Kelly G Otra experiencia
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Descripción de la experiencia:
A los 30 años, comencé a estudiar con una orden mística cristiana, asistiendo a los servicios diarios de meditación, oración y Comunión, además de clases semanales de estudio de la Biblia y enseñanzas sobre sabiduría. Me ordenaron diácono después de 2 años y me iniciaron en las prácticas docentes. Mi sensibilidad hacia lo Divino y hacia los demás se perfeccionó de modo que podía sentir lo que pasaba dentro de una persona y sentía también lo que Dios quería que le dijera. Esto tuvo un valor extraordinario en mi trabajo como enfermera de cuidados paliativos para enfermos terminales, ya que me sentía totalmente anclada en mi conexión con Dios, al tiempo que estaba completamente presente cuando trataba con personas que pasaban por fuertes sufrimientos y emociones difíciles, y yo los acompañaba en sus momentos duros. También se me dio la confianza de que en la muerte no hay nada que temer, si bien no le decía eso directamente a nadie, a menos que él lo expresara primero. Todo esto me permitía brindar una sensación de consuelo y seguridad, de que "todo estaría bien", y de que la persona moribunda iría a un lugar donde sería aceptada y amada de un modo inimaginable. La orden mística se disolvió en mi zona en 2012, y yo continué mi práctica de forma independiente ya que no podía mudarme a una comunidad en otra ciudad dadas mis limitaciones familiares. En ese momento, además, tenía una relación romántica con un Hombre que había conocido en la orden y, durante los siguientes años, nuestra relación se desarrolló de tal manera que, a principios de 2015, fijamos una fecha de boda para ese mismo año.
El 1 de enero de 2015, estaba quitando la nieve con una pala, en la entrada de mi casa, cuando sentí un "cambio" repentino en mi cabeza. Me sentí débil e intenté sentarme. Lo siguiente que supe fue que estaba tumbada boca abajo en la nieve, mientras recuperaba la consciencia. No llegué a desmayarme, así que supe que necesitaba atención médica. Aunque débil, logré entrar en casa y coger mi teléfono móvil y llamar al 911. Igualmente, tuve suficiente de ánimo, como para hacer algunas otras llamadas y notificar a la gente de lo que me había sucedido y decirles que me iba a Urgencias.
Mis recuerdos, prácticamente cesaron durante el viaje en ambulancia al hospital, pero pude reconstruir la historia a partir de fragmentos de mi memoria, informes de amigos y compañeros de trabajo que estaban allí (fui al hospital en el que trabajaba), así como mis registros médicos. En el hospital, descubrieron una hemorragia cerebral de inmediato, pero les llevó alrededor de 12 horas encontrar su origen. El aneurisma estaba en un lugar que no podía ser tratado en ese hospital, por lo que me trasladaron al centro médico universitario, donde me sometieron a una sutura inmediata del aneurisma, usando hilo de titanio. Mi memoria se recuperó a la mañana siguiente, después de la operación, lo que significa que perdí unas 40 horas. Excepto por mis fragmentos de memoria durante esas 40 horas, no tuve ninguna experiencia especial.
Había orado mientras esperaba la ambulancia, y continué orando, confiada en que, cualquiera que fuera la situación, Dios me cuidaría y me proporcionaría las necesidades básicas. Mi mente trabajaba con mucha lentitud, de forma muy diferente a lo que estaba acostumbrada. Me sentí muy bien atendida en la UCI de la sala de neurología, a pesar de que el personal médico parecía menos hábil. Aunque pensaba y hablaba de forma lenta, participé activamente en los cuidados que me daban, pidiendo medicamentos y tratamientos que, tenía motivos para creer que ayudarían ¡Y me ayudaron! Probablemente, debido a me recuperé rápidamente, me dieron el alta sin ninguna clase de rehabilitación. Mis hijos vivían con su padre en aquel momento, y mi prometido estaba a 2 horas de distancia, terminando con su trabajo en la escuela. No tenía a nadie que me ayudara en casa regularmente y me sentía abandonada y sola.
