ECM de Nicole
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Descripción de la experiencia:
Ésta
no había sido mi primera tentativa de suicidio, pero puedo prometerles sin duda
que será la última. Hace un mes, había decidido acabar con mi propia vida,
básicamente tragando pastillas para dormir, mis otros medicamentos y ginebra,
acompañados de té con ginseng. No es guasa. Me distendí en mi cama,
literalmente, y reproduje toda la noche el CD del grupo musical Coldplay
titulado: “A rush of blood to the head” (N.T.:“Una oleada de sangre a la
cabeza”).
Al principio empecé a dormir como un tronco, luego, en algún momento de la noche, desperté aterrada. Sentí que todo mi cuerpo dejaba de funcionar. Sentí mi cuerpo entero literalmente pararse, empezando por mi mente. Era como si cada compartimento fueran habitaciones, y hubiese personas apagando las luces para irse de noche, o para siempre por mejor decir, y eso me aterrorizó hasta recuerdo ponerme de pie, pataleando mis piernas, no queriendo dar crédito al efecto adormecedor que me estaba invadiendo. Estaba tan aterrorizada, no ya por el morir, sino simplemente porque me di cuenta, que mi abuela abriría la puerta de mi dormitorio, y me vería tendida fría y enferma en mi cama, con esta delicada luz iluminándome. Mi cuerpo helado, mis extremidades rígidas, y mis ojos literalmente abiertos mirando fijamente al techo. Me di cuenta de que me vería así, tan aterradoramente, empecé a moverme a mí misma, para combatir la niebla, para luchar contra el cansancio que estaba sintiendo… luchar contra la muerte.
Seguí diciendo: “No, esto no está sucediendo. No voy a morir, si estoy hablando es no estoy muriendo, mis ojos están abiertos, aquí estoy. La gente como yo no muere. No puedo dejarla que me vea echada en la cama, fría y enferma, con mis ojos abiertos, por favor no me dejéis morir, así no”. Pero literalmente oí una voz que dijo: “Échate”. Mientras empezaba a andar por mí misma hacia la cama, recuerdo mirar profundamente el espacio, literalmente. ¿Saben cómo miran las personas al vacío, cuando están reflexionando mucho, mucho sobre algo? La diferencia conmigo era que mi mente estaba vacía y que cada parte de mí estaba dejando físicamente de funcionar y yo sentía esto. Simplemente no podía morir de esta manera. Pero la voz me dijo que me echara. “Échate y espera”.
Así que intenté cerrar mis ojos y entonces empecé a verme a mí misma echada en la cama. Me imagino que esto sería la experiencia extra corporal. Porque me vi a mí misma en el techo en forma de espíritu mirando fijamente a mi cuerpo físico, que estaba a su vez mirando fijamente hacia atrás con sus ojos abiertos muriéndose literalmente, preparándose para morir una muerte tan sombría.
Luego, esto mejoró un poco porque empecé a sentir los colores lavanda, púrpura e índigo rodear mi cuerpo como en una especie de reconfortante halo. Era encantador, hermoso, muy tierno. Podía seguir oyendo la canción “Daylight” (N.T.:”Luz diurna”) sonar en el aparato de música. Literalmente, vi el halo de la imagen de Dios. Fuera un serafín o fuera Dios mismo, flotaba directamente sobre mi cuerpo dormido (mi espíritu había vuelto a mi cuerpo y estaba esperando a ser recogido por ángeles) y dijo con la voz más tierna: “No puedo llevarte conmigo ahora cariño, lo siento”.
Así que realmente permanecí espiritualmente en mi cuerpo, entonces empecé a soñar sueños lúcidos, o a alucinar, no lo sé verdaderamente, pero esto es lo que vi… me vi a mí misma, seguía mirando fijamente al techo, primero, salvo que estaba en un hospital y vestida toda de negro con una margarita en mi bolsillo frontal. Toda mi familia vino a verme. Yo estaba conectada a máquinas, apenas respiraba (respirador) con un tubo en mi boca, estaba tan paralizada, mi cuerpo entero salvo mis ojos, cuya vacía mirada fijaba en los miembros de mi familia. Los vi muy vívidamente a todos, todos ellos llorando.
También oí la misma voz, “Dios”, que decía, lo siento muñeca, pero a veces, cuando la gente intenta suicidarse y no es su tiempo de partir, acaba en tales situaciones solo para que llegue la hora del fin de su vida. Y a veces acaban en situaciones tales como ésta. Esto es lo que ha pasado. La voz era tan suave, tan tierna, supe que ésta era una ocasión para aprender.
