿Qué está pasando? ¡Mis padres no me prestan ninguna atención! Ellos solamente miran a ese cuerpo que está acostado en la camilla. Y yo estoy sobre el cuerpo, sobre sus cabezas y no pueden verme ni oírme. No percibo ninguna reacción de ellos. Me puse triste. Quise regresar. No debía terminar así, no ahora, ¡No así! Necesitaba estar con ellos. Me aproximé al cuerpo. Tan pronto como estoy cerca, veo a la enfermera inyectando una aguja en mi cuerpo y entonces hay sólo silencio.

Lo siguiente que recuerdo es estar en pijama en la cama, bajando por el salón hacia la habitación del hospital. Es un recuerdo muy claro de cuando tuve doce años. Estuve siete días en el hospital. Rápidamente retorné a la escuela y a la salud. La experiencia me ha llevado a comprender que cada uno experimenta una diferente ‘realidad’.