Mi madre pagó una persona para que me ayudara algunas horas al día durante la primera semana, hasta que sentí que podía cuidarme yo sola en casa. Se ofreció para salir a caminar conmigo una o dos veces al día, lo cual fue de mucha ayuda. Recuerdo haberme dado cuenta (pues era a fines de marzo) que comenzaban a verse flores y, aunque antes siempre sentía alegría por ello, ahora no podía sentir ninguna alegría.
También probé con mi práctica de meditación mientras mi cerebro estaba sanando, y me di cuenta de que era imposible continuar. Primero, no podía visualizar nada, y no podía inducir la conexión espiritual. Se requería demasiada concentración y me agotaba, o me daba dolor de cabeza. De manera similar, cuando conseguía "voltear" mi conciencia hacia el reino superior, desarrollaba un fuerte dolor de cabeza. Incluso si llegaba a obtener un vistazo del reino superior, no podía conectar emocionalmente con él. Era como abrazar a alguien y sentir sólo el calor y la presión de sus brazos y su cuerpo, pero nada de la alegría del amor.
Volví a trabajar después de solo 4 meses de descanso, pero me sentía muy limitada ya que mis habilidades anteriores para sentir a las personas y el mensaje de Dios para ellas habían desaparecido. Mi memoria también estaba dañada, así que tenía tal ansiedad, que realmente lo echaría todo a perder. Les rogué a mis compañeros de trabajo que me hicieran saber si veían algún problema que pudiera comprometer a mis pacientes, pero todos afirmaron que parecía estar bien. Mi ropa anterior pareció ayudarme durante algún tiempo. Sin embargo, después de 2 años, la fatiga crónica y la ansiedad se me estaban apoderando de mí. Pedí ir a tiempo parcial, pero mi solicitud fue aplazada, y después de otros 2 años esperando un puesto de media jornada, me rendí y cambié a otro trabajo de media jornada (16 horas por semana) como coordinadora voluntaria para una pequeña organización local sin fines de lucro.
El tener más tiempo libre me dio libertad para descansar el cerebro e intentar rehabilitar nuevamente mi vida espiritual. Un retiro de fin de semana, aproximadamente 18 meses después del aneurisma, se hizo con un tipo de meditación en la que vi parte de mi cerebro cortado, y pegado con cinta adhesiva, como si estuviera en construcción: había sido demolido y limpiado, pero no se estaba haciendo, (era imposible), reconstrucción alguna en ese momento. Ahora, con más tiempo, quería ver si yo lo podría reconstruir. Empecé con una práctica básica de atención plena en la respiración. A medida que pasaba el tiempo, incluí meditaciones con indicaciones verbales ocasionales, como un mantra. También compré un dispositivo Heartmath, que he usado de manera constante durante los últimos dos años. La bio-retroalimentación me ha ayudado a llegar a cierto estado, aunque todavía me falta la conexión espiritual. También he trabajado mucho sobre el contenido de mis pensamientos, sin caer en la autocompasión, hasta caer exhausta. Igualmente, he tratado de alcanzar un estado de paz posible en cada momento, de cada día. Esto ha dado sus frutos, pero todavía estoy trabajando en ello.
Lo realmente interesante es que, aunque no puedo conectarme conscientemente, y a voluntad, con lo Divino, aún puedo recibir mensajes importantes. Por ejemplo, cuando estaba considerando la decisión de dejar mi trabajo a tiempo completo, siendo en aquel momento el sostén de mi familia, tuve varios momentos en los que sentí un gran bienestar, sintiendo que tendrían cuidado de mí, sin importar lo que pasara. Eso me dio el coraje para seguir adelante con el cambio de trabajo, a pesar de que teníamos algunos problemas financieros aquel primer año. Quizás lo más importante han sido mis oraciones e intentos de discernir por qué me sucedió este cambio. Es muy común en el plano terrestre creer que suceden cosas "malas" porque hemos sido "malos". Me preguntaba esto una y otra vez, y siempre sentía una sutil, pero inequívoca tranquilidad, de que no había hecho nada malo, sino que "Dios me necesita de esta manera". He discernido varias razones, conectadas entre sí, de por qué me pasa esto, lo cual me ayuda a seguir intentándolo cada día, cuando siento nostalgia por el amor y la dicha que me esperan al final de esta vida.