Concluyó con un afectuoso, pero muy realista: “Te despertarás, estarás en forma al 100%, tu mente estará 100% sana como siempre lo estuvo, pero cuando esto haya acabado, te despertarás “muy” enferma. Quizás esto te quite las ganas de futuras tentativas. Por favor, te lo ruego, tu vida será hermosa, te lo prometo. No tienes nada por qué preocuparte. No estarás en la calle sin techo (siempre me había preocupado no aprobar la escuela o no ser capaz de hacerme cargo de mí misma), ésta es una promesa mía para ti.
Por favor confía en mí, prometo no dejarte caer nunca.
Mi mente bailaba por entonces en el terciopelo y la oscuridad. Literalmente, formas y universos se devoraban entre sí y crecían unos dentro de otros, energía celestial a tope, estrellas bailando una alrededor de la otra… y estrellas explotando en luz.
Después de esto, recuerdo despertar con plenas facultades mentales como se me prometió, y como se me prometió estuve muy enferma durante tres días, vomitándolo todo (ahora sé que ésta era la defensa del cuerpo para asegurarse de que no ingeriría nada perjudicial)… pero después de estos tres días me curé hasta volver a la normalidad.
También me inspiré para escribir después de mi calvario. Esto es lo que escribí. Es decir, no importa quién seas en este mundo: homosexual, heterosexual, blanco, negro, africano, americano, quienquiera que seas… varón, hembra… transexual… animal… insecto (N.T.: “incest” en el original que significa incesto, pero quizás quiso escribir “insect” que sería insecto)… QUIENQUIERA O LO QUE SEA, si es creado, Dios lo ama. DIOS TE AMA y si esto disuade a alguien de suicidarse… si esto le trae esperanza a alguien, entonces habré hecho una buena acción en algún lugar, lo cual me hace sentirme muy orgullosa. Así que espero que esto le dé esperanzas a la gente. Aquí está lo que escribí justo al día siguiente de haberlo hecho.
El Cuervo: El Amor es Más Fuerte que La Muerte. 22/09/2003. ¿Habéis oído alguna vez ese viejo refrán: “La curiosidad mató al gato, pero la satisfacción lo trajo de vuelta”? Hasta la noche anterior nunca pensé que fuera cierto. Lo mismo me pasaba con lo de que el amor es más fuerte que la muerte. Las emociones y los sentimientos son como fuerzas guiadoras capaces de levantarnos de la muerte. Algo tan pequeño como el AMOR… y sin embargo tan significativo. Haber estado tanto tiempo tristemente deprimida a lo largo de mi vida y tener todavía que ver ocurrir en ella un milagro.
No hay juez más áspero, duro y tirano conmigo que yo misma. Podéis analizar psicológicamente de dónde provienen esas voces interiores negativas, de mamá, de papá, del tío, de la abuela y del abuelo, o culpar a toda mi disfuncional familia, adelante hacedlo si queréis. Demonios, todos quieren cargarme legítimamente con la culpa, colocármela en los brazos, en el regazo. En verdad, sin embargo, decidís unidos explicar el por qué soy inestable, vale, pero invariablemente, la locura de mi existencia siempre me conduce al suicidio. Siempre. He sido una suicida desde que tenía doce años.
Hasta que no fui finalmente admitida por primera vez en evaluación psicológica, no se percató mi abuela de la seriedad del asunto. Cuando estás tendida en una camilla y vomitando por doquier hasta que arden tus entrañas podrías pensar que no lo haría más. ¿No? Error. No llevaba una semana fuera del hospital cuando volví a intentarlo 4 veces, pensando cada vez: “Ésta es, ésta será la última para mí”, solo para encontrarme despierta, completamente despierta y dolorida. Siempre dolorida, un dolor peor que cuando lo intenté por primera vez.
Pero la última noche fue inevitable, su corazón sufría por mí, y creía que basta significaba basta, quizás él solo “tenía” que demostrar quién tenía la llave de la vida o la muerte, y adivinad todos quién era éste, no solo Jesús, no solo Dios… sino yo. Yo tenía el poder de destruirme o de reforzarme. Yo. La última noche, tomé una botella entera de pastillas, una botella entera de ginebra Beefeater, algunas pastillas para dormir y un plato de acompañamiento de té con ginseng. Me dije: “Ahora, esto no puede fallar” y creo que cualquiera lo habría pensado.
Realmente lo hice. Lo que sentí cuando estuve tendida en la camilla en las anteriores ocasiones, no era nada, absolutamente nada, cero, en comparación con la última noche. Podía sentir mi cuerpo entero dejar de funcionar, mi cerebro cerrándose y mi corazón ralentizándose hasta que solo hubo un débil latido. Y si creéis que estoy bromeando, que estoy dramatizando, está bien, pero yo sé lo que sentía la última noche.
