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UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD por John Yelavich

Los sobresalientes pinos se hicieron cada vez más majestuosos,

gracias a la abundancia del sol dorado y suaves lluvias.

Podar las viejas ramas quebradizas los haría ver bien formados,

y los bosques de pinos podrían verse una vez más sanos y moldeados.

Oliendo la belleza de los pinos desde mi posición en lo alto,

tuve la extraña sensación de que algo podría salir mal.

Esos pensamientos de incerteza fueron casualmente hechos a un lado

ya que ese único momento me sentí seguro en la copa del árbol en que me albergué.

Ese fatídico día de agosto de 1998 era triste y sombrío.

En el distante horizonte corría un viento suave del noreste

que cubría el cielo con un tinte de color de la sombra de la pizarra

[nota del traductor: se refiere al mineral]

y por un breve instante mi permanencia en la Tierra se convirtió simplemente en una imagen borrosa.

La brisa que soplaba ya no era suave

precipitando mi caída al suelo como un simple accidente.

Mientras yacía entrelazado con las ramas que había cortado

Grité fuerte a cualquiera a quien pudiera agarrarle la mano.

Una multitud de ángeles revoloteó sobre mí y me saludó

en un momento en que mi cuerpo y mi alma estaban listos para ser libres.

Visiones de mi familia y amigos resplandecían como luces brillantes,

mientras los pequeños ayudantes de Dios me asían para volar.

Una salvadora guardia solitaria escuchó mis ruegos histéricos y desesperados;

ella me abrió los ojos a las maravillas que aún debía vislumbrar.

Prometiendo que mi corazón sería generoso hasta mi último aliento,

mi mensajera divina me liberó cuidadosamente de su abrazo.

De alguna extraña manera mi malograda jornada al más allá

para mí fue una epifanía que me animó a prever

que la vida de uno debiera ser un deleite y llena de risas,

mostrar compasión a los otros sería mi mejor decisión.

Mi renovado espíritu me ha dado muchas preciosas bendiciones.

He aprendido a amar vivir con todos esos maravillosos ribetes.

Doy las gracias a ese ser sagrado por sacarme a bailar,

siempre estaré agradecido por darme una segunda oportunidad.

JLY, 11/7/01