Siempre me ha gustado la ciencia, ya que saqué la licenciatura de química en la Universidad de Princeton, antes de conseguir el título de enfermera en Milwaukee. Tengo un sentimiento muy fuerte de ser una especie de "eslabón perdido" entre lo espiritual y lo científico. Tengo el trasfondo espiritual afectado por una discapacidad fisiológica que puede ser detectada mediante pruebas, lo que puede ayudar a los investigadores a comprender mejor cómo sucede la consciencia y conexión con la Fuente, en el cerebro físico. También tengo formación científica y antecedentes para poder comunicar lo que está pasando en lo referente a mis experiencias espirituales. Tengo grandes deseos de involucrarme en la investigación de la conciencia, ya eso que le dará más sentido a la pérdida que he sufrido.
Daré algunos detalles más, de mi experiencia cerebral posterior al aneurisma: siento como si mi cerebro se hubiese partido en dos. Sería algo similar a un cuerpo calloso amputado, excepto que mi división no es derecha e izquierda, sino superior e inferior. Siento una especie de anillo alrededor de mi cabeza, justo encima de mis cejas, y con la parte de mi cerebro por encima de ahí, casi no tengo conexión. Puedo sentir que está más o menos ahí y, si tiene mucha actividad, lo siento como una incomodidad, ansiedad, dolor y desorientación, ya que interfiere con mi cerebro "inferior", controlado más conscientemente, (debajo de mis cejas). Cuando la parte superior está activa, es como tener una radio sintonizada en dos estaciones diferentes al mismo tiempo.
Independientemente de los pensamientos, emociones o experiencias que ocurran allí, no puedo acceder a ellos lo suficiente como para entender lo que están diciendo, pero interfieren con lo que estoy tratando de hacer conscientemente con mi cerebro "inferior". Creo que la parte "superior" es la parte de mi cerebro involucrada en la conexión con lo Divino. Mi cerebro "inferior" tiene gran parte de la inteligencia, pero es un poco más lento y mi memoria no es tan buena, especialmente cuando estoy bajo estrés. Puedo sentirme triste, enojada o asustada, pero sentirme feliz, es raro. Lo comparo con la corona de un eclipse solar: puedo sentir los bordes de la alegría, pero el estallido completo permanece oculto para mí. Fui a ver a un sanador de energía, por primera vez, hace casi un año. Le hablé un poco sobre mis síntomas, pero no le dije lo que pensaba que era: quería ver lo que él sentía sin darle ideas propias. Me dijo que en casi 40 años de trabajo con la energía de las personas, nunca había sentido nada parecido a lo que estaba pasando alrededor de mi cabeza. Estaba muy dura, y con una energía "muy suave y reverente", que pudo fluir levemente. El cambio no fue permanente, pero las palabras que usó, se sumaron a mi práctica personal de meditación para evitar el dolor.
Una de las partes más difíciles de aceptar, de todo esto, ha sido sentir que no encajo en ningún lado. La ciencia médica no reconoce la experiencia mística, por lo que no cree que tenga ningún impedimento, ya que todavía tengo buenos resultados cognitivos. La comunidad espiritual siempre se enfoca en la alegría del crecimiento y la conexión: nunca he conocido a nadie que haya perdido la conexión, por lo que no hay una comunidad de apoyo para personas como yo. Mi esposo me ha apoyado maravillosamente de muchas maneras, pero es difícil hablar con él sobre la nostalgia por alcanzar el final de mi vida, ya que eso significaría dejarlo, y nos amamos mucho.