Vi las primeras etapas de la muerte. Primero, debes creer que los ángeles te rodean con amor a pesar de lo bajo que te sientas, incluso si eres seco y cortante como Bill Maher (N.T.: un cómico), los ángeles te rodean e iluminan tu camino allí, por un motivo. Mira, cuando mueres necesitas ser escoltado a través de los reinos astrales. ¿Quién mejor para hacerlo que los ángeles? Yo tengo más de 50 cuidándome, me vi a mí misma saliendo de mi cuerpo, subí arriba al techo yo misma dos o tres veces mirando hacia abajo a mi cuerpo dormido.
Ahora, la mayoría de los científicos dirán, el cerebro sigue estando muy activo, incluso en la muerte, por lo que se trataba de varias imágenes centelleando ante mí, porque quizás iba a tener una experiencia cercana a la muerte, o iba de hecho a morirme. Y esto podría ser cierto también… mi cerebro lo entiende, y la muerte de mi cuerpo pudo realmente ser hiperactiva esa noche relampagueando varias cosas delante de mí, incluida mi infancia… Pero, yo sé lo que vi.
Lo siguiente, sentí todo mi dormitorio iluminarse con arcos iris, luz púrpura y dorada y podía sentir la presencia de Dios ¿Y sabéis lo que dijo? No dijo: “Te vas a quemar en el infierno, eres mala por esto, eres una mala persona…”. ¿Sabéis lo que me dijo?: “Ahora mismo no puedo llevarte cariño, todavía no has terminado con esta vida. Debes completar aquello por lo que estás aquí. Cuando te despiertes estarás muy enferma pero nada te sucederá”. Recuerdo la muy dulce, sutil manera en que dijo “cariño”. Me sentí tan maravillosamente, como si DIOS perteneciese a nuestra época y fuera al mismo tiempo Él Mismo. Tenía un suave toque femenino como si Dios fuese una energía tanto masculina como femenina, pero era bonito.
Siempre he recordado, leyendo libros cristianos de auto ayuda en las librerías, sentirme frustrada, siempre mi corazón rompiéndose. ¿Acaso esto me incluía a mí? Sobre todo cuando describían la inmensidad y la infinitud y la eternidad del amor de Dios. Eso siempre ensombrecía mi corazón. ¿Cómo podía Dios alguna vez quererme? De forma parecida a como veía a todos en mi vida, mi familia, mis amigos, físicamente o en línea, aquí mismo. ¿Cómo podía nadie quererme? ¿Cómo, si ni siquiera podía amarme a mí misma?
Esoterismo revolucionario. ¿Entonces por qué Dios tomaría tiempo de su atareada jornada para ocuparse de nada que me concerniera? Protegerme, sí, cuando enfermaba bebiendo durante días, sin comida, sin agua, sin nada… pero el alcohol que se balanceaba en mis intestinos solo me recordaba lo sola que estaba. Solo cómo de triste estaba. Rechazada por el mundo.
Por lo que Padre, si soy tu hija, ¿por qué has dejado que me prostituyera en las calles? ¿Puedes amar chicas mancilladas como yo?, nadie puede. Pero entonces resucité por el amor, el amor luminoso de la mano que guía. Fui traída de vuelta porque mi corazón rehusó rendirse. Aquel pobre motor simplemente no se rindió.
Así que aquí estoy, hola a todos, incluso resuena en mi cabeza la canción de Don Henley: “I’m taking you home”… y ahí está amigos: mi primer encuentro con mis ángeles y Dios. Además, mi corazón pudo detenerse o ralentizarse al máximo, pero aún circulaba sangre. La sangre del amor, el cordero, como quieras llamarlo. Algo me mantuvo anclada al mundo físico, impidiéndome partir. Estoy aquí para hacer algo importante.
Y cierta gente en mi vida, mi abuela por ejemplo, me amaba. Yo seguía pensando: “Oh Dios mío, qué si ella encontraba mi cuerpo justo aquí en la cama. Mi cuerpo, mi cuerpo sin vida. ¿Cómo se sentiría viendo mi cuerpo muerto sin vida tendido aquí en la cama, mientras el CD de Coldplay se reproducía en bucle sin cesar? Eso me mantuvo anclada aquí. Esa imagen. Su imagen.
