La ECM de George Ritchie
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Descripción de la experiencia:
En diciembre de 1943, durante la Segunda Guerra
Mundial, George Ritchie, que tenía veinte años entonces, murió de una pulmonía.
Nueve minutos más tarde, milagrosamente e incomprensiblemente, volvió a la vida
para contar su asombrosa experiencia cercana a la muerte en la otra vida. Su
experiencia cercana a la muerte fue la que profundamente movió a Raymond Moody a
comenzar a investigar seriamente las experiencias cercanas a la muerte. Ya que
el doctor Moody se considera "el padre de las experiencias cercanas a la
muerte," la experiencia cercan a la muerte del doctor Ritchie es un clásico.
Usted encontrará que su experiencia es una de las experiencias cercas a la
muerte más profundas nunca documentadas. Lo que sigue a continuación es un
extracto de la imponente experiencia cercana a la muerte del doctor George
Ritchie sacada de sus sensacionales libros, “Regreso de Mañana” (“Return From
Tomorrow”) y el libro que lo continuó, “Mi Vida Después de Morir” (“My Life
After Dying”).
Su experiencia fuera del cuerpo (OBE)
"Los hombres dejaron caer mis brazos... Oí un chasquido
y un zumbido. El zumbido continuó sin cesar. Se hacía más fuerte. El zumbido
estaba dentro de mi cabeza y mis rodillas estaban hechas de goma. Se estaban
doblando y yo me caía y todo el tiempo el zumbido se hacía más fuerte.
"Me senté de un tirón. ¿Qué hora es? Vi la mesita de noche pero se habían
llevado el reloj. ¿De hecho, dónde estaban el resto de mis cosas?
"Salté de la cama alarmado, buscando mi ropa. Mi uniforme no estaba sobre la
silla. Giré, luego me quedé helado.
"Alguien estaba tumbado en mi cama.
"Di un paso más cerca. Era un hombre bastante joven, con el pelo corto, castaño,
tumbado e inmóvil. ¡Pero eso era imposible! ¡Yo mismo acababa de salirme de esa
cama! Durante un momento luché mentalmente con este misterio. Era demasiado
extraño como para pensarlo, y de todos modos yo no tenía tiempo.
"Me volví, pasé por delante de las oficinas y salí al pasillo. Un sargento venía
por él llevando una bandeja de instrumentos cubierta con una tela. Probablemente
él no sabía nada, pero yo estaba tan contento de encontrar a alguien despierto
que comencé a dirigirme hacia él. "
"Perdone, mí Sargento," dije. "Usted no habrá visto al muchacho de la sala de
esta unidad, ¿verdad?"
"Él no me contestó. Ni siquiera echó un vistazo hacia mí. Él simplemente siguió
caminando, directamente hacia mí, sin frenar."
"¡Cuidado!" grité, saltando fuera de su camino.
"Al minuto siguiente él me había pasado por delante, alejándose por el pasillo
como si no me hubiera visto nunca, aunque, ¿cómo habíamos podido evitar chocar?,
yo no lo sabía.
"Y luego vi algo que me dio una nueva idea. Más adelante en el pasillo había una
de esas puertas pesadas metálicas que conducían al exterior. Me apresuré hacia
ella. ¡Incluso si había perdido aquel tren, yo encontraría algún modo de llegar
a Richmond!
"Casi sin saberlo me encontré fuera, corriendo rápidamente, viajando más rápido,
de hecho, de lo que nunca me había movido en mi vida.
"Cuando miré hacia abajo, me quedé sorprendido de ver, no la tierra, sino las
cumbres de los arbustos (mesquite) por debajo de mí. Enseguida el Campamento
Barkeley parecía haberse quedado lejos tras de mí a medida que yo me apresuraba
sobre el oscuro y congelado desierto. Mi mente siguió diciéndome que lo que yo
hacía era imposible, y sin embargo ... estaba pasando.
"Yo iba a Richmond; de alguna manera yo sabía eso desde el momento que me lancé
por aquella puerta del hospital. Estaba yendo a Richmond cien veces más rápido
de lo que cualquier tren sobre la tierra podría llevarme.
"Casi inmediatamente noté que estaba frenando. Ahora, justo debajo de mí, donde
se cruzaban dos calles, divisé un brillo azul que parpadeaba. El brillo venía de
un letrero de neón sobre la puerta de un edificio de techo rojo de una planta de
altura con un letrero que decía "Cerveza de Cinta Azul Pabst”, y que estaba
apoyado en la ventana delantera. "Cafetería," se podía leer sobre la puerta, y
la luz de las ventanas se derramada en el pavimento.
"Bajando la vista para mirarlo, me di cuenta de que yo había dejado de moverme
totalmente. El encontrarme de alguna manera suspendido a unos cincuenta pies en
el aire era un sentimiento incluso más extraño de lo que sentí durante ese vuelo
tipo torbellino. Pero no tenía ningún tiempo de darle vueltas al tema, porque
allí abajo, por la acera, dirigiéndose hacia la cafetería nocturna, venía un
hombre caminando enérgicamente. Al menos, pensé, podría preguntarle qué ciudad
era esta y en qué dirección debía dirigirme. Incluso cuando se me ocurrió la
idea, como si el pensamiento y el movimiento se hubieran convertido en la misma
cosa, me encontré abajo sobre la acera, andando de prisa al lado del forastero.
Él era un civil, tal vez de cuarenta o cuarenta y cinco años, llevaba puesto un
abrigo, pero sin sombrero. Él obviamente estaba muy concentrado en algo porque
nunca echó un vistazo hacia mi cuando me puse a caminar a su lado."