Estaré aquí hasta que Dios me llame a casa, haciendo el trabajo de amar a los que Dios me envía cada día. Se me dieron 10 maravillosos años de conexión gozosa, y ahora me encuentro delante el desafío de tener que hacer el trabajo, solo con el recuerdo del amor de Dios, en vez de sentirlo de la forma fácil en que solía sentirlo. Dios me envió este cambio por una razón (¡quizás varias razones!), y confío en que sea lo mejor para mí y para el universo. Pero, es muy difícil.
Información previa:
Género: Mujer
Fecha en que ocurrió la ECM: 1/2/2015
¿En el momento de su experiencia, existía alguna circunstancia que amenazara su vida? Si Ruptura de un aneurisma no diagnosticado. Ruptura del cerebro. Aneurisma.
Elementos de la ECM:
¿Cómo considera el contenido de su experiencia? Es más o menos lo mismo.
¿Se sintió separado de su cuerpo?
¿En qué momento de la experiencia estuvo en su máximo nivel de consciencia y alerta? Ver el número 4
Compare por favor su audición durante la experiencia con su audición cotidiana que tenía inmediatamente antes del momento de la experiencia. No
¿Encontró o llegó a ser Consciente de algún ser difunto (o todavía vivo)? No
¿Vio una luz sobrenatural? No
¿Le pareció entrar a algún otro mundo sobrenatural? No
¿Qué emociones sintió durante la experiencia? Capacidad reducida para emociones placenteras.
¿Sintió una sensación de armonía o unidad con el Universo? No
¿Vinieron a usted escenas del futuro? No
¿Alcanzó un límite o una estructura física limitante? No
Dios, espiritualidad y religión:
¿Qué importancia le daba a su vida religiosa / espiritual antes de su experiencia? Incierto. Mística Cristiana, practicando de forma independiente en casa, debido a la disolución de la comunidad espiritual local.
¿Han cambiado sus prácticas religiosas desde su experiencia? Incierto. Sí.
¿Cuál es su religión ahora? Liberal. Mística Cristiana que va a la iglesia Episcopal.
¿Ha tenido un cambio en sus valores y creencias debido a su experiencia? Sí.
Con respecto a nuestras vidas terrenales aparte de la religión:
¿Obtuvo durante su experiencia conocimiento o información especial sobre su finalidad? No
¿Qué cambios de vida ocurrieron en su vida después de la experiencia? Incierto
Después de la ECM:
¿Fue la experiencia difícil de explicar en palabras? Si. La mayoría de la gente no entiende la conexión que tenía. Aquellos que lo entienden, no creen que pueda haberla perdido. Ahora puedo sentir diferentes partes de mi cerebro actuando independientemente de las otras, y encuentro esto muy incómodo y desorientador. La mayoría de la gente, como dije, no tienen una experiencia similar con la que comparar esto.
¿Con qué precisión recuerda la experiencia en comparación con otros acontecimientos de la vida que ocurrieron en la época de la experiencia? Sí.
¿Ha tenido tras la experiencia dones psíquicos, no ordinarios u otros dones especiales que no tuviera antes de la experiencia? Incierto. Sí.
¿Hay una o más partes de la experiencia que son especialmente significativas o importantes para usted? Por el contrario, perdí la conexión mística que tenía antes de la experiencia.
¿Ha compartido usted alguna vez esta experiencia con otros? Incierto. Sí.
¿Tenía usted algún conocimiento de las experiencias cercanas a la muerte (ECM) antes de la experiencia? Incierto
¿En cualquier momento de su vida, ha habido alguna vez algo que le haya reproducido parte de la experiencia? Incierto. Sí.
¿Hay algo más que le gustaría añadir acerca de su experiencia? El día de la madre del año 2021, me desperté lentamente el sábado por la mañana, y fue como si la luz diera la vuelta sobre mi cabeza. ¡La conexión total y la sensibilidad, volvió! En este momento sé lo suficiente como para saber que no hubo un arreglo definitivo. De hecho, solo duró unas 36 horas. Pero fue un fin de semana maravilloso.