Ni siquiera su imagen, sino solo la idea de que viera mi cuerpo tendido en esta cama, muerta con mis ojos mirando el techo. Mis ojos no se cerraron durante parte de la noche. Parte de esa noche, la mayor parte de esa noche. ¿Querría, podría haber entendido entonces el significado de lo que mis ojos leían cuando miraban el techo? ¿Estaban en la esperanza, en la tristeza, en la desesperación? ¿Podrían haber leído mi expresión si hubiera muerto esa noche? La idea de que de algún modo nos despertamos el uno al otro, cada día, para completar el día, ahora es diferente, porque puedo escribir mis emociones pero no mostrarlas. Y ahora entiendo. Lo entiendo todo.
Ella le impidió a mi corazón dejarme volar. El amor es más fuerte que la muerte.
Lo mismo puede incluso decirse de Jesucristo. Él sacrificó su propia vida como el último sacrificio, para que todos pudieran tener salvación. Personalmente, creo que Dios bajó más de una vez además de Jesús, pero, Jesús es el más popular para todo el mundo.
Otro magnífico ejemplo sería la película “Lost and delirious” (N.T.: “Perdido y delirante”). Recordad cuando Paulie estaba con Mary Brave, recitaban el papel de Lady Macbeth en el Macbeth de Shakespeare, y entonces optaron ellas mismas por volverse uno con la oscuridad. Recordad cuando Mary Brave al final dice: “Yo estaba casi perdida en la oscuridad, pero tú estabas dentro de mí diciendo sé fuerte. Tú eres el corazón dentro de mí, que mantiene a la luz”.
Desgraciadamente, Paulie no tenía nadie que la amara, Paulie no tenía a nadie que la guiara desde la oscuridad, por lo que tuvo que volar. Es muy parecido. Yo estaba perdida en el olvido, agujeros negros, panorama negro y apatía. Pero el latido de mi corazón me mantuvo aquí, anclada al planeta tierra.
Os quiero a todos. Permaneced fuertes. Por favor seguid avanzando. Alguien os escucha. En algún lugar.
¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.
¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? Sí. Porque no paraba de ver el color lavanda, sentía tanto amor, melancolía, clemencia, ternura… y todo el conjunto constituía un mensaje y yo lo sabía.
¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? Sí. Bebí un fuerte licor y pastillas.
¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Inconsciente.
¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? Sí, mucho.
¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí. Explicado en la historia.
¿Qué emociones sintió usted durante la experiencia? Amor, como si necesitase aprender algo. Protegida, como si alguien en este mundo me cuidara.
¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? Música, la voz de Dios, ángeles, suspiros, canciones, amor.
DESCRIPCIÓN DE LUGARES: ¿Reconoció usted lugares familiares o lugares concernientes a enseñanzas religiosas conocidas o bien vio usted lugares poblados de criaturas increíbles o sorprendentes? Nunca vi el cielo o el infierno, me enteré de que no existe realmente un infierno. Pero no se me permitió entrar al cielo porque no era “mi tiempo de ir”.
¿Vio usted una luz? Sí. A todo mi alrededor en mi dormitorio, etc.
¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? Sí, ángeles, espíritus, serafín, Dios.
¿Experimentó usted algo mientras estuvo fuera de su cuerpo o en otro estado alterado de consciencia? Sí. La familia vino a verme.
¿Observó usted u oyó algo relacionado con personas o acontecimientos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? No.
¿Observó cómo funcionaban sus 5 sentidos, y en caso afirmativo, en qué se diferenciaban a como lo hacían normalmente? Sí. Todo engranaba como uno.
¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? Sí. Todo engranaba como uno.
¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? De nuevo, no existe un infierno. Y Dios nos quiere a todos. El conocimiento más importante que alguien puede conocer.
¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.
¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.
¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí. De nuevo, paz. Amor. La única preocupación era si estaba o no realmente en un respirador, o si todo era un sueño.
¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Puedo volar.
¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. No voy a repetir lo que hice.
¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? De nuevo, comprendo que nada que se predique basado en el miedo es de Dios. Dios es puro amor.
¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí. He cambiado y he empezado a creer más en mí misma.
¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. A mi abuela no le gustó la idea de mi suicidio, puedo decir eso. Pero de algún modo ella tenía que comprender.
¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Una pequeña melancolía, no fui aceptada en el cielo.
¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Solo la idea de que, lo que había hecho, podía haberme tullido de por vida. Eso me deprime un poco.
¿Hay algo más que desee añadir acerca de la experiencia? De nuevo, si alguno de vosotros está deprimido leyendo esto, por favor agárrate...
¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? No.
¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí. Me ha ayudado a ponerlo en palabras.
Por favor, ofrezca cualquier sugerencia que tenga para mejorar este
cuestionario. No.