ECM de
Rickie T
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Descripción de la experiencia:
Contaré mi experiencia equiparándola a una Experiencia Cercana a la Muerte. Todo
empezó en el año 2005. Estaba muy deprimido debido a problemas personales,
también por la tristeza del invierno. Estaba tomando medicación para la
depresión, tomaba pastillas para poder dormir por las noches, también. Un día,
estaba sentado en mi casa, cuando empecé a darle vueltas a las cosas, cosas de
lo más variadas y diversas, lo que hizo que me sintiera más deprimido aún. Cogí
la caja de las pastillas, la abrí, y conté cuantas había. Había sesenta y cinco
pastillas. Me las puse en la palma de la mano y con la otra mano cogí un vaso de
leche. Me senté y empecé a pensar en lo que iba a hacer. Estaba a punto iniciar
el último viaje de mi vida. Me preguntaba si sería capaz de hacerlo. Abrí la
boca y me eché las sesenta y cinco pastillas, después me tomé el vaso de leche.
Solté el vaso de leche y en ese momento me di cuenta de lo que acababa de hacer.
Sabía que iba a morir, empecé a sentir miedo. Ya no había vuelta atrás. Las
tenía todas en el estómago. Me tumbé en la cama suavemente, y me tapé con una
manta caliente. Empecé a rezar ‘Ahora me dispongo a dormir’ y cerré los ojos.
Lo siguiente que recuerdo es que todo era negro azabache. La oscuridad era paz,
me absorbía la vista completamente. Me di cuenta que había un agujerito con una
luz blanca. Lo tenía delante de mí. Me senté a verlo y empezó a hacerse más
grande cada vez. Se hizo tan grande que todo lo que veía en ese momento era ya
blanco, salvo las esquinas que todavía eran negro azabache. El círculo de luz
blanca más brillante que jamás he visto en mi vida. La luz blanca brillaba tanto
que no podía ver nada de lo que había dentro, ni alrededor de ella. Lo que noté
fue que aunque brillaba, no me hacía daño a los ojos. Empecé a oír como gritaban
mi nombre. Era como si alguien estuviera gritando mi nombre. Estaba confundido
porque no sabía quién me llamaba. Continué mirando a la luz blanca que brillaba,
pero no podía ver nada.
Estando allí, sentado, mirando a la luz blanca y brillante, me di cuenta que
tres figuras se acercaban a mí, con los brazos extendidos. Intenté concentrarme
en ellas, pero la luz era demasiado intensa. Seguía oyendo como gritaban mi
nombre, mientras las tres figuras se acercaban. Cuanto más se aproximaban, más
alto y claro se oía. Noté algo raro; las figuras no tenían pies. Se deslizaban
hacía donde yo estaba, con lentitud, gritando mi nombre y con los brazos
extendidos hacia mí. Cuando las veía acercarse, no salía de mi asombro. Aunque
pudiera parecer aterrador, yo estaba tranquilo y en paz.
Las tres figuras se detuvieron a cinco pies de mí. Las eché un vistazo rápido,
intentando recopilar más detalles. No tenían manos, ni pies, ni tampoco caras.
Sus caras eran oscuras como el cielo de la noche. Empezaron a hablar conmigo, me
decían que todo iba a salir bien, que todavía no había llegado mi hora de morir,
que aún tenía cosas que hacer en la vida. Aunque no me dijeron que cosas,
exactamente. Intenté hablar con ellas, pero no podía hablar. Me quedé pensando
para mí mismo, si esto era la muerte realmente. Cuando lo estaba pensando, la
luz blanca y brillante empezó a hacerse cada vez más pequeña y las tres figuras
se desvanecieron con la luz. La luz blanca se redujo muy rápidamente, después,
todo se volvió negro otra vez.
Acto seguido me despertaba en la cama del hospital, con la habitación llena de
médicos y enfermeras a mi alrededor, todos muy animados. Cuando me empecé a
despertar estaba en un estado de semiinconsciencia. Me dolía bastante el pecho,
no me podía mover. Estaba tumbado en la cama del hospital mientras todos estos
médicos y enfermeras me hacían distintas pruebas. Esa noche, a medida que el
tiempo transcurría, comencé a preguntar a los médicos por lo que me había
pasado. Me dijeron que tenía mucha suerte de estar vivo, yo les pregunté, ‘¿Por
qué?’ Me respondieron que esa noche, había muerto cuatro veces. Me quedé
sentado en la cama, pensando en el viaje que acababa de hacer y como había
sobrevivido a este último viaje, La Muerte.