"¿Podría usted decirme, por favor," dije, "qué ciudad es esta?"
“Él siguió andando recto.”
"¡Por favor señor!" Dije, hablando más fuerte, "soy un forastero aquí y le
agradecería si..."
"Llegamos a la cafetería y él se giró para coger el picaporte de la puerta.
¿Estaría sordo este tipo? Saqué mi mano izquierda para darle un toque en el
hombro.
"No había nada allí.
"Me quedé allí de pie, delante de la puerta, con la boca abierta a medida que él
la abría y desaparecía dentro. Había sido como si tocase el aire. Como si no
hubiese nadie allí en absoluto. Y a pesar de eso yo lo había visto claramente,
incluso el comienzo de una mancha negra en su barbilla donde necesitaba un
afeitado.
"Retrocedí ante el misterio del hombre inmaterial y me incliné contra el alambre
de un poste telefónico para pensar detenidamente en estas cosas. Mi cuerpo pasó
por aquel alambre como si el alambre tampoco hubiese estado allí.
"Allí mismo, sobre la acera de aquella ciudad desconocida, tuve unos
pensamientos increíbles. Los pensamientos más extraños y más difíciles que yo
nunca había tenido. El hombre de la cafetería, este poste telefónico... supón
que ellos fuesen absolutamente normales. Supón que yo fuese el que había...
cambiado, de alguna manera. Qué pasaría si de algún modo imposible,
inimaginable, yo hubiera perdido... mi solidez (“hardness”). Mi capacidad de
agarrar cosas, de entrar en contacto con el mundo. ¡Incluso de ser visto! El
señor de ahora mismo. Es obvio que él nunca me vio ni me oyó.
"Y de repente recordé al hombre joven que yo había visto en la cama en aquel
pequeño cuarto de hospital. ¿Y si hubiera sido ... yo? O de todos modos, la
parte material y concreta de mí, que de algún modo inexplicable se había
separado de mi. ¿Y si la forma que yo había dejado tumbada en el cuarto de
hospital de Texas fuera mía?
"¿Y si fuera así, cómo podría regresar otra vez? ¿Por qué me había ido corriendo
de forma tan irreflexiva?
"Yo me movía otra vez, alejándome muy deprisa de la ciudad. Debajo de mí estaba
el amplio río. Parecía que estaba volviendo atrás, en la dirección de la que
había venido, y me parecía que cruzaba el espacio aún más rápido que antes.
Colinas, lagos, granjas, se escabullían bajo mí a medida que me apresuraba en
línea recta sobre la tierra en la oscuridad de la noche.
"Yo estaba de pie delante del hospital de la base.
"Y entonces comencé una de las búsquedas más extrañas que pueden haber ocurrido
nunca: la búsqueda de mí mismo. Me precipité de una sala a otra de aquel enorme
complejo, haciendo una pausa en cada pequeño cuarto, inclinándome sobre el
inquilino de cada cama, dándome prisa.
"Retrocedí hacia la entrada. ¡El hombre de esa cama estaba muerto! Sentí el
mismo rechazo que había sentido la vez anterior al estar en un cuarto con una
persona muerta. Pero ... si ese era mi anillo, entonces ... entonces era yo, la
parte separada de mí mismo, tumbado bajo aquella sábana. Significaba eso que yo
estaba...
"Fue la primera vez en toda esta experiencia que se me ocurrió pensar en la
palabra "muerte" en relación a lo que estaba pasando.
"¡Pero yo no estaba muerto! ¿Cómo podría yo estar muerto y todavía estar
despierto? Pensando. Experimentando. La muerte era diferente. La muerte era ...
No lo sabía. Quedarse en blanco. La nada. Yo era yo, totalmente despierto, sólo
que sin un cuerpo físico en el que funcionar.
"Frenéticamente agarré la sábana, intentando retirarla, tratando de destapar a
la figura que estaba sobre la cama. Todos mis esfuerzos ni si quiera produjeron
una brisa en el pequeño cuarto silencioso.
"De repente me di cuenta de que era más brillante, mucho más brillante de lo que
había sido. Miré fijamente con asombro a medida que el resplandor aumentaba,
viniendo de la nada, pareciendo brillar en todas partes al mismo tiempo. Todas
las bombillas de la sala no podían emitir tanta luz. ¡Todos las bombillas del
mundo no podrían! Era imposiblemente brillante: parecía como las lámparas de un
millón de soldadores todas ardiendo a la vez. 'Me alegro de no tener ojos
físicos en este momento,' pensé. 'Esta luz destruiría la retina en una décima de
segundo.'
"No, me corregí a mi mismo, no la luz. Él. Él es quién sería demasiado brillante
para mirarlo. Pues ahora veía que no era la luz, sino un hombre el que había
entrado en el cuarto, o más bien, un hombre hecho de luz, aunque esto no
pareciera más posible a mi parecer que la increíble intensidad del resplandor
del que estaba hecho su forma.
"En el instante en que lo percibí, una orden se formó en mi mente. “¡Levántese!”
Las palabras vinieron de dentro de mí, y sin embargo tenían una autoridad que
mis meros pensamientos nunca habían tenido. Me puse de pie y cuando lo hice
llegó la estupenda certeza: “Usted está en la presencia del Hijo de Dios.”
"Si este era el Hijo de Dios, entonces su nombre era Jesús. Esta persona era el
poder mismo, más viejo que el tiempo y aún así más moderno que cualquiera que yo
nunca hubiera conocido.
