ECM de Randi S
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Descripción de la experiencia:

Desperté sudando. Supe que oí a mi mamá llamarme, pero no me pude mover. No es que hubiese trasnochado, ni hecho nada agotador la noche antes, tan solo que no me podía mover. Cerré mis ojos de nuevo esperando que el sueño se fuese, tenía que levantarme para ir a la escuela.

Oí a mi mamá llamándome otra vez, y abrí mis ojos. Pude ver que había dejado la luz encendida por mí. Quise levantarme y prepararme para ir a la escuela, pero no me pude mover. Supe que algo andaba muy mal. Quise llamar a alguien que me ayudara a moverme, pero mi voz tampoco funcionó. Pensé para mí mismo que debería tener miedo, pero también supe que debía lograr que alguien acudiera. Oí llamar a la puerta y mi madre dejó entrar a alguien. Me pregunté si sería alguien que vino a ayudar. Cerré otra vez mis ojos.

Cuando los volví a abrir supe que tenía que hacer algo ya, porque me seguía quedando dormido, tenía que captar la atención de mi madre. Pude oírla hablar con un vecino, supe que no podría ayudarme desde allí. Utilicé toda mi fuerza y concentración para poder mover los brazos. Cayeron sobre el pecho y pude sentir mis ojos cerrarse de nuevo. Intenté luchar contra ello pero no pude y otra vez mis ojos se cerraron.

Cuando volví a abrir mis ojos, supe que solo tenía unos minutos para conseguir ayuda. Pude oír a mi mamá llamándome de nuevo. Intenté responder, pero mi hermana en la otra habitación al final del pasillo ahogó mi débil intento de decir algo. Pude sentir que me quemaba desde el interior. Necesitaba ayuda, intenté levantar mis brazos otra vez, solo que ahora utilicé cada gramo de fuerza que tenía y los lancé lejos de mí. Me caí de la cama y rodé una pequeña distancia. Cerré mis ojos de nuevo, después los abrí y ahora pude reunir la suficiente fuerza para gatear unos 30 cm, arrastrando el resto de mi cuerpo tras de mí. Perdí toda la fuerza y vi la oscuridad. Empecé a sentirme asustado, pero supe que si dejaba que el pánico se apoderara de mí, moriría allí mismo en el suelo de mi dormitorio. Luché algo más en la oscuridad, y tiré de mí mismo un palmo más, entonces tuve que descansar. Sentí como si me ardiera el cuello y mis brazos se transformaran en gelatina, comprendí que no tenía mucha más fuerza. Comprendí que estaba empezando a morir. Dejé que el pánico fluyera a través de mí, y entonces tiré de mí mismo afuera al pasillo. Intenté pedir ayuda, pero no tenía más fuerza. Me estuve preguntando que qué iba a hacer, cuando con un último esfuerzo de una energía que surgió de la nada, golpeé el muro y grité una vez: “¡MAMÁ!

Oí personas corriendo a través de la casa y pude oír a alguien (ahora todas las voces sonaban iguales) preguntarme qué es lo que no iba bien. Cerré mis ojos.

Cuando recobré el conocimiento estaba en una ambulancia, recuerdo la fuerte sirena y las personas allí conmigo, eso me hizo sentirme algo mejor. No me había muerto después de todo. Abrí mis ojos y vi a alguien aferrado a mí con una mirada muy triste en su rostro. Comprendí que no andaba muy bien. Ahora podía sentir mis brazos y mis piernas y deseé que no fuera así. Mi cuerpo entero estaba ardiendo. Podía sentir el calor abandonarme como en una ola. Podía sentir el calor escaparse, pero el dolor en mis brazos, piernas, cuello y espalda era atroz. Quería decirles a las personas que estaban allí que estaba en un profundo dolor, pero un bendito sueño me invadió.

