Steffan H ECM
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Descripción de la experiencia:
¡¡Hola!! Recientemente publiqué mi ECM en Facebook y Reddit y un compañero me pidió que lo enviara. Solo lo estoy copiando y pegando desde mi página de Facebook, pero si tiene alguna pregunta, házmelo saber.
Estoy seguro de que puede tener curiosidad sobre por qué me dispararon siete veces, así que responderé a eso en breve. Tuve un flashback o una pesadilla de una situación exacta que me sucedió en Irak, disparé mi arma al suelo como advertencia dentro de mi condominio (comunidad de vecinos, N.del T.), salí corriendo cinco minutos después en busca de ayuda y me disparó la policía. Adjunto un pequeño clip de imágenes de mi cámara personal (bodycam).
http://www.nderf.org/audio/steffan122921.mp4
No estoy tratando de predicar o influir en nadie, solo voy a decir la verdad. ¡Me dispararon siete veces! ¡Siete! Debieron de ser más, pero la mala puntería ayudó. Clínicamente morí al menos tres veces. Lo que sucedió durante ese tiempo fue bastante intenso. Intentaré resumirlo en unos pocos párrafos, pero las palabras realmente no lo hacen.
Me vi desde una perspectiva exterior, volando a través de un túnel oscuro. Era una bola de luz y energía que volaba muy rápido. Esto es todo lo que pude recordar durante días: yo volando a través de este túnel oscuro, pero nada más. Tenía destellos de lo que pronto se convertiría en un recuerdo completo, pero los dejé de lado como si la morfina estuviera jugando con mi cabeza.
Al tercer día de mi estancia en el hospital un cirujano entró en mi habitación. Me preguntó si recordaba haberme despertado después de que me llenaran de adrenalina. No tenía ningún recuerdo en absoluto.
Dijo que regresé, volví a caer y luego volví otra vez gritando '¡No, no, déjame ir!' Todavía no recordaba lo que había ocurrido. Me preguntó de nuevo en un tono diferente, diciéndome que había visto antes (esta situación) y que sentía curiosidad. Me dijo que habían tenido que sujetarme a pesar de que había recibido dos disparos en el pecho y tenía la mandíbula y el hombro hechos pedazos. Estaba luchando duramente por alguna razón. Cuando empezó a volver (esta lucha o esta situación, N. del T.) negué recordar nada de nuevo porque no quería que me tomaran por loco.
No estoy loco.
Después del túnel, me encontré de repente en el agua azul más hermosa que jamás había visto. La describo como un libro para colorear de azul. Un tono de azul que solo un niño puede conocer, como la última vez que jugué con ceras (crayones en México, N. del T.) A cada lado había hierba que estaba tan bellamente coloreada como el agua. Había gente en fila a ambos lados, aunque no les presté mucha atención nunca olvidaré las sonrisas y el amor que sentí irradiando desde todas las direcciones, especialmente justo frente a mí.
Al final del agua estaba la luz más hermosa que jamás había visto. Era como un sol que podía mirar directamente sin que dañara los ojos.
Con todo mi corazón, sentí que tenía que hacerlo porque lo necesitaba. No sé por qué, pero toda mi vida estaba envuelta en una misión: necesitaba llegar a esta hermosa luz.
Mi memoria se vuelve borrosa aquí. Pero recuerdo estar justo frente a la luz y sentir un éxtasis sobrenatural. No hay una palabra en el idioma inglés para explicarlo completamente. Aparentemente, me sorprendieron (sic). Volví a la conciencia y después la perdí. Esa parte la recuerdo.
Fue entonces cuando Dios me habló. Las palabras me golpearon justo en el pecho cuando dijo algo como "no es tu momento" o "no estás listo". No se comunicó con palabras, sino que la energía pasó de Él a mí.
La segunda vez que el cirujano me preguntó, rápidamente recordé todo lo que había pasado. Recuerdo que no quería irme. Recuerdo el amor, la luz y el éxtasis de cómo se siente realmente el 'hogar'. Sentí indignación que expresé con las palabras: “¡Cómo se atreven a sacarme de allí!''
Considere, la próxima vez que salga del trabajo, de la casa de un amigo o de un restaurante y diga que se va a casa; solo recuerde que mientras 'el hogar es donde está el corazón', aún no está en casa. El otro lado no es nada que temer. Cuando lloramos en un funeral, somos egoístas por no haber hecho esto o aquello con la persona. La persona que murió, hizo exactamente eso, pasó la prueba de la vida y ahora está llena de más amor del que se pueda imaginar. ¡Recomendaría estar feliz por ellos y orar por el día en que los vuelva a ver!
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Género: Male