"Por encima de todo, con aquella misma certeza misteriosa interior, yo sabía que
este hombre me amaba. Mucho más incluso que poder, lo que emanaba de esta
presencia era amor incondicional. Un amor asombroso. Un amor más allá de mi
imaginación más salvaje. Este amor sabía cada cosa “que no podía amarse” (“unlovable”)
de mí (las peleas con mi madrastra, mi carácter explosivo, los pensamientos
sexuales que no podía controlar nunca, cada pensamiento y cada acción malvada y
egoísta desde el día que nací) y me aceptaba exactamente igual.
"Cuando digo que él sabía todo sobre mí, esto era simplemente un hecho
observable. Ya que en aquel cuarto, junto con su presencia radiante
(simultáneamente, aunque al narrarlo tengo que describirlo paso a paso) habían
entrado también todos y cada uno de los episodios de mi vida entera. Todo lo que
me había pasado en cada momento estaba simplemente allí, en visión completa,
contemporáneo y presente, y todo aparentemente ocurriendo al mismo tiempo. Cada
detalle de veinte años de vida estaba allí para ser visto. Lo bueno, lo malo,
los puntos altos, lo “run-of-the-mill” (Nota: no sé cómo traducirlo). Y con esta
vista que lo incluía todo venía una pregunta. Estaba implícita en cada escena y,
como las mismas escenas, parecía provenir de la luz viva que había al lado de
mí."
"¿Qué hizo usted con su vida?" (o “¿Qué has hecho con tu vida?”, “What did you
do with your life?”)
"Desesperadamente miré a mi alrededor para encontrar algo que pareciese que
valía la pena a la luz de esta ardiente realidad. Pero sólo había una
interminable, miope, y clamorosa preocupación por mi mismo. ¿Había ido yo alguna
vez más allá de mis propios intereses inmediatos, y había hecho algo que otra
gente reconociese como valioso?
"Y de repente la pregunta en sí misma aumentaba dentro de mí. ¡No era justo!
¡Desde luego que yo no había hecho nada con mi vida! Yo no había tenido tiempo.
¿Cómo se puede juzgar a una persona que ni siquiera había comenzado?
"La contestación mental, sin embargo, no tenía ningún rastro de enjuiciamiento.
“La muerte,” la palabra era infinitamente amorosa, “puede venir a cualquier
edad.”
"¿Y que pasa con el dinero del seguro que llegue cuando yo tenga setenta años? "
Las palabras habían salido (en este extraño reino donde la comunicación ocurría
por el pensamiento en vez de la palabra) antes de que yo pudiera arrepentirme de
haberlas dicho.
"Si yo antes había sospechado que había alegría en la presencia a mi lado, ahora
yo estaba seguro de ello: el resplandor pareció vibrar y brillar con una especie
de risa santa (no de mí ni de mi estupidez, no una risa burlona, sino una
alegría que parecía decir que a pesar de todos los errores y la tragedia, la
alegría era todavía más duradera).
"Y en el éxtasis de aquella risa me di cuenta de que era yo el que juzgaba los
acontecimientos en los que estábamos tan severamente. Era yo el que los vi como
triviales, egocéntricos, sin importancia. Ninguna condena así vino de la gloria
que brillaba a mi alrededor. Él no estaba culpando ni reprochando. Él estaba
simplemente ... amándome. Llenando el mundo con él mismo y aún así, de alguna
manera, ocupándose de mí personalmente. Esperando mi respuesta a la pregunta que
todavía colgaba en el deslumbrante aire. “¿Qué ha hecho usted con su vida para
mostrármelo?”
"La pregunta, como todo lo demás que provenía de él, tenía que ver con el amor.
¿Cuánto ha amado usted con su vida? ¿A amado usted a otros como yo le estoy
amando a usted? ¿Totalmente? ¿Incondicionalmente?
"Escuchando la pregunta de esa manera, vi la tontería que era ni siquiera
intentar encontrar una respuesta en las escenas que había alrededor de nosotros.
Porque (“why”) yo no sabía que un amor como este era posible. ¡Alguien me lo
debería haber dicho, pensé con indignación!"
"Yo realmente se lo dije."
" ‘¿Pero cómo?’ Todavía queriendo justificarme: ‘¿cómo podría él habérmelo dicho
y yo no haberlo oído?’
"Se lo dije por la vida que viví. Se lo dije por la muerte que morí. Y, si usted
mantiene sus ojos en mí, usted verá más ... "
Viendo espíritus entre los vivos
"De repente noté que nos movíamos. No había sido
consciente de salir del hospital, pero ahora no había nada a la vista. Los vivos
acontecimientos de mi vida que nos habían rodeado apretadamente, habían
desaparecido también: en cambio parecíamos estar muy por encima de la tierra,
acelerando juntos hacia un puntito distante de luz.
"El distante puntito se convirtió en una gran ciudad hacia la cual parecíamos
descender. Todavía era de noche, pero salía humo de las chimeneas de las
fábricas y había muchos edificios con luces encendidas en cada planta. Había un
océano o un gran lago más allá de las luces; podría haber sido Boston, Detroit,
Toronto, ciertamente ningún lugar en el que yo hubiera estado anteriormente,
pero obviamente, pensé, mientras nos acercábamos lo suficiente como para ver las
calles concurridas, un lugar en donde las industrias bélicas funcionaban día y
noche.