No podía abrir mis ojos, pero estaba de nuevo despierto, el dolor volvió, pero sabía que ya no estaba más en la ambulancia. Quería que el dolor terminase. Una mano abrió mi ojo y dirigió hacia él una luz, podía sentir el dolor yendo a través de mi ojo al interior de mi cerebro, pero no podía hacer nada al respecto. Me hundí de nuevo en el sueño, hasta que sentí varias manos en mí. Estaba siendo movido de una camilla a una cama. Vi a mucha gente dentro conmigo cuando fui capaz de abrir mis ojos. Parecían todos muy serios. Me preguntaba qué es lo que iba mal en mí, y por qué estaba siendo colocada en una posición fetal. (N.T.: en el original pone “posición coital” pero probablemente sea un error). Luego cerré mis ojos de nuevo mientras me introducían una aguja en la columna vertebral.

La siguiente vez que desperté, estaba siendo llevada de vuelta a una ambulancia. Podía ver la expresión en el rostro de mi padre. Él estaba allí. Me sentía realmente mal por él, parecía estar como sufriendo. Oí a alguien decirle a mi padre de seguir la ambulancia; deseé que estuviese bien. También me pregunté por qué estaba siendo llevada a otro sitio, y entonces cerré mis ojos de nuevo.

Estaba siendo pinchada y empujada, cuando desperté en otro hospital, esta vez estaba en una cama. Mi cabeza estaba inclinada lateralmente como si durmiera, cuando abrí mis ojos. Vi a mi madre mirándome. Yo era capaz de susurrar y le pregunté: “¿Voy a morir, mamá?”. Ella me miró y dijo que me pondría bien. Recuerdo ser puesto de nuevo en esa posición fetal y pude sentir de nuevo la aguja entrando en mi espina dorsal, esta vez no hubo dolor. Vi al médico mirar el tubo de fluido que me extrajo. Era de un color parduzco salpicado con pequeñas manchas, que resultaron ser sangre. Dijo algo rápidamente y me desvanecí de nuevo.

Todavía estaba inconsciente cuando me llevaron a una gran habitación con una gran bañera en la que me colocaron y pusieron hielo todo a mi alrededor. El hielo se transformaba en agua caliente en cuanto me tocaba. Tenía 45º C de fiebre. Ignoro cuánto tiempo estuve allí, luego recuerdo que el médico les dijo a mi padre y a mi madre que debía ser puesto en cuarentena. De nuevo no podía ni moverme ni reabrir los ojos. Oía todo lo que pasaba a mi alrededor, pero era como si escuchara una emisión de radio. Luego me invadió un sueño extremadamente apacible.

Lo siguiente que escuché fue que estaba en coma. Oía a la gente hablar, pero distinguía pocas palabras, me parecía que todos hablaban una lengua extranjera. Pensé que era extraño. Oí a mi madre hablarme de béisbol. Me decía que lo que me pasaba era como un partido de béisbol. Yo era uno de los jugadores y tenía que enviar la pelota fuera del campo para ganar el partido. Intenté oír todo lo que me decía, pero no pude aguantar mucho tiempo. Algún tiempo más tarde, todavía oía a mi mamá y a mi papá hablando con el médico. En particular, tenía un coágulo de sangre del tamaño de una pelota de béisbol que se formó detrás del corazón. Había que drenarlo, si no moriría. El médico le dijo a mi familia que tenía una pequeña probabilidad de sobrevivir a la operación, de todos modos no había más alternativa.

Iban a insertarme un tubo en la pierna y, no sé cómo, alcanzar el coágulo detrás del corazón. No oí lo que el médico debía hacer después, perdí de nuevo la consciencia. Aunque siempre estaba en coma, oía periódicamente lo que ocurría a mi alrededor. Tan solo no podía moverme ni decir nada. Supe que la operación había comenzado, empecé a despertar cuando el tubo estaba dentro de mí y ellos estaban en medio de la operación. No podían darme ningún tipo de anestesia, pues ya estaba comatoso. Oí a alguien gritar: “¡Está en parada!”, luego me sumí en la oscuridad.

