ECM de Terry E
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Descripción de la experiencia:

Había tenido un parto difícil de nuestra primera hija el 23 de septiembre de 1970. Solo tenía 19 años, era de constitución débil y el bebé pesaba más de 3’5 Kg. Después de muchas horas de trabajo, el médico practicó finalmente una cesárea para extraerla. Me dijeron más tarde que había tenido una hemorragia en la mesa de operaciones y los médicos temían haberme “casi perdido”. Pero no fue entonces cuando tuve mi ECM. Eso ocurrió 10 días más tarde.

Estaba en casa con mi familia (mamá, papá y mi hermana) pues mi marido estaba en la fuerza aérea, destacado en instrucción a varios estados de distancia. Tuve mi primera reacción anafiláctica, los médicos supusieron que probablemente era una reacción retardada a las drogas recibidas en el parto. Mi madre y mi hermana me llevaron al hospital (en aquella época no había 911) y fui declarada clínicamente muerta al llegar. Recuerdo ser llevada en camilla de ruedas a la sala de urgencias y estar arriba en el ángulo de la habitación mirando abajo hacia mí misma en la mesa. Estaba boca arriba con los ojos abiertos pero sin ver. Había visto suficiente televisión para saber que estaba “muerta”. También recuerdo ver a mi madre y a mi hermana detrás de la puerta de la sala de urgencias tratando de mirar al interior a través de una ventanilla que había en la puerta. (Les dije que las había visto y que podía describir dónde estaban, cómo miraban y qué decían. No me creyeron… mi hermana dijo: “Pero tú estabas muerta. ¡Nosotras te vimos!” Por lo que tras su reacción no se lo dije a nadie más en muchos años).

Aunque esto sucedió hace casi 34 años todavía lo recuerdo vívidamente. No experimenté un túnel, pero en cambio estaba envuelta en una hermosa luz de amor y sabía que estaba en el regazo de Jesús como una niña. Era un sentimiento de amor incondicional, lo más parecido a ello quizás sea el abrumador amor que sentí por mi pequeña hija cuando la tuve en brazos… pero incluso eso no es lo mismo. No tuve una revisión de la vida, pero en cambio Jesús y yo tuvimos una asombrosa conversación donde él pacientemente respondió a todas mis preguntas. Una que recuerdo claramente: recientemente había terminado un agotador curso de cálculo y en el examen final había respondido bien a todas las preguntas menos a una… quería saber la respuesta a esa pregunta. Jesús se rió y me dio la respuesta, no en palabras sino en un “saber” que abarcaba no solo el elemento de la pregunta, sino una completa comprensión de todos los aspectos relacionales de la pregunta. ÉL tenía un maravilloso sentido del humor y tuve claramente la sensación de que ÉL disfrutaba con nosotros los seres humanos como un padre disfruta observando los pequeños líos en los que se meten sus hijos.

Se me permitió tener pleno conocimiento y comprensión. Y recuerdo que el conocimiento me percutió con toda claridad y pensé: “Por supuesto, es tan evidente. ¿Por qué nos lo estaremos perdiendo?” Aunque no se me permitió guardar todo el conocimiento que se me mostró, hay dos elementos que me permitieron conservar:

1) En respuesta a mi pregunta relacionada con las religiones del mundo y cuál era la “verdadera” religión, ÉL respondió: “Los hombres llegan a mí por muchos caminos” y tuve la completa comprensión de la respuesta que es mucho más extensa de lo que las palabras pueden comunicar. El asunto principal no es la religión, sino la fe.

2) En respuesta a mi pregunta de por qué estamos aquí, ÉL respondió: “Para amaros los unos a los otros”. De nuevo la comprensión y el significado de SU respuesta eran muy mucho mayores que las palabras. Todos formamos parte de ÉL y al amarnos los unos a los otros (y a nosotros mismos) estamos de hecho amándole a ÉL.

Tras lo que parecieron ser horas, pero solo fueron 7 minutos según los registros del hospital, ÉL me preguntó si quería regresar. Tenía la sensación de que ÉL ya sabía la respuesta, pero estaba preguntando por cortesía. Le dije que quería quedarme aquí y educar a mi hija. ÉL me dijo: “Como quieras” y en ese instante, estuve de vuelta en mi cuerpo. Sentí las agujas en mi cuerpo, y el dolor y oí al médico decir: “Creo que la tenemos de vuelta”.

Desde entonces he tenido una segunda hija y esperamos a nuestro cuarto nieto este mes de septiembre. Sé que mi objetivo aquí es ser una madre / abuela y que DIOS tiene ese rol en alta estima. Me tomo esa responsabilidad muy seriamente… ¡y me río un montón!

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? Sí. Nuestras palabras son inadecuadas.

¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? Sí. Reacción anafiláctica tras el parto.

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Físicamente estaba clínicamente muerta. Espiritualmente estaba más consciente de lo que jamás lo he estado antes o desde entonces.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? NO.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? No.

¿Pasó usted hacia o a través de un túnel o espacio cerrado? No.

¿Vio usted una luz? Sí. No vista, envuelta por ella.

¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? Sí. NUESTRO SEÑOR.

¿Experimentó usted la revisión de acontecimientos pasados de su vida? No.

¿Observó usted u oyó algo relacionado con personas o acontecimientos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? Sí. Vi a los médicos, a las enfermeras, a la familia.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? No.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? No estoy segura. ¿Alteración? Más que eso, no había ni espacio ni tiempo.

¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? Sí.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí.

¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Se me dieron sueños, siempre sobre embarazos, y los bebés me eran mostrados. Todos ellos han demostrado ser ciertos.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? No.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? No estoy segura.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Familiares cercanos y los niños cuando alcanzaron la edad adulta. Mi marido no me creyó hasta años más tarde. Mis dos hijas me creyeron.

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? No.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.