"Noté un cierto fenómeno que sucedía repetidas veces: gente inconsciente de
otros que estaban directamente al lado suyo. Vi a un grupo de trabajadores de la
cadena de montaje reunidos alrededor de una cantina de café. Una de las mujeres
pidió a la otra un cigarrillo, le suplicó de hecho, como si lo quisiera más que
ninguna otra cosa en el mundo. Pero la otra, que charlaba con sus amigas, la
ignoró. Tomó una cajetilla de cigarros de su mono de trabajo, y sin ni siquiera
ofrecérselo a la mujer que lo quería con tanta impaciencia, sacó uno y lo
encendió. Rápida como una serpiente atacando, la mujer que había sido rechazada
intentó arrebatarle el cigarrillo encendido a la otra de la boca. Lo intentó
agarrar otra vez. Y otra vez... Con un pequeño escalofrío reconocí que era
incapaz de agarrarlo.
"Como yo, de hecho, ella estaba muerta.
"En una casa un hombre joven seguía a uno más viejo de cuarto en cuarto. “¡Lo
siento, Papá!” continuó diciendo. “¡Yo no sabía lo que esto le haría a Mamá! ¡Yo
no entendía!”
"Pero aunque yo podía oírlo claramente, era obvio que el hombre al que le
hablaba no podía. El anciano llevaba una bandeja a un cuarto donde una anciana
estaba sentada en la cama. “Lo siento, Papá,” dijo el hombre joven otra vez. “Lo
siento, Mamá.” Sin parar, una y otra vez, a oídos que no podían oír.
"Varias veces hicimos una pausa ante escenas similares. Un muchacho siguiendo a
una muchacha adolescente por los pasillos de una escuela. “¡Lo siento, Nancy!”
Una mujer de mediana edad que pedía a un hombre canoso que la perdonase.
"¿Porqué dicen tanto lo siento, Jesús?” Supliqué. “¿Por qué siguen dirigiéndose
a gente que no puede oírlos?”
"Entonces de la luz a mi lado me llegó un pensamiento: “ellos son suicidas,
encadenados a todas las consecuencias de sus actos.”
"Gradualmente comencé a notar algo más. Toda la gente viva que mirábamos estaba
rodeada por un débil brillo luminoso, casi como un campo eléctrico sobre la
superficie de sus cuerpos. Esta luminosidad se movía cuando ellos se movían,
como una segunda piel hecha de una pálida luz apenas visible.
"Al principio pensé que eso debía ser el resplandor reflejado de la persona a mi
lado. Pero los edificios en los que entramos no emitían ningún reflejo, ni
tampoco lo hacían los objetos inanimados. Y luego me di cuenta de que los seres
no físicos tampoco lo hacían. Mi propio cuerpo inmaterial, que ahora veía,
estaba sin esa cáscara resplandeciente.
"En este momento la luz me condujo dentro de un sórdido bar con parrilla cerca
de lo que parecía una gran base naval. Una muchedumbre de gente, muchos de ellos
marineros, se alineaban en la barra hasta en tercera fila, mientras que los
otros se apretujaban en cabinas de madera a lo largo de la pared. Aunque unos
cuantos bebían cerveza, la mayor parte de ellos parecían pegarle al whisky tan
rápido como los dos sudorosos camareros podían servirlos.
"Entonces noté una cosa asombrosa. Varios hombres que estaban de pie en la barra
parecían incapaces de levantar sus bebidas hasta sus labios. Una y otra vez los
vi intentar ansiosos agarrar sus vasos, mientras que sus manos pasaban a través
de los vasos sólidos, a través de la pesada tapa de madera de la barra, a través
de los mismos brazos y cuerpos de los bebedores que había a su alrededor.
"Y estos hombres, todos y cada uno de ellos, no tenían la aureola de luz que
rodeaba a los demás.
"Entonces, el capullo de luz debe ser una propiedad de los cuerpos físicos
solamente. Los muertos, nosotros que habíamos perdido nuestra solidez, también
habíamos perdido esta “segunda piel”.
"Y era obvio que esta gente viva, los rodeados por la luz, los que realmente
estaban bebiendo, conversando, empujándose el uno al otro, no podía ver a los
seres desesperadamente sedientos incorpóreos entre ellos, ni tampoco podía
sentir su frenética lucha para coger aquellos vasos. (Aunque también me quedó
claro, observándolo, que la gente no sólida podía tanto escucharse como verse
los unos a los otros. Y furiosas peleas estallaban constantemente entre ellos
sobre vasos que ninguno podía realmente llevarse a los labios.)
"Pensé que yo había visto grandes borracheras en las fiestas de las
fraternidades de Richmond, pero el modo en que los civiles y los militares en
este bar se lo tomaban, lo superaba todo. Miré a un joven marinero levantarse
sin equilibrio de un taburete, dar dos o tres pasos, y caerse pesadamente al
suelo. Dos de sus compañeros se inclinaron y comenzaron a arrastrarlo lejos del
lugar del porrazo.
"Pero no era eso lo que yo estaba mirando. Yo miraba fijamente y con asombro
como el capullo brillante alrededor del marinero inconsciente simplemente se
abría. Se partió por la parte alta de su cabeza y comenzó a romperse, como a
pelarse descendiendo desde su cabeza, sus hombros. Al instante, más rápidamente
de lo que nunca había visto a nadie moverse, uno de los seres inmateriales que
habían estado de pie cerca de él en la barra, estaba encima de él. Él había
estado rondando como una sombra sedienta al lado del marinero, siguiendo
avariciosamente cada trago que el joven tomaba. Ahora parecía saltar sobre él
como una bestia de presa.
"Un instante después, y siendo un completo misterio para mí, la figura que
saltaba se había desvanecido. Todo esto pasó incluso antes de que los dos
hombres hubieran arrastrado su carga inconsciente de entre los pies de los que
estaban en la barra. Un minuto yo había visto claramente dos individuos; pero
cuando apoyaron al marinero contra la pared, sólo había uno.