No permanecí mucho tiempo en la oscuridad. Sentía que me desplazaba, pero sabía que ya no estaba en la mesa de operaciones. Veía miles de colores delante de mí. Era como si contemplara una aurora boreal. Luego, como si uno de los colores del arco iris me hubiese visto, vino directo hacia mí y me levantó. Sentí que avanzaba a lo largo del arco iris, como si fuera sólido, un poco como sobre una escalera mecánica salvo que estaba sentado. Observaba los colores mientras cabalgaba el arco iris. Luego, como si se tratase de una ola, uno de los colores me golpeó. Inmediatamente fui inundado por una emoción, esta emoción era la única que podía sentir, entonces fue rápidamente sustituida por otra. Y así sucesivamente a medida que me percutían estos colores que eran pura emoción. Sentí pura ira, amor absoluto, envidia, miedo, felicidad, y otras que no puedo nombrar. Estaba totalmente inmerso dentro de esa emoción hasta que otra chocaba conmigo y me atravesaba. Me estaba volviendo parte del arco iris. Sabía que estaba muerto, pero no sabía qué hacer. Miré más allá del arco iris en el que estaba y vi otros arcos iris. Me pregunté si habría otras personas en los otros arcos. Puedo decir que los colores empezaron a desvanecerse, así como los sentimientos que arrojaban en mí. Finalmente me detuve como si de un muelle se tratara. Me levanté y me bajé del arco iris. Estaba en lo que parecía una zona gris y brumosa. Parecía casi como si fuese una cueva. Vi una figura aproximarse a mí y empecé a sentirme mejor.

La figura era mi difunto tío. Me paré ante él y me dijo que yo no estaba donde se suponía que debía estar. Miré a mi alrededor y pude ver una luz muy brillante en la distancia y a mi derecha. Asintió con la cabeza diciendo: “Eso es el paraíso”. Volví a mirar a mi tío y él tendió su enorme mano hacia mí. Cuando la cogí, pude ver cosas en mi mente, mi mente estaba llenándose de conocimiento. En esa fracción de segundo que él tocó mi mano, supe todo lo que había que saber, o sería conocido, excepto una cosa. Él me miró y me dijo que yo tenía una opción. Yo podría ir a la luz y al cielo, me dijo que él me guiaría allí, o podía regresar pues no era mi momento.

En un instante, me encontré apartando las mantas de mi cabeza. Había vuelto al hospital, rodeado de otras personas fallecidas a la espera de ser transferidas hacia la morgue del hospital. Abrí los ojos, me sentía bien. Oí un grito que helaría la sangre y vi a una enfermera salir corriendo de la habitación. Unos minutos más tarde, llegó un grupo de personas.

Más tarde descubrí que había sido declarado muerto y que permanecí en ese estado durante 32 minutos. También me enteré que 14 compañeros de colegio habían contraído meningitis cerebroespinal. Yo fui el único que sobrevivió a la enfermedad. Yo era el número 14. Me testaron en busca de la enfermedad, pero no se me encontró en el cuerpo. Me pidieron que me quedara en el hospital dos semanas más para averiguar lo que había ocurrido y por qué estaba vivo.

Durante las pruebas, tomaron muestras de sangre y radiografías, testaron mi grado de movilidad, me preguntaron un montón de cosas. Nadie me preguntó sobre el período en el que estuve muerto. No se lo dije a nadie, pues no parecían interesados en nada más que en por qué estaba vivo. El día en que me iba, los médicos me dijeron que sería puesto en los anales de la medicina. Me fui sintiéndome bien. Cuando regresé, pude sentir cómo todo el conocimiento que me dio mi tío lentamente desaparecía. Comprendí que solo sería cuestión de tiempo antes de que todo el nuevo conocimiento terminase por desaparecer.

