ECM de Tami C
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Descripción de la experiencia:
En marzo de 1.984 estaba embarazada de seis meses y desperté con un severo dolor en mi pierna. Mientras me preparaba para ir a la sala de emergencias empecé a sentirme mareada. Me sentía como si fuera a desmayarme. Me recobré en unos minutos y mi esposo rápidamente manejó hasta la sala de emergencias. Mientras estaba allí, recostada, comencé a sentirme mareada de nuevo.
El personal de la sala de emergencias me llevó rápidamente en camilla a una sala de emergencias donde empezaron a trabajar desesperadamente en mí. Durante este tiempo, los escuchaba decir: “La estamos perdiendo y el latido del corazón del bebé está bajando”. Una enfermera se disculpó también; me dijo que sentiría un dolor tremendo cuando me pusieran una aguja en la muñeca para extraer sangre y medir el nivel de oxígeno.
No sentí nada salvo pura paz y nada de dolor. Sentí como que flotaba. Recuerdo pensar: “Sólo quiero dormir”. Una voz dijo rápidamente: “No, no es tu hora”. El personal de la sala de emergencias me administró una dosis de heparina ya que determinaron que era un coágulo. Una vez que fue administrado, desperté con un dolor insoportable
Sin yo saberlo, un doctor llevó a mi esposo a un lado y le dijo que no esperaban que mi hija (sí, nació un mes después pesando tres libras, once onzas) y yo siguiéramos con vida. Unos pocos días después me hicieron una radiografía que reveló dos embolias pulmonares (coágulos de sangre en el pulmón), que creen que las tuve durante los episodios donde me sentí desmayarme. El personal de la sala de emergencias me llevó rápidamente en camilla a una sala de emergencias donde empezaron a trabajar desesperadamente en mí. Durante este tiempo, los escuchaba decir: “La estamos perdiendo y el latido del corazón del bebé está bajando”. Una enfermera se disculpó también; me dijo que sentiría un dolor tremendo cuando me pusieran una aguja en la muñeca para extraer sangre y medir el nivel de oxígeno. No sentí nada salvo pura paz y nada de dolor. Sentí como que flotaba. Recuerdo pensar: “Sólo quiero dormir”. Una voz dijo rápidamente: “No, no es tu hora”. El personal de la sala de emergencias me administró una dosis de heparina ya que determinaron que era un coágulo. Una vez que fue administrado, desperté con un dolor insoportable.