"Dos veces más, mientras miraba fijamente, estupefacto, una escena idéntica se
repitió. Un hombre perdió el conocimiento, una grieta rápidamente se le abrió en
la aureola que tenía a su alrededor, una de las personas no sólidas desapareció
cuando se lanzó en aquella abertura, casi como si se hubiese tirado dentro del
otro hombre (“as if he had scrambled inside the other man”).
"¿Era esa cubierta de luz una especie de escudo, entonces? ¿Era una protección
contra ... contra seres sin cuerpo como yo? Por lo visto estas criaturas
inmateriales habían tenido una vez cuerpos sólidos, como yo mismo lo había
tenido. Supongamos que cuando ellos habían estado en estos cuerpos hubiesen
desarrollado una dependencia del alcohol que fuese más allá de lo físico. Que se
hizo mental. Espiritual, incluso. Entonces, cuando perdieron su cuerpo, excepto
cuando podían tomar brevemente posesión de otro, ellos estarían separados
durante toda la eternidad de la cosa que nunca podían dejar de ansiar.
"Una eternidad así (al pensarlo me dio un escalofrío que me estremeció)
ciertamente sería una forma de infierno. Yo siempre había pensado en el infierno
(cuando pensaba en ello en absoluto) como un lugar ardiendo en algún lugar bajo
la tierra en el que la gente mala como Hitler se quemaría eternamente. Pero qué
pasaría si un nivel del infierno existiese directamente aquí en la superficie
(invisible e insospechado por la gente viva que ocupa el mismo espacio). Qué
pasaría si eso significara quedarse sobre la tierra, pero no poder nunca más
entrar en contacto con ella. Pensé en aquella mujer que quería un cigarrillo.
Desear lo máximo, quemarse con el mayor deseo, donde usted fuese el más
impotente, eso sería el infierno en efecto.
"No 'sería,' me di cuenta enseguida. 'Era.' Esto era el infierno: y yo era una
parte del mismo tanto como estas otras criaturas descarnadas. Yo había muerto.
Yo había perdido mi cuerpo físico. Yo existía ahora en un reino que no me
respondería de ningún modo...
"Había otras dos cosas claramente únicas sobre los seres de este reino. Ya que
la hipocresía es imposible porque los demás conocen sus pensamientos en el mismo
instante que usted los piensa, ellos tienden a agruparse con quiénes piensan del
mismo modo que ellos. En nuestro propio plano de existencia, la tierra, tenemos
un refrán que dice "gente de la misma ralea acuden en masa juntos." (“Birds of a
feather flock together”). La razón principal por la que ellos se mantienen
juntos es porque es demasiado amenazador estar con seres con quienes usted
discrepa cuando ellos lo saben.
"Uno de los sitios que observamos parecía ser una estación de recepción. Los
seres llegaban aquí a menudo en un sueño hipnótico profundo. Lo llamo hipnosis
porque me di cuenta de que ellos se habían puesto a sí mismos en ese estado por
sus creencias. Aquí había lo que yo llamaría ángeles trabajando con ellos
intentando despertarlos y ayudándoles a darse cuenta de que Dios es realmente un
Dios de vivos y que ellos no tenían que tumbarse por ahí a dormir hasta que
Gabriel o alguien viniese soplando un cuerno (Nota del traductor: como en el
Apocalipsis, que se dice eso de soplar cuernos o trompetas).
"Nos movíamos otra vez. Habíamos dejado la base Naval con su circunferencia de “seedy”
calles enfermas y bares, y estábamos ahora de pie, en esta dimensión donde los
viajes parecían no llevar ningún tiempo en absoluto, sobre el borde de una
llanura amplia y plana. Hasta ahora en nuestro viaje habíamos visitado sitios
donde los vivos y los muertos existían unos junto a otros: en efecto eran seres
incorpóreos, completamente insospechados por los vivos, rondando justamente
encima de las cosas físicas y de la gente en donde centraban su deseo.
"Ahora, sin embargo, aunque estuviésemos por lo visto todavía en algún sitio
sobre la superficie de la tierra, yo no podía ver a ningún hombre o mujer vivos.
La llanura estaba atestada, incluso atascada con multitudes de seres fantasmales
descarnados; en ninguna parte había por allí ninguna persona sólida, rodeada por
luz, que pudiese verse. Todos estos miles de personas eran por lo visto no más
materiales que yo mismo. Y eran los más frustrados, los más enojados, los seres
más completamente miserables que yo había visto nunca (Traducción literal:
“sobre los que yo había puesto alguna vez los ojos”).
"¡Señor Jesús! ' Grité. ¿'Dónde estamos? '
"Al principio pensé que estábamos viendo algún gran campo de batalla: en todas
partes los espíritus estaban enzarzados en lo que parecían ser luchas a muerte,
retorciéndose, golpeándose, agujereándose. No vi ninguna arma de ninguna clase
cuando me acerqué a mirar, sólo manos y pies y dientes desnudos. Y luego noté
que nadie estaba aparentemente siendo herido. No había nada de sangre ni cuerpos
esparcidos por el suelo. Un golpe que debería haber eliminado a un oponente, lo
dejaba exactamente como antes.
"Si yo sospeché que yo estaba viendo el infierno, ahora estaba seguro de ello.
Estas criaturas parecían atrapadas en hábitos mentales y emocionales, en odio,
lujuria, patrones destructivos de pensamiento.