Poco tiempo tras mi salida del hospital, empecé a notar que se producían cosas extrañas. Cuando me acercaba a un televisor o a una radio, cambiaban de frecuencia, si me aproximaba mucho a una lámpara, se fundía. No solo las lámparas de la casa, sino también las farolas en la calle. Otros aparatos eléctricos se volvían “caprichosos” en cuanto me acercaba a ellos. Luego se fundían también.

Recibí un don de esta experiencia. Me di cuenta más tarde, tras haber pasado un test suplementario de coeficiente intelectual, que había ganado algunos puntos. Mi coeficiente era de 175. No era como si hubiese aprendido ese conocimiento, sino más bien, a falta de una mejor explicación, como si me hubiesen programado con él. En absoluto tenía la sensación de haberlo tenido toda mi vida, no sabía, y por tanto no sé todavía, cómo utilizarlo a su pleno potencial. Tengo la sensación de que falta una pieza clave.

Me han dicho y redicho que soy un milagro y que tengo un propósito o algo que voy a hacer, pues no elegí la opción que me dio mi tío. No tengo ninguna duda de que un milagro ha ocurrido, pero en cuanto al propósito… todavía estoy esperando.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? No.

¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? Sí. Meningitis cerebroespinal.

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Completamente despierto.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? No.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? No.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? No.

¿Pasó usted hacia o a través de un túnel o espacio cerrado? No.

¿Vio usted una luz? Sí. A la derecha de donde estaba parado.

¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? Sí. Un tío fallecido.

¿Experimentó usted la revisión de acontecimientos pasados de su vida? No. Sí. (N.T.: así en el original). Ver explicación detallada más arriba.

¿Observó usted u oyó algo relacionado con personas o acontecimientos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? No.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? Sí. Una zona gris. Muchos colores. Ver detalles más arriba.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? No.

¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? Sí. Todo.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? Sí. Como un muelle.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? Sí. Pero los olvidé poco después, como todo lo demás.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí. Sí, pero aunque se me dio la posibilidad de escoger, me fue inmediatamente retirada. La “elección” se hizo por mí.

¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Durante un corto período de tiempo. Anomalías magnéticas / de radio frecuencias. El coeficiente intelectual fue testado 4 veces debido a diversos traumatismos y convulsiones (síncope neuro-cardíaco posteriormente).

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Sé que hay otro lugar, de esto no puede haber duda. Quizás me exprese mal, pero mi “Fe” (creer en algo que no puedes ver) ha sido sustituida por un hecho.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? He estado enfermo durante 17 años. Las convulsiones tienden a alejar a la gente de mí. Y he tenido igualmente un dolor de cabeza que ha durado 15 años (las meninges tendían a escapar de mi cerebro, y eso era al parecer lo que me provocaba las convulsiones). Lamentablemente fui diagnosticado erróneamente como epiléptico y se me dieron los medicamentos equivocados todo este tiempo. Todo esto terminó hace 5 años, sin dejar rastro.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí. No puedo decir verdaderamente cómo habría sido si esto no hubiese ocurrido. No obstante, yo era un chico bastante malo hasta que esto ocurrió. Ahora ayudo a todo el que lo necesita, sin importar lo que necesite.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Es por eso por lo que he escrito el relato de arriba.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Después de ser “percutido” por cada una de ellas, una especie de normalidad como si todas se hubiesen fundido de nuevo.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Ver a mi tío. Ser percutido por los colores / emociones.

¿Hay algo más que desee añadir acerca de la experiencia? He vuelto, es un milagro, ¿pero por qué?

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? Sí. No después sino antes. Nací bebé “azul” con el cordón umbilical arrollado a mi garganta y recuerdo estar en un “túnel” lleno de color mientras nacía, parecido pero no idéntico.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.

Por favor, ofrezca cualquier sugerencia que tenga para mejorar este cuestionario. Toda mi vida he sido un “sí, sí”. Si esto ayuda a vuestra investigación, entonces magnífico. Si no, al menos le habré contado “por fin” mi historia al mundo entero. Gracias.