"Incluso más horrible que las mordeduras y patadas que se intercambiaban, eran
los abusos sexuales que muchos realizaban en una pantomima febril. Perversiones
con las que yo nunca habría soñado, estaban siendo intentadas en vano por todo
nuestro alrededor. Era imposible saber si los aullidos de frustración que nos
llegaban eran sonidos reales o sólo la transferencia de pensamientos
desesperados. En efecto en este mundo incorpóreo no parecía importar. Cualquier
cosa que alguien pensaba, no importa cómo de fugazmente o sin querer, era al
instantáneamente percibida por todos a su alrededor, más completamente que las
palabras podrían haberla expresado, más rápidamente que las ondas sonoras
podrían haberla esparcido.
"Y los pensamientos que con más frecuencia se comunicaban tenían que ver con el
conocimiento superior, o capacidades, o formación del pensador. “¡Te lo dije!
¡Ya lo sabía!” (“¡I told you so! ¡I always knew!”)
" “¡¿No te lo advertí?!” gritaban al aire y resonaba una y otra vez. Con un
sentimiento de una enferma familiaridad reconocí aquí mi propio pensamiento. En
estos gruñidos de envidia y herida presunción me escuché a mi mismo demasiado
bien.
"Una vez más, sin embargo, ninguna condena vino de la presencia a mi lado, sólo
una compasión por estas criaturas infelices que rompía su corazón.
"¿Qué los mantenía aquí? ¿Por qué simplemente no se levantaba cada uno y se
marchaba? Yo no podía ver ninguna razón por la que la persona a la que le estaba
gritando aquel hombre con la cara torcida simplemente no se marchaba. ¿O por qué
aquella mujer joven no se alejaba mil millas de aquel otro que la golpeaba tan
furiosamente con puños inmateriales? Ellos realmente no podían retener a sus
víctimas, ni uno solo de estos seres insanamente enojados. No había ningunas
cercas. Nada aparentemente les impedía simplemente marcharse solos.
"A menos que... a menos que no existiese lo 'solo' en este reino de espíritus
incorpóreos. No había lugares privados en un universo en el que no había
paredes. Ningún lugar que no fuese habitado por otros seres a quienes cualquiera
pudiese estar totalmente expuesto en cualquier momento. ¿Cómo sería, pensé con
pánico repentino, vivir siempre dónde mis pensamientos más privados no eran
privados en absoluto? Sin poder disfrazarlos, sin poder ocultarlos, sin ningún
modo de fingir que yo no era nada de lo que yo realmente era. Qué insoportable.
A menos que, por supuesto, todos a mi alrededor tuviesen el mismo tipo de
pensamientos... a menos que hubiera una especie de consuelo al encontrar otros
tan asquerosos como yo mismo, a pesar de que todo lo que pudiésemos hacer fuera
lanzar nuestro veneno los unos contra los otros.
"Quizás esta era la explicación de esta horrible llanura. Quizás en el curso de
las eras o de los segundos, cada criatura que había aquí había buscado la
compañía de otros con su mismo orgullo y tan llenos de odio como ellos mismos,
hasta que juntos formaron esta sociedad de los malditos.
"Quizás no era que Jesús los hubiese abandonado, sino que ellos habían huido de
la luz que reveló su oscuridad.
"Había seres discutiendo sobre algún punto religioso o político, tratando de
matar a aquellos que no estaban de acuerdo con ellos. Cuando vi esto, pensé: "No
hay nada de asombroso en que nuestro mundo esté sumido en tal lío y nosotros
hayamos tenido tantas trágicas guerras religiosas. No hay nada de asombroso en
que esto esté rompiendo el corazón de Cristo, que vino para enseñarnos paz y
amor."
"Nos movíamos otra vez. Primero él me había mostrado un reino infernal, lleno de
seres atrapados en alguna forma de auto-atención. ¡Ahora detrás, más allá de
todo esto, comencé a percibir un reino completamente nuevo! Los enormes
edificios se erguían en un parque hermoso soleado que me recordó un poco a una
universidad bien planeada. Cuando entramos en uno de los edificios y entradas,
el ambiente era tan silencioso que realmente me sobresalté al ver gente en el
pasillo.
"No podría decir si eran hombres o mujeres, viejos o jóvenes, puesto que todos
iban cubiertos de pies a cabeza con capas sueltas encapuchadas que me hicieron
pensar vagamente en monjes. Pero la atmósfera del lugar no era en absoluto como
yo me imaginaba que sería un monasterio. Era más bien como un tremendo centro de
estudios, animado con el entusiasmo de grandes descubrimientos. Cada uno de los
que nos cruzamos en los amplios pasillos y sobre las escaleras curvas parecían
absortos en algún tipo de actividad totalmente absorbente; no se intercambiaban
demasiadas palabras entre ellos. Y sin embargo no percibí ninguna hostilidad
entre estos seres, más bien una actitud distante de total concentración.
"Independientemente de cómo esta gente pudiera ser, ellos parecían completa y
supremamente auto-despistados, absorbidos en algún enorme propósito más allá de
ellos mismos. A través de unas puertas abiertas vislumbré unos enormes cuartos
llenos de equipos complejos. En varios de los cuartos, figuras encapuchadas se
inclinaban sobre intrincados cuadros y diagramas, o se sentaban a los mandos de
complicadas consolas llenas de luces. De alguna manera sentí que se estaba
realizando un enorme experimento, quizás docenas y docenas de tales
experimentos.
"Y algo más... A pesar de su obvio disfrute con los seres que nos rodeaban,
sentí que incluso esto no era lo último, que él tenía cosas mucho mayores que
mostrarme si yo sólo pudiera verlas.
"Y entonces lo seguí por otros edificios de esta esfera de pensamiento. Entramos
en un estudio donde una música de una complejidad que yo no podía comenzar a
comprender estaba siendo compuesta e interpretada. Había ritmos complicados,
tonos en una escala que yo no conocía. 'Porque,' me encontré a mi mismo
pensando. '¡Bach sólo es el comienzo!'
"Después anduvimos por una biblioteca del tamaño de la Universidad entera de
Richmond. Contemplé cuartos apilados del suelo al techo con documentos de
pergamino, arcilla, cuero, metal, papel. 'Aquí,' se me ocurrió la idea, 'es
donde se ensamblan los libros importantes del universo.'
"Inmediatamente yo supe que esto era imposible. ¡Cómo podrían escribirse libros
en algún lugar más allá de la tierra! Pero el pensamiento persistió, aunque mi
mente lo rechazaba. 'Los trabajos claves del universo,' la frase siguió
repitiéndoseme a medida que vagábamos por las salas de lectura abovedadas
atestadas de eruditos silenciosos. Entonces, abruptamente, en la puerta de uno
de los cuartos más pequeños, casi un anexo: 'aquí está el pensamiento central de
esta tierra.'
"¿Es esto... el cielo, Señor Jesús? ' Me aventuré a decir. ¡La calma, el
resplandor, eran con seguridad como celestiales! También lo era la ausencia de
“lo mío” (“self”), del ego que clama. '¿Cuando esta gente estaba sobre la tierra
crecieron más allá de los deseos egoístas?'
"Ellos crecieron, y han seguido creciendo.' La respuesta brilló como la luz del
sol en aquella absorta y ansiosa atmósfera. Pero si el crecimiento pudiese
continuar, entonces esto no era todo. Entonces ... debía haber algo de lo que
incluso estos serenos seres carecían. Y de repente me pregunté si sería la misma
cosa que faltaba en 'el reino inferior'. ¿Sería que estas desinteresadas
criaturas también fallaban en algún grado en ver a Jesús? ¿O quizás, verle a él
por sí mismo? Trozos y pistas de él seguro que tenían; obviamente era la verdad
la que ellos perseguían con tanta determinación. Pero qué pasaría si incluso la
sed de la verdad pudiera distraer de la verdad en sí misma, estando aquí de pie
en su medio mientras lo buscaban en libros y tubos de ensayo...
"Yo no lo sabía. Y al lado de su amor indecible, mi propio aturdimiento, todas
las preguntas que yo quería preguntar parecían secundarias. Quizás, concluí por
fin, él no puede decir más de lo que yo puedo ver: quizás no hay nada en mí aún
que pueda entender la explicación.
"Esto es el reino que elimina para siempre el concepto de que dejamos de
aprender o progresar en el conocimiento cuando nos morimos. Yo podría llamar a
este reino el reino de la investigación, o el reino mental o el reino del
conocimiento intelectual, científico y religioso. Todos serían correctos.
"Este es el reino donde creo que van las almas de quiénes han desarrollado el
mayor interés por un campo particular de los esfuerzos de la vida, aquellos que
quieren seguir investigando y aprendiendo más en sus campos particulares. Esto
le da esperanza a toda la gente que quiere seguir aprendiendo y ha alcanzado (stablished)
suficiente sabiduría como para darse cuenta de que apenas si acabamos de
comenzar a arañar la superficie en cualquier campo cuando estamos sobre el nivel
de desarrollo de la tierra.
"Me di cuenta de que Cristo estaba mirando como algunas almas estudiaban las
religiones del universo, y vi que él no juzgaba a ninguna de ellas. Ellos
tampoco estaban juzgando las religiones que estudiaban, sino que estaban
interesados en los muy distintos modos en que los seres del universo habían
intentado llegar a comprender a su Creador. De repente me di cuenta de lo
equivocado que era el que cualquiera de nosotros sobre la tierra juzgase la
manera de acercarse a Dios de los demás, o el sentir que tenemos las únicas
respuestas. El momento en el que ese entendimiento entró en mi mente fue seguido
del pensamiento que él colocó en mi mente:
"Usted tiene razón, puesto que si yo, EL AMOR, soy alzado, conduciré a toda la
humanidad a mi. Si usted llega a conocer al Padre, usted llegará a conocerme a
mi. Si usted llega a conocerme, usted llegará a saber que el AMOR incluye a
todos los seres, independientemente de su raza, creencias o color."
[Nota del traductor: reproduzco el párrafo completo en inglés, por si hubiese
cometido algún error de traducción. No estoy seguro de los matices de algunas
expresiones, tales como “be lifted up”, etc.:
"You are right, for if I, LOVE, be lifted up, I shall draw all humanity unto me.
If you come to know the Father, you will come to know me. If you come to know me
you will come to know that LOVE includes all beings regardless of their race,
creeds or color."]
La ciudad de Dios
"El hecho central, lo completamente adecuado, seguía
siendo esta personalidad a mi lado. Independientemente de cualquier hecho
adicional que me mostraba, él seguía siendo en cada momento el verdadero foco de
mi atención.
"Hasta este punto yo había tenido la impresión de que viajábamos (aunque de qué
modo, yo no podía imaginarlo) sobre la misma tierra. Incluso lo que yo había
llegado a pensar como 'un plano más alto' de pensamientos profundos y de
aprendizaje, obviamente no estaba muy alejado del 'plano físico' donde los seres
sin cuerpo todavía estaban ligados a un mundo sólido.
"Ahora sin embargo, parecíamos haber dejado la tierra atrás.
"Y luego vi, infinitamente lejos, muchísimo más lejos de lo que podría ser
visible por medio de cualquier clase de visión que yo conocía, una ciudad. Una
ciudad resplandeciente, aparentemente interminable, suficientemente brillante
como para ser vista desde toda la distancia inimaginable. El resplandor parecía
brillar desde las mismas paredes y calles de este lugar, y desde seres que ahora
yo podía discernir moviéndose dentro de ella. De hecho, la ciudad y todo lo que
había en ella parecían estar hechos de luz, justo como la figura a mi lado
estaba hecha de luz.
"Hasta este momento yo no había leído todavía el Libro del Apocalipsis. Yo sólo
podía quedarme boquiabierto y con gran respeto ante este lejano espectáculo,
preguntándome cómo de brillante debía ser cada edificio, cada habitante, como
para poder ser visto desde tantos años luz de distancia. ¿Podrían estos seres
radiantes, me pregunté asombrado, ser aquellos que habían mantenido, en efecto,
a Jesús como el centro de sus vidas (“the focus of their lives”)? ¿Estaba yo
viendo, al fin, aquellos que lo habían buscado a él en todo? Lo habían buscado
tan bien y tan estrechamente que ellos habían sido transformados en su misma
semejanza. Mientras hacía la pregunta, dos de las figuras brillantes parecieron
separarse de la ciudad y venir hacia nosotros, lanzándose a través de aquella
infinidad con la velocidad de la luz.
"Ahora esto era sorprendente, porque este era el primer reino en el que sus
habitantes podían ver a Cristo y a mí. Incluso más asombroso, ellos irradiaban
luz casi tan brillante como la de Cristo. Cuando los dos seres se acercaron a
nosotros, yo podía sentir también el amor que fluía de ellos hacia nosotros. La
completa alegría que ellos mostraron al ver a Cristo era inequívoca.
"Viendo a estos seres y sintiendo esa alegría, la paz y la felicidad que brotaba
de ellos me hicieron sentir que aquí estaba el lugar por excelencia (“the place
of all places”), el reino más elevado de todos los reinos. Los seres que lo
habitaban estaban llenos del amor. Este, yo estaba y estoy convencido, es el
cielo. Tan maravilloso como pensé que era el reino anterior, después de
vislumbrar este nuevo reino que estábamos viendo, comencé a entender por primera
vez lo que Pablo decía en “I Corintios 13” cuando escribió: "si tengo el don de
profecía y puedo comprender todos los misterios y todo el conocimiento, y si
tengo una fe que puede mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada."
"No deduzco que las maravillosas almas del cuarto reino no tenían amor, porque
lo tenían, pero no hasta el nivel que las almas de este reino habían alcanzado.
"Pero tan rápido como ellos vinieron hacia nosotros, nosotros nos apartamos.
Desesperadamente le lancé un grito para que no me abandonase, para que me
preparase para aquella brillante ciudad, para que no me abandonase en este lugar
oscuro y estrecho. Del momento de mayor soledad de mi existencia yo había pasado
a la pertenencia más perfecta que yo había conocido nunca. La luz de Jesús había
entrado en mi vida y la había llenado completamente, y la idea de ser separado
de él era más de lo que yo podría aguantar.
"Entonces él hizo una cosa asombrosa y alarmante. Él abrió un pasillo a través
del tiempo que me mostró un aumento de las catástrofes naturales que venían a
esta tierra. Había cada vez más huracanes e inundaciones que ocurrían en
distintas zonas de nuestro planeta. Los terremotos y los volcanes aumentaban.
Nos estábamos volviendo cada vez más egoístas y llenos de superioridad moral.
Las familias se dividían, los gobiernos se rompían porque la gente sólo pensaba
en sí misma. Vi ejércitos marchar sobre los Estados Unidos desde el sur y
explosiones ocurriendo por todo el mundo que eran de una magnitud mayor de lo
que me podía imaginar. Me di cuenta de que si eso continuaba, la vida humana tal
como la conocemos no podría seguir existiendo.
"De repente este pasillo se cerró y un segundo pasillo comenzó a abrirse a
través del tiempo. Al principio parecían muy similares, pero mientras más se
desplegaba el segundo, más diferente se hacía. El planeta se volvía más
pacífico. Tanto la humanidad como la naturaleza estaban mejor. La humanidad no
era tan crítica de sí misma o de los demás. No era tan destructiva con la
naturaleza y estaba comenzando a entender lo que es el amor. Entonces nos
situamos en un lugar en el tiempo en el que éramos más bien como los seres del
cuarto y quinto reino. El Señor me envió el mensaje mental, "Depende de la
humanidad qué dirección elegirá. Yo vine a este planeta para mostraros, por
medio de la vida que llevé, cómo amar. Sin NUESTRO PADRE no podrán hacer nada,
tampoco yo podía. Te he mostrado esto. Tienes 45 años."
"Él entonces me dio órdenes de volver al plano humano y mentalmente me dijo,
"Tienes 45 años." Yo no entendí en aquel momento lo que él quiso decir con eso
de 45 años.
"Mi garganta ardía y el peso sobre mi pecho me estaba aplastando."
(Aquí, la experiencia cercana a la muerte de George Ritchie finaliza y vuelve a
la vida terrenal.)
NOTA DEL WEBMASTER (Kevin Williams):
el libro de George Ritchie, Vuelta de Mañana (“Return from
tomorrow”), que describe su experiencia cercana a la muerte, fue publicado en
1985. Esto fue aproximadamente 42 años después de su experiencia. Ya que Jesús
le dijo que él tenía 45 años, y se tardaron 42 años hasta que el libro de
Ritchie fue publicado, se puede asumir que Jesús quiso decir que Ritchie debía
publicar su testimonio antes de 45 años.